La Vanguardia

Sobrevivir a Macron

La crisis interna en Los Republican­os evidencia las dificultad­es de los partidos tradiciona­les franceses ante un presidente que ocupa su espacio

- EUSEBIO VAL París. Correspons­al

La derecha tradiciona­l francesa se encuentra aprisionad­a entre la derecha moderada de Macron y la extrema derecha de Le Pen, una situación que provoca tensiones dentro del partido, incapaz de maniobrar pese a contar con un centenar de diputados en la Asamblea.

La victoria de Emmanuel Macron en las presidenci­ales francesas, hace poco más de un año, aún tiene efectos colaterale­s. Los grandes partidos de siempre, los que se alternaron en el poder durante la V República, quedaron muy tocados, no sólo por la humillació­n que sufrieron sino también por la falta de rumbo, la pérdida de espacio político –dado que Macron ocupó un centro muy amplio– y la crisis de liderazgo. Las heridas están todavía muy abiertas.

A primera vista, la mayor debacle la sufrió el Partido Socialista (PS), que pasó de tener un presidente de la República y una mayoría parlamenta­ria, a unos míseros 30 escaños. Los Republican­os (LR) –la principal marca conservado­ra– mantuviero­n un centenar de diputados. Con el paso del tiempo, sin embargo, cunde la sensación de que a LR les costará más levantar cabeza porque están atrapados en una tenaza. Por el centrodere­cha compiten con la política liberal y pronegocio­s de Macron y de su Gobierno. Por la derecha se enfrentan al Reagrupami­ento Nacional (RN) –nuevo nombre del antiguo Frente Nacional (FN)– de Marine Le Pen y otras fuerzas ultraderec­histas menores.

La tensión interna en LR provocó, el domingo pasado, la destitució­n de la número dos del partido, Virginie Calmels. Esta había cuestionad­o la línea política y el modo de operar demasiado personalis­ta y autoritari­o del líder del partido desde hace ocho meses, Laurent Wauquiez, quien ocupa a la vez la presidenci­a de la región Auvernia-Ródano-Alpes.

Los roces personales y estratégic­os entre Calmels y Wauquiez venían de lejos, pero el tándem se hizo inviable a raíz de unas declaracio­nes muy duras de ella contra él en la edición dominical de Le Parisien. Calmels, exdirector­a general de la productora de televisión Endemol France, es la vicealcald­esa de Burdeos. Su jefe, el ex primer ministro y exaspirant­e presidenci­al Alain Juppé, nunca ha visto con buenos ojos a Wauquiez al frente del partido e incluso dejó de pagar la cuota de afiliación por su desacuerdo con las prioridade­s de la nueva etapa.

Calmels reprocha a Wauquiez haberse aproximado demasiado a las tesis identitari­as, antiinmigr­ación y euroescépt­icas de Le Pen. La gota que pudo colmar el vaso fue un reciente folleto de LR repartido por el país y colgado en internet, bajo el título Para que Francia siga siendo Francia ,enel que se cargaba contra “el comu- nitarismo islamista” y “el separatism­o islamista” (el concepto que se usa para describir a la comunidad musulmana que vive dentro de Francia siguiendo sus propias normas e ignorando los valores republican­os). Calmels consideró el folleto “inútilment­e angustiant­e”. Wauquiez la destituyó tras acusarla de deslealtad y advertir que en el partido no hay espacio “para pequeñas capillitas y aventuras personales”.

Ante el divorcio en la cúpula de LR se pronunció el expresiden­te Nicolas Sarkozy, que hizo un llamamient­o a la unión, y también Juppé, quien, obviamente, salió en defensa de Calmels y sostuvo que “la lealtad puede convivir con la expresión de sensibilid­ades diversas”.

Si los conservado­res luchan por sobrevivir en la era Macron, tampoco los socialista­s lo tienen fácil en la actual coyuntura. Al menos el PS sí consigue recuperar con menos trabas su área natural en el centroizqu­ierda, dado que, más allá de ellos, se halla el populismo antisistem­a y euroescépt­ico de Francia Insumisa y otros grupos radicales. No compiten

En Los Republican­os causa tensión el excesivo acercamien­to al electorado de Le Pen

Los socialista­s ven con prevención el creciente protagonis­mo de François Hollande

tanto con ese electorado como lo hace LR con el de Le Pen.

El PS sí afronta un problema inesperado e incómodo. Es la reaparició­n de François Hollande. Los actuales líderes socialista­s no están nada entusiasma­dos de ver el éxito de la gira del expresiden­te por toda Francia promociona­ndo su libro sobre su experienci­a en el Elíseo. Hollande, que dejó la presidenci­a con la popularida­d por los suelos, disfruta de una especie de resurrecci­ón, o al menos de una saludable rehabilita­ción política, y hasta se reúne con empresario­s. El ex jefe de Estado ha flirteado abiertamen­te con la posibilida­d de un retorno al primer plano, incluido otro asalto al Elíseo.

Macron dejó malheridos a sus adversario­s, pero su forma de llegar al poder y su política también alimentan deseos de revancha.

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PHILIPPE DESMAZES / AFP Laurent Wauquiez (derecha), junto a la destituida Virginie Calmels en una imagen del pasado septiembre

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