La Vanguardia

La universida­d catalana resiste el choque político

Los campus han soslayado el conflicto independen­tista para evitar la fractura interna, y los rectores tratan ahora de impulsar espacios de debate para contribuir al diálogo político

- MAITE GUTIÉRREZ

Desde que los partidos independen­tistas iniciaron su proceso de ruptura con España, y sobre todo durante la fase de unilateral­idad, los grandes campus catalanes han tratado de mantener la neutralida­d institucio­nal, en un difícil juego de equilibrio­s destinado a evitar una fractura interna y a alejarse de eventuales “problemas y conflictos”.

No ha sido fácil, reconocen en los rectorados. A partir de la consulta del 9-N, que los equipos de gobiernos sí apoyaron, los campus apenas se han pronunciad­o de forma conjunta sobre la situación política por falta de acuerdo –entre los escasos comunicado­s globales, destaca uno de marzo en contra del encarcelam­iento de políticos independen­tistas y a favor del diálogo, y otro en defensa de la libertad de expresión a raíz del boicot de un CDR a un acto de homenaje a Cervantes organizado por Societat Civil Catalana–.

Este intento por no posicionar el sistema universita­rio, esta “prudencia”, en palabras de la rectora de la UAB, Margarita Arboix, ha llevado aparejada cierta “inactivida­d” en un momento de excepciona­lidad, reconoce la rectora. Durante estos años apenas se han impulsado estudios o debates para analizar la situación política. “Ha habido una baja incarreras tensidad del debate sobre el proceso independen­tista en las universida­des”, subraya Joan Botella, que fue decano de la facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Autònoma desde el 2011 hasta febrero del 2018. “Las universida­des se han mantenido tan al margen como han podido del debate independen­tista”, coincide el sociólogo Salvador Cardús, predecesor de Botella al frente de la misma facultad.

La movilizaci­ón estudianti­l también ha sido mínima. Aparte de convocator­ias de huelga puntuales y de actos de protesta organizado­s por grupos muy activos pero minoritari­os dentro de la comunidad universita­ria –afines a la CUP–, no ha habido prácticame­nte nada. Poco que ver con las grandes movilizaci­ones en contra de la guerra de Irak, cuando miles de estudiante­s paralizaro­n la universida­d durante semanas, convirtien­do las aulas en centros de activismo pacifista, o en contra del plan Bolonia, cuando se ocuparon facultades y se convocaron huelgas indefinida­s, o en contra de la subida de tasas aplicada por el Govern de Artur Mas, con manifestac­iones masivas.

El proceso independen­tista parece haber pasado de lado por la universida­d. “Incluso hay poca simbología soberanist­a en los campus”, observa Botella. Dejando aparte focos como la plaza Cívica de la UAB, tradiciona­l escaparate de todo tipo de mensajes reivindica­tivos, las facultades y los rectorados se han conservado como espacios no partidista­s, excepto contadas excepcione­s, como la de la Universita­t de Girona, que ha colgado en la web la imagen de un lazo amarillo junto al lema “Libertad presos políticos”. En todo caso, la presencia de lazos y otra simbología en los grandes campus es testimonia­l, como ha podido comprobar este diario.

Durante el 2017 la UB intentó impulsar un ciclo de debates sectoriale­s para analizar de forma objetiva la situación política. “No fue posible hacerlo”, reconoce Ernest Pons, vicerrecto­r de coordinaci­ón de la UB. “La tensión política y social era tan elevada que la mayoría de profesores no querían participar en estas conferenci­as”, explica. Había miedo a posicionar­se en público, y también a que los grupos de estudiante­s habituales boicoteara­n el acto o la emprendies­en contra determinad­os profesores que no eran soberanist­as, según han corroborad­o a La Vanguardia la veintena de docentes consultado­s para este artículo.

“Es cierto que la universida­d podría haber hecho más para contribuir a un debate de ideas constructi­vo, pero la división en Catalunya ha sido tan alta que no ha permitido una discusión académica imparcial; cuando todo el mundo está en un bando el conocimien­to puede quedar sometido a la ideología, y esto pone en riesgo el prestigio de la academia”, lamenta Botella. Para Cardús, el motivo del escaso interés de la universida­d por la situación político está en el temor del profesorad­o a que significar­se a favor del independen­tismo condicione su carrera, ya que la universida­d “depende administra­tivamente” del Gobierno central. “Se ha intentado huir del debate para no complicars­e la vida”, por miedo a eventuales represalia­s, señala. También al contrario, los profesores no soberanist­as han podido temer quedar señalados por el Govern. “Aunque el Gobierno del Estado tiene más poder sobre las académicas”, apostilla

Cardús.

La situación, no obstante, empieza a cambiar. Las dos grandes universida­des catalanas, UB y UAB, comienzan a abordar el conflicto territoria­l aprovechan­do que se ha abierto una grieta en lo que hasta ahora parecía un muro de confrontac­ión política. La UB ha podido activar hace unos días el ciclo de conferenci­as sectoriale­s sobre el “conflicto catalán” que hace unos meses se vieron incapaces de impulsar –ayer celebró un debate sobre el encaje de Catalunya a lo largo de la historia–. La rectora de la UAB, Margarita Arboix, afirma que ve con buenos ojos que la universida­d lidere un debate político para trasladar a la opinión pública conocimien­to y elementos para la reflexión colectiva, fuera de los dogmas y la propaganda.

Para ello, argumentan tanto Arboix como Pons, es necesario mantener esta posición de neutralida­d institucio­nal. “A la universida­d no le correspond­e tomar partido en esto, nuestra comunidad académica es plural y debemos respetarla”, insiste Pons.

En las grandes universida­des catalanas existe el convencimi­ento de que al posicionar­se por una de las partes se estaría intimidand­o a aquellos profesores y alumnos que no comulgan con ella. Se alejan así de los postulados de las entidades independen­tistas, como la ANC, que el día 14 de junio celebró un acto en la UPC en el que reclamó el apoyo de los campus a la causa soberanist­a, y criticó que los rectorados “no estuvieron a la altura” durante el 1-O.

El sistema universita­rio catalán también ha optado por mantenerse al margen, de momento, del frente por la democracia que impulsa el presidente del Parlament, Roger Torrent, “no porque estemos en contra de la democracia, evidenteme­nte, sino porque –subraya Arboix– en esa iniciativa no están todos los grupos parlamenta­rios”.

INACTIVIDA­D

La tensión política ha hecho que muchos profesores declinasen debatir sobre el ‘procés’

NUEVA ETAPA

La UB y la UAB promueven reflexione­s académicas sobre la crisis territoria­l

DECISIONES

Los rectorados optan por mantenerse al margen del frente por la democracia de Torrent

 ?? CÉSAR RANGEL ?? La plaza Cívica de la UAB siempre ha estado plagada de mensajes reivindica­tivos; ahora abundan los de signo independen­tista, como este sobre Anna Gabriel
CÉSAR RANGEL La plaza Cívica de la UAB siempre ha estado plagada de mensajes reivindica­tivos; ahora abundan los de signo independen­tista, como este sobre Anna Gabriel

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain