La ventana de Cunillera
Después de unos días de mudanza y lágrimas de sus últimos inquilinos, a quienes la triunfante moción de censura les sorprendió tanto como al nuevo registrador de la propiedad de Santa Pola, el palacio Montaner, joya modernista que acoge a la Delegación del Gobierno en Catalunya, recuperó el relumbrón institucional con la toma de posesión de la nueva delegada, la veterana dirigente del PSC Teresa Cunillera. Un acto sobrio y breve que vivió momentos iniciales de caos organizativo, el tiempo que necesitaron jefes de prensa y protocolo para encajar el puzzle de autoridades. Y en el que el entusiasta relato socialista sobre la “nueva etapa” con la llegada de Pedro Sánchez a la Moncloa se topó con la agria polémica en torno a la inauguración en los Juegos Mediterráneos.
Curtida en la política madrileña como diputada en el Congreso y fontanera en el Ministerio de Relaciones con las Cortes, Cunillera cumplió en su debut con el dress code ideológico del Gobierno Sánchez: invitación al diálogo, palabras amables –“no me da miedo negociar”–, confianza en la posibilidad de conseguir “grandes acuerdos”, pero fidelidad absoluta al marco constitucional y al cumplimiento de la legalidad como únicos “delimitadores” del terreno de juego.
Sabedora de que la Delegación ha recibido duros embates independentistas, Cunillera dedicó palabras de reconocimiento a sus últimos predecesores , el socialista Joan Rangel y los populares María Llanos de Luna y Enric Millo, presentes en la toma de posesión, así como con los representantes de fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. Tras definirse como “leridana, trabajadora, de firmes convicciones y feminista”, hizo un llamamiento a esa “lealtad institucional” a la que tantos apelan y tan pocos practican. Y a no desaprovechar la “ventana de oportunidad” que se ha abierto para reconducir la crisis política en Catalunya. Desveló, así, que ya se ha visto con varios consellers y pidió reunirse en los próximos días con el president Quim Torra, que no parece ver de forma tan nítida la ventana de Cunillera. Ayer envió a su toma de posesión una reducida en número y rango representación, con Aleix Villatoro, director de Relacions Institucionals. Aun así, la presencia institucional fue nutrida, con la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, el alcalde de Lleida, Àngel Ros, Miquel Iceta(PSC), Carlos Carrizosa (Cs), la exministra Leire Pajín, el exlíder de Unió Josep Antoni Duran Lleida, y los representantes de la judicatura.