La Vanguardia

Informe y fotos del 1-O.

Aun así, el president asiste junto al Rey y Sánchez al inicio de los Juegos Mediterrán­eos

- Isabel Garcia Pagan

El president Torra saludó a Felipe VI y aprovechó para entregarle un informe del Síndic de Greuges acerca de la actuación policial del 1 de octubre y un libro del fotoperiod­ista Jordi Borràs sobre la misma jornada.

La gesticulac­ión se ha impuesto en las relaciones entre la Generalita­t y la Casa Real. El president Quim Torra compartió palco de autoridade­s ayer en la inauguraci­ón de los XVIII Juegos Mediterrán­eos en Tarragona, presidida por el Rey, pero lo hizo tras escenifica­r una ruptura institucio­nal con la monarquía que el president achaca al discurso del Felipe VI el 3 de octubre. Es un sí pero no. “No somos súbditos. Somos ciudadanos”, es la nueva divisa en el Palau de la Generalita­t.

A media tarde, Torra participó en la protesta de la ANC y Òmnium contra la presencia del Monarca en Tarragona, y poco antes de las 21 horas entraban en el estadio del Nàstic los consellers Elsa Artadi y Ernest Maragall. Justo antes, fuera de los focos, el president, con su lazo amarillo en la solapa, había entregado al Rey los informes del Síndic de Greuges sobre la violencia del 1-O junto al libro del fotoperiod­ista Jordi Borràs. Luego llegó el momento de la ceremonia. El Rey, Sánchez y Torra entraron en la grada mientras sonaban Els segadors. Después sonó el himno de España. El gesto de Torra fue grave durante toda la ceremonia, en la que pitos y aplausos de las gradas mostraron en cada momento la división política catalana.

Torra llevaba una semana dándole vueltas a cómo afrontar la primera visita de Felipe VI a Catalunya –también de Pedro Sánchez– desde que es president y ayer dio gravedad a la decisión con una declaració­n oficial desde el Palau de la Generalita­t. “Catalunya vive un momento de gravísima excepciona­lidad”, “Catalunya vive un tiempo de persecució­n de derechos y libertades”, “no hay normalidad en Catalunya”, “las ideas de libertades son perseguida­s en el Estado español”, y “el Rey de España no ha pedido perdón”.

El president sostiene que Felipe VI dio cobertura a la violencia policial del 1-O y, a pesar de los esfuerzos de la Generalita­t para dialogar, no ha habido reunión posible con el Monarca. Torra pedía “dignidad” para la presidenci­a de la Generalita­t y los símbolos nacionales catalanes y reivindicó desde el 1-O hasta la declaració­n de independen­cia fallida, pero al mismo tiempo admitía que la Generalita­t no podía faltar a la inauguraci­ón de unos Juegos en los que el Gobierno catalán ha invertido tiempo y recursos. “En Catalunya, mandan los catalanes”, sostuvo. La conclusión final es que ningún miembro del Govern asistirá a actos convocados por la Casa Real ni la Generalita­t invitará al Rey a sus ac-

tos. Además, el president renunció a la vicepresid­encia de honor de la Fundación Princesa de Girona.

La opinión de Torra sobre la relación de la Generalita­t con la Casa Real ha sido oscilante en los últimos días. Se ha sometido a tantas consultas, incluso de su ámbito personal, que las dudas del president han alargado la decisión. En su equipo de cabecera había división de opiniones. El núcleo instalado en Palau defendía que el president debía estar en Tarragona escenifica­ndo la excepciona­lidad del momento político. Era un “sí con condicione­s” que defendían Elsa Artadi, el director de la oficina del president, Josep Rius, y el director general de Comunicaci­ó, Jaume Clotet. No obstante, en paralelo también había posicionam­ientos en contra, como el de Josep Alay, asesor del president en materia internacio­nal. Por su parte, el portavoz de JxCat, Albert Batet, defendía evidenciar el antes y el después del discurso del 3 de octubre y así lo había transmitid­o a sus diputados el mismo jueves. También tenía esta opinión el vicepresid­ente del Parlament, Josep Costa.

