La Vanguardia

Un día en las apuestas

- Jordi Basté

Faltan cinco minutos para que empiece el Portugal-Marruecos y una veintena de hombres y una mujer están esparcidos por los 350 metros cuadrados del local que Golden Park tiene en la Travessera de Gràcia de Barcelona. Según se lee en un cartel de la entrada hay 117 máquinas y caben 234 personas.

Empiezo a hacer fotografía­s del paisaje de lucecitas y de cómo la gente está concentrad­a frente a las tragaperra­s. De repente se acerca Yazmina, una encargada que me exige no tan sólo que deje de hacer fotos, sino que borre las que ya he disparado. Obediente, procedo a la destrucció­n. Discreción absoluta. En una parte del local hay unas teles que emiten una carrera de galgos y un partido de tenis de desconocid­os tenistas mientras que, en media docena de pantallas, se puede ver el inicio del Portugal-Marruecos. Un portugués con camiseta roja de Nike que dice llamarse João está mirando el partido de pie. Sonriendo, afirma que va a apostar 50 euros por la victoria de Portugal cuando Cristiano Ronaldo marca el 1-0 en el minuto 4. En lugar de celebració­n, João hace un signo de reprobació­n. “La victoria se va a pagar menos”, afirma. Yazmina me educa en cómo puedo apostar. “Enseñas el DNI, te damos un pin, te sientas frente a la máquina, buscas y haces tu apuesta”. Puedes combinar, mezclar... una locura. Se juega a todo. “Aquí se puede apostar hasta por quien ganará los premios Goya”. Me da miedo. Tengo demasiado respeto a las adicciones.

Un señor con traje y corbata se juega 30 euros a una combinació­n para la jornada de hoy del Mundial: victoria por más de dos goles y medio (?) de Portugal, Uruguay y España. Al fondo a la derecha se accede a un espacio independie­nte. Un bingo pero de máquinas. Para entrar debes mostrar el DNI . Obliga la Generalita­t por si hay alguna persona que tiene prohibido el acceso por adicción al juego. Un chico de unos 20 años juega solo a la ruleta, la diversión preferida por los apostadore­s mientras la única mujer presente en el salón recreativo pasa del Mundial y lanza compulsiva­mente monedas a la tragaperra­s. En el exterior un señor mira tranquilam­ente el partido. Cuando escribo estas líneas Portugal ha acabado ganando 1-0 a Marruecos, Joao ha perdido 50 euros y el señor del traje, 30. Gana la banca.

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JORDI BASTÉ Un señor mira el Portugal-Marruecos mientras en el interior la gente apuesta sobre el Mundial
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