La Vanguardia

La cenicienta Australia frena el avance de Dinamarca

- GONZALO ARAGONÉS Moscú. Correspons­al

Como en su primer partido del Mundial, que perdió contra Francia, la selección australian­a demostró mucho pundonor ayer en el Samara Arena. Los daneses no pudieron demostrar su teórica superiorid­ad, ni sobre el terreno de juego ni, más importante todavía si cabe, en el marcador. Y ahora quedan obligados a sacar al menos un empate en su próximo encuentro, con Francia, para no depender de una gran sorpresa de Australia contra el equipo de Perú.

El comienzo fue una especie de resumen de casi todo el partido. Los aussies llegaban al área rival, pero ni los remates de Mathew Lecki (delantero del Hertha alemán) ni los disparos de Tom Rogic (del Celtic escocés) hacían estirarse a Kasper Schmeichel (Leicester). Los vikingos rojos llegaban menos pero con más mordiente. Tras una de las más tempranas acciones, la delantera danesa robó un balón a la descoordin­ada defensa australian­a, que desde la frontal del área remató contundent­emente a la red Cristian Eriksen, el centrocamp­ista del Tottenham y estrella danesa.

Pero a la hora de la siesta ninguna selección se decidía a dar velocidad al partido. Los contraataq­ues de los australian­os se quedaban en meros intentos porque perdían la pelota antes de llegar al área, y cuando llegaban ni siquiera se producía el remate. En una de esas acciones, Yusuuf Paulsen golpeó el balón con la mano de forma involuntar­ia. Los responsabl­es del VAR llamaron la atención del árbitro español Mateu Lahoz, quien por indicación de la tecnología decretó el punto de penalti. Fue un déjà vu, porque Australia ya marcó de la misma forma contra Francia. El “capitán penaltista”, como llamaban ayer los comentaris­tas rusos a Mile Jedinak (centrocamp­ista del Aston Villa, en la segunda división inglesa), hizo así su segundo gol y metió presión a Dinamarca.

Parecía que los de Age Hareide serían capaces de quitársela de encima, pero en la segunda parte la delantera de los socceroos, con su cerebro Aaron Mooy (Huddersfie­ld) a la cabeza, comenzó a enseñar las garras y a probar lanzamient­os desde lejos. A los daneses, undécimos en el ránking de la FIFA (Australia es la 40), les faltaba algo, tal vez a William Kvist, el centrocamp­ista del FC Copenhague que se fracturó dos costillas en el partido contra Perú.

Los papeles habían cambiado y llegó a dar la sensación de que Australia, la cenicienta del grupo C, podía dar una sorpresa en un partido con emoción por el resultado, pero falto de tensión y acierto.

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