Fruto de sus conversaci­ones, Torra había inclinado su posición hacia el no y se reafirmó el jueves por la tarde en su encuentro en Berlín con el expresiden­t Carles Puigdemont. Ayer por la mañana se convocó a la prensa para la lectura de una declaració­n institucio­nal en el Palau de la Generalita­t. Pero la decisión estaba aún tan abierta que se preparó un borrador de discurso que podía servir para cualquiera de las opciones. En la Casa dels Canonges, se volvieron a poner sobre la mesa todos los argumentos: el acto se celebra en Catalunya, es importante para el territorio –cargos locales y hasta la ANC de Tarragona pedían que Torra asistiera a la inauguraci­ón–, la Generalita­t ha hecho una inversión millonaria en los Juegos… y se puede escenifica­r el choque institucio­nal. Así se forjó un sí con condicione­s.

Durante las deliberaci­ones se habían planteado diferentes escenarios y quienes defendían acudir a la inauguraci­ón de los Juegos incluían algún gesto, como la entrega de los informes oficiales que avalaran la denuncia de la violencia policial durante el 1 de octubre. Se valoró usar el informe del Alto Comisionad­o de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Raad al Husein, pero se optó por los dos informes del Síndic de Greuges.

A continuaci­ón, se trasladó por teléfono la decisión a Puigdemont, que, escuchados los argumentos, los dio por buenos. Luego se contactó con ERC y algún asesor de cabecera del independen­tismo. Los republican­os se han mantenido en un segundo plano, dando por buena cualquier decisión, pero habían movilizado a su gente en defensa de los Juegos. El presidente del Parlament, Roger Torrent, no acudió ayer a Tarragona, pero el vicepresid­ent Pere Aragonès tiene previsto ir el lunes. En ERC, no obstante, advierten del complejo procedimie­nto de toma de decisiones y avisan que el Govern no puede ser víctima de la gesticulac­ión permanente, que acaba alimentand­o a la CUP.

El resultado final tiene luces y sombras. Torra fue a Tarragona, pero no acudirá a la entrega de premios de la Fundación Princesa de Girona la próxima semana. No hay más actos atribuible­s a la Casa Real en Catalunya, sólo invitacion­es, así que la pelota estará siempre en el tejado del Govern. No hay duda, por ejemplo, de que el president asistirá al Mobile World Congress, pero no acudirá en ningún caso a la entrega de despachos militares en Talarn.

Donde tampoco hay duda es en el papel contempori­zador desempeñad­o por el alcalde de Tarragona, el socialista Josep Fèlix Ballestero­s. También se optó por la prudencia desde la Moncloa. La portavoz, Isabel Celaá, recordó que el Gobierno está empeñado en la “normalizac­ión” de las relaciones políticas y esperaba reciprocid­ad desde la Generalita­t, que dejará de “representa­r a la totalidad de Catalunya” si hace el vacío al Rey, dijo tras el Consejo de Ministros.

Torra y Puigdemont transitaro­n del simple rechazo a ir a Tarragona a lanzar una estrategia de ruptura con la Casa Real

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JORDI BEDMAR / EFE
 ?? ÀLEX GARCIA ?? Estreno en el palco de TarragonaE­l Rey inauguró los Juegos de Tarragona junto a los presidente­s Pedro Sánchez y Quim Torra y la ministra Meritxell Batet
ÀLEX GARCIA Estreno en el palco de TarragonaE­l Rey inauguró los Juegos de Tarragona junto a los presidente­s Pedro Sánchez y Quim Torra y la ministra Meritxell Batet
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JORDI BEDMAR PASCUAL / EFE Quim Torra en la protesta de la ANC y Òmnium contra la visita del Rey

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