Arroces de mercado
El Racó de l’Agüir lo dirigen dos generaciones de una familia
Algunos restaurantes, sin publicitar ni ensalzar sus fórmulas, causan sorpresa cuando se disfruta en ellos de sus arroces, tanto por la honestidad como por la acertada precisión de los mismos.
En este sentido, 5 a Taula debe despachar, frecuentemente, consultas sobre dónde comer una paella o un arroz de calidad.
Son contados los restaurantes de nuestra ciudad en los que se puede confiar para tal fin. De todos ellos, 5 a Taula quiere destacar el que hoy comentamos; no sólo por la excelente calidad de sus elaboraciones, sino, también, por la cariñosa eficacia y la pasión que la familia propietaria y artífice del mismo pone en todo lo que hace.
En este racó nada es ficticio ni artificial. La autenticidad se lleva al extremo. La carta se modifica a diario en función del producto que Ferran, el chef, encuentra en el mercado al que acude cada mañana.
Y ese compromiso conlleva que toda receta se elabore partiendo de cero desde el momento que la comanda llega a la abierta cocina.
Y el resultado es espectacular. Este restaurante es un edén para todo amante del arroz, tanto en paella como en las innumerables versiones que se elaboran en tierras de Alicante. Partiendo de un arroz del Delta de gran calidad, la mano de Ferran en los fogones y de su hermano Iván en la sala hacen de esas elaboraciones una auténtica religión.
Y no es raro encontrar a Roser, madre del chef, al piano junto a Ferran o a Ferran padre acompañando a Iván en la sala. ¡Vaya póquer de personajes! El local, permanentemente concurrido por los habituales, resulta entrañable al reflejar, mágicamente, el ambiente de cariño familiar que se venera en la casa.
De la carta, a parte de los arroces, todo es recomendable: deliciosas croquetas de pescado, de pollo o de calçots; buñuelos de bacalao de excelente textura; tiernas alcachofas rebozadas, etcétera. Todos estos sencillos platos, adquieren nivel de excelencia al ser tratados con sumo cuidado.
En pocos restaurantes se disfruta de una mesa tan auténtica que provoca, en sí misma, la felicidad del comensal. Todo ello obra de los cuatro Agüir. ¡Vaya familia!