La Vanguardia

ADN, lo llaman

Jordi Gratacós inculca la filosofía del fútbol azulgrana en su proyecto en Moscú

- SERGIO HEREDIA Barcelona

“La suerte de Messi es que tenía dos hermanos mayores y tres primos con quienes hacía partidillo­s”

Jordi Puntí, Tot Messi

Jordi Gratacós (43) se recuerda a sí mismo, de niño. Le tiraba el fútbol.

–Estudiar, estudié. Pero me conocía mejor los cromos de los álbumes –confiesa.

Por teléfono, hablamos de fútbol. Le he llamado a Rusia. ¿No se juega allí el Mundial?

Gratacós enseña fútbol a niños rusos. Lo hace desde hace dos cursos: es el director técnico de la Barça Academy de Moscú. Se encarga de selecciona­r a un abanico de críos de entre cinco y catorce años. Cuenta con 210 alumnos.

–Y los niños que entran en la escuela, ¿qué vida llevan?

–La de un niño de su edad. Durante el día van al colegio y por las tardes se entrenan. Vienen dos o tres días de lunes a viernes. –¿Y qué les enseñan ustedes? –Nuestra manera de entender el fútbol. Y los valores del club.

Ofrece respuestas estándar. Toca insistirle. ¿En qué se distinguen los valores del Barça con respecto, por ejemplo, a los del Eibar? ¿Acaso el Eibar no enseña valores? ¿O el Valencia, o el Espanyol...?

–Creamos conjuntos ofensivos, atractivos visualment­e. Intentamos que el rol del equipo esté asumido: el esfuerzo, la ambición, la humildad. La identidad está clara: se trata de una forma concreta de entrenar. Queremos futbolista­s inteligent­es. Dominar el juego con la posesión en el campo contrario. Establecer una presión importante tras la pérdida del balón...

Al fin, la esencia azulgrana. En marzo, 45 escuelas de la Barça Academy disputaron el torneo internacio­nal en la Ciutat Esportiva. Había equipos sub-14, sub-12 y sub-10. Escuelas de veinte países. Chavales chinos, japoneses, guatemalte­cos, estadounid­enses, egipcios, singapuren­ses... y los rusos de Gratacós.

Asomarse a Sant Joan Despí era una experienci­a antropológ­ica. Africanos, asiáticos y europeos ofrecían el mismo fútbol. ADN, lo llaman.

–Al final, los chavales son iguales en cualquier país. La metodologí­a de los formadores determina la manera en que el fútbol se desarrolla. El resultado es curioso: hay contraste cultural.

–Pero ustedes ¡regalan el fútbol del Barça a centenares de niños!

–Es un concepto educativo. No sabemos transmitir de otro modo. (...)

Era el verano de 1982 cuando Gratacós vivía su primera aventura en el Camp Nou. Lo recuerda:

–El 8 de julio de 1982. Semifinale­s del Mundial. Italia echó a Polonia (2-0), con dos goles de Rossi.

–¿Fue allí con su tío (Pere Gratacós, que jugó en el Barça Atlètic, y también en el Valladolid, el Osasuna y el Figueres)?

–Fui con mi padre. Mi entorno familiar era muy futbolero. –¿Y a su tío no le vio jugar? –Le vi cuando estaba en el juvenil del Barça.

–Y como futbolista, ¿a dónde llegó usted?

–Poca cosa. A Tercera, con el Olot. Yo era un mediocentr­o que le ponía ganas.

 ?? FC BARCELONA ?? Gratacós (de rojo) instruye a sus jugadores de la escuela de Moscú
FC BARCELONA Gratacós (de rojo) instruye a sus jugadores de la escuela de Moscú

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain