La discreta ceremonia de apertura atrae a un público escaso
Los Juegos de Tarragona arrancan con un ambiente muy politizado y con escaso público
Con un baño de banderas, aunque no de multitudes, arrancaron anoche los Juegos Mediterráneos. Menos de 8.000 personas –muchas de ellas, con invitación– y no las 14.000 que se esperaban siguieron en directo la gala, presidida por el Rey y a la que, finalmente, sí asistió el presidente de la Generalitat. Los tímidos silbidos que se oyeron cuando arrancó el himno español quedaron ahogados por los aplausos, y las banderas españolas ganaron por goleada en las gradas, donde apenas se vio una estelada.
Los 3.600 deportistas de las 26 delegaciones –entre ellas, Kosovo, con 40 atletas, o Siria, con 33– que participan en los Juegos desfilaron por el césped, donde se instaló un escenario inspirado en las ruinas de un impluvium, una estructura doméstica romana. La delegación española, abanderada por la nadadora Mireia Belmonte, se llevó el aplauso más sonado.
La cantante Lucrecia y Antonio
MENSAJE DEL ANFITRIÓN
El alcalde Ballesteros asegura que estos serán
“los Juegos de la paz”
Orozco fueron las primeras sorpresas musicales de una gala en la que también el ejército tuvo su papel. Una formación de tres soldados de la Patrulla Acrobática de Paracaidistas del Ejército del Aire saltó con la bandera oficial de los Juegos Mediterráneos y luego el alcalde de Tarragona y presidente del comité organizador, Josep Fèlix Ballesteros, insistió que estos serán los Juegos “de la paz y los que harán historia” y agradeció la colaboración de todas las instituciones que los han hecho posible. Quim Torra se llevó una
LA REACCIÓN DEL PÚBLICO Vítores para el Rey y pitos para el presidente de la Generalitat
sonora pitada cuando fue citado.
El presidente del Comité Internacional de los Juegos Mediterráneos, Amar Addadi, tomó el relevo al alcalde y se refirió a la gran riqueza que supone la “diversidad” mediterránea y la importancia de extender los valores que implica el deporte. Addadi citó las 15 subsedes de los Juegos de Tarragona que desde ayer acogen algunos de los 33 deportes que se disputarán hasta el próximo fin de semana.
A lo largo de toda la gala parte del público gritó “Viva el Rey” y también se oyó el “yo soy español”. El Monarca dio la bienvenida a los participantes –primero en catalán y luego en inglés, francés y español–y dio por inaugurados los Juegos, tras lo cual fue ovacionado.
Las dificultades económicas y unas obras que no llegaron a tiempo obligaron a retrasar el certamen un año. Sin embargo, estos doce meses no sirvieron para acelerar los preparativos, que se han precipitado durante las últimas semanas. El desapego ciudadano se palpó ayer en un estadio que no se llenó y en una inauguración rodeada de un enrarecido ambiente político. Poco antes de la inauguración, más de 500 personas convocadas por la ANC y Òmnium Cultural se concentraron en los jardines de la Reconciliació, donde, además de apelar a la libertad de los políticos catalanes en prisión o en el exilio, lamentaron el papel protagonista del ejército en estos Juegos.
Mañana, en el anillo olímpico se concentrará buena parte de la actividad. En estas instalaciones, el principal legado que dejarán los Juegos en la ciudad, se estrenará la piscina olímpica (financiada por el Estado) y el palacio de deportes Catalunya (financiado por la Generalitat), donde se disputarán los partidos de balonmano.