Italia vuelve a cerrar sus puertos a otro barco con 226 refugiados
Salvini llama a las oenegés “desgraciadas” y a los rescatados “carne humana”
La cruzada del nuevo ministro del Interior italiano, Matteo Salvini, contra las oenegés que operan en el Mediterráneo sigue su curso. Ayer, el ultraderechista volvió a cerrar en un primer momento los puertos italianos a la alemana Lifeline, que había rescatado a 224 migrantes a la deriva con un barco con bandera holandesa. El también viceprimer ministro llamó a que “los falsos socorristas” se llevasen las personas a bordo a Holanda o a otros países de la UE, ya que, según denunció, efectuaron el rescate pese a que estaban en aguas libias y tanto los guardacostas libios como los italianos les indicaron que no se movieran.
“Lo que han hecho estos desgraciados, hasta poniendo en riesgo la vida de los inmigrantes que estaban encima de la lancha, es no escuchar a las autoridades italianas y libias para cargar esta cantidad de seres humanos y carne humana sólo porque son buenos”, dijo un Salvini desencadenado en un mensaje en su cuenta de Facebook. “No tocarán suelo italiano. Llevaos a toda la carga de seres humanos a Holanda, Gibraltar, a España, a Francia o donde queráis”, continuó el liguista.
Horas más tarde, el ministro de Infraestructuras y Transportes –de quien dependen los puertos–, Danilo Toninelli, ordenó que Lifeline trasladara las personas rescatadas a embarcaciones de la Guardia Costera italiana y que el barco fuera trasladado e inmovilizado en un puerto italiano para ser investigado. Según Toninelli, que no pertenece a la Liga sino que es cuota del Movimiento 5 Estrellas (M5E), el barco debe ser motivo de una investigación porque lleva “ilegalmente” la bandera holandesa, por lo que si esto se confirma, no debería tener permiso para navegar en el Mediterráneo. Lifeline asegura que pidieron puerto italiano y esperan que las autoridades actuen conforme al derecho internacional en su favor.
El ministro grillino, quien junto con Salvini firmó el comunicado cuando cerraron los puertos italianos al Aquarius, pretende que se estudie si esta oenegé está “poniendo en peligro la vida de los demandantes de asilo” con irregularidades. El Gobierno italiano critica que la embarcación es de 30 metros y tiene capacidad para sólo cincuenta personas, pero en estos momentos lleva a bordo 224. También está en el punto de mira otra oenegé que navega con bandera holandesa, Seefuchs, que el Gobierno de los Países Bajos ya ha dicho que no tiene permiso para llevarla, por lo que también será investigada.
A una situación similar se enfrentó hace pocos meses la oenegé catalana Proactiva Open Arms, que tuvo retenido durante semanas a su barco Open Arms después de que un fiscal considerase que había incurrido en ilegalidades al no entregar a migrantes a los guardacostas libios. Al final, se cerró la investigación sin cargos. En estos momentos el mismo barco se dirige por primera vez desde que fue incautado hacia el Canal de Sicilia.
Ni Salvini ni Toninelli criticaron que hace unos pocos días la nave Diciotti, de la Guardia Costera italiana, desembarcara a 509 migrantes en el puerto siciliano de Pozzallo. Su lucha es contra las oenegés, a quienes el ministro ultraderechista volvió a llamar “taxis del mar”.
Salvini tampoco tuvo palabras para las más de 800 personas que este año han muerto en el Mediterráneo, pero en una rueda de prensa junto a su homólogo austríaco, el miércoles, dijo que pesaban sobre las consciencias de los traficantes. De las personas que transportaba la Diciotti, 41 provenían del buque estadounidense Trenton, que les trasbordó cuatro días más tarde a la nave italiana. En un primer momento se dijo que vislumbraron doce cadáveres en el momento del rescate, que no recuperaron. Ahora, la OIM asegura que, según los testigos, traumatizados por torturas y violaciones en Libia, fueron 76 las personas que perdieron la vida en ese naufragio. Entre ellos, 15 mujeres y un bebé.
“Llevaros toda la carga de humanos a Holanda, Gibraltar, España, Francia o donde queráis”, dijo el ministro