Trump ordena reunir con sus padres a los más de 2.300 niños internados
Los menores han sido enviados a albergues y familias de acogida en todo EE.UU.
Él los separó y ¿él los reunirá? Desbordado por las críticas y las dificultades de su política de tolerancia cero con la inmigración ilegal, el presidente estadounidense, Donald Trump, ordenó ayer devolver a sus familias a los 2.342 niños retirados de sus padres en la frontera.
La ola de protestas contra esta política forzó anteayer a Trump a dar marcha atrás. Desde ese momento, sus detractores se han centrado en presionar a la Administración para que reúna a los niños con sus padres cuanto antes. La Casa Blanca no tenía ningún plan pero Trump ordenó ayer “hacer lo necesario” a los departamentos de Justicia, Interior y Asuntos Sociales. Las experiencias previas indican que reunirlos será mucho más difícil que separarlos.
Los niños afectados pasaron los primeros días en campos cerca de la frontera con México, donde sus padres están a la espera de juicio. Entretanto muchos han sido trasladados a albergues, familias de acogida o parientes desperdigados por todo el país. Aunque separados a la fuerza, sus casos siguen los mismos cauces que los previstos para los menores no acompañados que llegan de forma ilegal, un complejo puzle de agencias federales, organismos locales y oenegés que buscan familias que se hacen cargo temporalmente de los niños. En total, el Gobierno tiene actualmente a 11.786 menores inmigrantes a su cargo.
¿Dónde está mi hijo?, ¿quién se lo ha llevado?, ¿cómo que no sabes nada, si eres mi abogado? son algunas de las preguntas que los padres dirigen incrédulos e indignados a sus letrados, ha explicado Erik Hanshew, defensor público en El Paso (Texas), que escucha decenas de casos cada semana. Tampoco los jueces acostumbran a tener información sobre las circunstancias familiares de los acusados. “El proceso es caótico y bizantino”, afirma. Sucesivas llamadas a la oficina de reasentamiento pueden ayudar a seguir la pista de los niños y localizarlos pero se han dado casos de padres deportados sin sus pequeños.
También la primera dama, Melania Trump, tenía preguntas sobre el sistema y sobre “cómo ayudar a que estos niños se reúnan con sus familias”. Ayer realizó una visita tan sorpresa como calculada a un pequeño centro en McAllen (Texas) para entrevistarse con sus responsables. “¿Cuántas veces pueden hablar con sus padres?”, “¿cuántos días pasan aquí?”, les planteó durante una charla retransmitida por televisión.
Melania Trump visita por sorpresa un pequeño centro de internamiento de menores en Texas
Melania Trump se mostró complacida por las “agradables” instalaciones, nada representativas de la polémica actual: sólo seis de los 60 niños internados –de entre cinco y 17 años– fueron separados de sus padres al cruzar ilegalmente la frontera; el resto son menores no acompañados que llegaron con otros familiares o traficantes, un fenómeno relacionado con la violencia de las maras (bandas juveniles) en América Central que alcanzó su pico en el 2014. Tampoco era el organizado por jaulas ni uno de los centros para “niños de tierna edad” que el Gobierno federal prepara.
La orden presidencial que revocó esta política el miércoles autoriza la detención indefinida de las familias, juntas, mientras los adultos esperan su juicio por entrar de forma irregular al país. Pese a las dudas sobre la legalidad de la medida más allá del plazo de 20 días, Trump indicó ayer que la política de ‘tolerancia cero’ se mantiene intacta y ordenó al Pentágono que prepare instalaciones para albergar a 20.000 personas en previsión de futuras detenciones.
Entretanto, los republicanos fracasaron en su intento de unir a su ala moderada y más conservadora en torno a una nueva ley migratoria. El voto quedó aplazado a hoy. Los demócratas ya han advertido que no apoyarán ninguno de los textos a debate, que incluyen fondos para financiar el muro con México.