Una acción de gobierno sensata
Puesto en marcha el Govern de la Generalitat de Catalunya, operativo el mismo día en que Pedro Sánchez asumía la presidencia del Gobierno, los trece consellers que se han unido al president Quim Torra han empezado a explicar lo que serán sus prioridades de actuación en el marco de sus respectivas competencias.
Al margen de algunos encontronazos en el Parlament de Catalunya y al margen de las desavenencias políticas derivadas de la presencia del Rey en la apertura de los Juegos Mediterráneos en Tarragona y de los actos programados por la Fundación Princesa de Girona, con el trasfondo de la intervención de Felipe VI en la televisión, en su calidad de jefe del Estado, el 3 de octubre, deberíamos confiar en que la primera reunión institucional SánchezTorra el próximo 9 de julio sirviera para abrir caminos que, durante la presidencia del gobierno de Mariano Rajoy y la presidencia de la Generalitat de Carles Puigdemont, han estado cerrados.
A partir de aquí habrá que ver lo que vaya decidiendo el Consell Excutiu de la Generalitat en su relación con el dialogante nuevo Gobierno del PSOE y lo que sean capaces de poner en marcha los diferentes consellers en sus áreas de gobierno tratando de evitar enfrentamientos innecesarios.
Hemos visto que la gobernanza de Catalunya ha funcionado bien durante los 218 días de la etapa del 155 –tal como han reconocido los propios responsables políticos de los partidos independentistas– gracias al buen hacer de los funcionarios autonómicos en colaboración con el Estado, y debemos confiar en que, restablecida la autonomía, esto siga así.
Confiemos en que, a partir de ahora, los miembros del Govern no se dejen influenciar por las utopías de la CUP, del independentismo radical, o por los cantos de sirena que desde Berlín reclama machaconamente Puigdemont de respaldar el supuesto e ilegal “mandato del 1 de octubre” y la república catalana, abandonando la línea autonomista en que, pese a las gesticulaciones independentistas, se ha instalado el Govern desde su toma de posesión.
En este contexto, el área cubierta por el Departament d’Acció Exterior, Relacions Institucionals i Transparència se me antoja especialmente delicada. Yo fui el comisario de Catalunya avui, en 1981, que en la sede de la Unesco en París dio una muy buena imagen de una Catalunya dinámica; y yo fui el creador de la primera acción catalana de promoción de exportaciones y atracción de inversiones extranjeras de la Generalitat estatutaria. Aquello lo hicimos con lealtad institucional y respeto a la Constitución y al Estatut, como hace ahora Acció, pero que ni el ahora restaurado Diplocat ni las embajadas catalanas respetaron hasta la aplicación del 155.
Mal iremos si la acción de gobierno y, en especial, la acción exterior se adscriben al independentismo en contra de lo que opina la mitad de los catalanes y de lo que establecen las leyes.
Mal iremos si el Govern se adscribe al independentismo en contra de lo que opina media Catalunya