La Vanguardia

Doncic, Rudy y el núcleo

- Juan Antonio Casanova

La Liga Endesa, para el Real Madrid. Normal. La sorpresa habría sido que Pedro Martínez hubiera derrotado al gran favorito por segundo año consecutiv­o y al frente de dos equipos distintos. Es curioso, y muy meritorio, que en una campaña marcada por las lesiones y otros contratiem­pos el equipo de Pablo Laso no sólo ha ganado la Euroliga sino que cierra la competició­n doméstica con el segundo mejor balance de la historia: 38 victorias-5 derrotas (88,4 %), igualando el del Barça 2000-01 y superado solo por el 33-3 (91,7%) del Real Madrid 1984-85. Para poner en perspectiv­a este soberbio bagaje ayuda saber, salvando todas las distancias, que las hay, que ningún equipo de la NBA ha llegado en una temporada, sumando la primera fase y los playoffs, a más del 87% de éxitos de los Chicago Bulls de Michael Jordan en la campaña 95-96: 87 victorias y 13 derrotas.

El de Luka Doncic es el primer nombre que salta a la vista a la hora de buscar protagonis­tas. El prodigio esloveno, que cumplió 19 años en febrero, ya como campeón del Eurobasket, se despide del baloncesto FIBA con un temporadón en el que ha sido elegido MVP de la Liga Endesa y de la Euroliga y también de la final four de ésta. Un polivalent­e superdotad­o (en mayo logró el primer triple doble en la Liga ACB desde el 2007) por el que siempre vale la pena pagar una entrada para verle jugar y que en su último partido de blanco, el cuarto de la final, dejó otra perla imposible en forma de triple clave, lanzado en absoluto desequilib­rio, en el último instante de la posesión.

Sin embargo, el MVP de la final fue Rudy Fernández. Ahí pesó mucho su excepciona­l cuarto partido, con 27 puntos (6/9 triples) y un 33 de valoración, pero es un premio merecido para un escolta y alero que, superados los problemas de espalda que amenazaban su carrera, ha vuelto por sus fueros y se ha hecho indispensa­ble en todos los aspectos del juego, empezando por la defensa. Un rey de los intangible­s, como lo demuestra que en los minutos de esta final en que ha estado él en la pista su equipo ha anotado 34 puntos más de los que ha recibido. Con Doncic han sido 37 más.

Pero ni el esloveno ni el balear. La razón principal del doblete madridista es la continuida­d de un núcleo duro cada vez más amplio y más fiable. (Un dato: Doncic solo fue titular en un partido de la final; Rudy, en ninguno. Aunque lo importante, cuando el marcador está igualado, no es empezar sino acabar en la pista). Un núcleo del que, tras las 14 temporadas de Felipe Reyes en el equipo y las 12 de Llull, forman parte las siete de Carroll (también clave en algunos momentos de la serie) y Rudy, las mismas de Laso en el banquillo; las cuatro de Ayón y Doncic (que debutó en el primer equipo con 16 años y 2 meses) e incluso las tres de Thompkins y Taylor. Ahí está el secreto –un secreto a voces– del éxito. Con el acierto en los retoques, por supuesto. Como el del último fichaje, el gigante Tavares, que ha multiplica­do el poderío del equipo blanco cerca de los dos aros. La única duda es la de Randolph –una estrella gélida–, que tiene dos años más de contrato pero solamente ha jugado 7 minutos en la final, todos en el primer partido.

Aquí la comparació­n con el Barcelona Lassa es sangrante. Sólo tres jugadores de la plantilla azulgrana (Navarro, Tomic y Ribas) llevan en ella más de dos temporadas, porque la creciente hegemonía madridista ha provocado continuas revolucion­es en el Palau. Ahora viene otra. Y, por mucho que el aficionado ame unos colores, ¿quién se identifica con un equipo que cambia radicalmen­te cada año y que, a pesar de ello (o quizá también por ello), gana muchísimos menos partidos de lo que solía?

En una campaña de lesiones y otros contratiem­pos, el Madrid ha ganado la Euroliga y la Liga

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain