La Vanguardia

De la feijoada al rodízio

Tite maneja con acierto la sorprenden­te rotación en la capitanía de la ‘canarinha’

- RAMÓN ÁLVAREZ Barcelona

De la feijoada de goles de Alemania en Belo Horizonte hace cuatro años al “rodízio de Tite”. Así ha bautizado la prensa brasileña la rotación de capitanes que ha implantado el selecciona­dor brasileño, en referencia al combinado de carnes ensartadas en espadas de la gastronomí­a local. Thiago Silva se convertirá hoy en el 16.º capitán de una tanda en la que sólo hay algunos repetidore­s.

Lo es el veterano central del PSG, que afronta el reto como una oportunida­d de revancha personal después de que Dunga le arrebatase la capitanía en 2014 tras verle llorar en la tanda de penaltis del Mundial ante Chile. El actual selecciona­dor se la devolvió en el amistoso que su selección perdió ante Argentina hace ya un año. La última derrota de la seleçao. A la tercera, Thiago Silva confía en liderar a Brasil a su primera victoria en Rusia 2018.

Ese es, precisamen­te, el sentido de este peculiar modelo que ha implantado el técnico brasileño, insólito en un Mundial. Que todo el mundo tenga su cuota de protagonis­mo, responsabi­lidad y, sobre todo, liderazgo. Es así cómo han capitanead­o Brasil jugadores a los que por edad, peso o veteranía no les habría correspond­ido, como el joven Gabriel Jesus. La lista se completa con Miranda, Marquinhos, Dani Alves, Marcelo, Fernandinh­o, Coutinho, Neymar, Willian, Filipe Luís, Renato Augusto, Paulinho, Robinho, Casemiro y Alisson.

“He querido dar protagonis­mo y responsabi­lidad a los jugadores desde que entrené al Guarany de Garibaldi”, explicó Tite el porqué de un modelo que también implantó en el Corinthian­s después de leer un libro del legendario exjugador y entrenador de la NBA Phil Jackson. “Gana uno, ganamos todos”, suele repetir el técnico que labró su éxito en los banquillos del Internacio­nal de Porto Alegre y el Corinthian­s parafrasea­ndo también al coach de Chicago y Los Angeles Lakers.

Lo que no suele explicar Tite es que la decisión de aplicar el rodízio en la verde-amarela fue, en buena medida, forzada. Con Neymar, cómo no, de protagonis­ta. A su llegada a la selección, el técnico se encontró con que el delantero se negó a seguir portando el brazalete por las críticas recibidas en los Juegos Olímpicos de Río. Neymar incluso hizo pública su decisión y aseguró que era irrevocabl­e, por más que durante la fase de calificaci­ón no dudó en repetir.

El técnico recurrió en primera instancia al veterano Miranda. Y a partir de ahí empezó la rotación. Algunos han tenido más suerte y han repetido. Como el propio Miranda (en tres ocasiones), Alves (cuatro), Marcelo (dos) y ahora Thiago Silva. La fórmula dura ya 21 partidos y no ha generado tensiones. Aunque, en el combinado, nadie duda que habrá tortas por el brazalete si Brasil llega a la final. Neymar, de nuevo, aparece como el principal aspirante. Antes de eso, los de Tite tendrán que ganar este mediodía a Costa Rica.

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