El colapso de Messi
El argentino se hunde de nuevo en la melancolía en medio del caos argentino
El momento merece una descripción detallada. Apareció Messi por la zona mixta del estadio de Nizhni Nóvgorod. No se paró ni un segundo pero tampoco iba rápido. Mirada absolutamente extraviada en el infinito, rostro serio, cabeza gacha, andar desangelado. Nada que ver con el primer día, cuando falló un penalti y aun así se vio con fuerzas para analizar la situación. Esta vez no. En esta ocasión, Messi encabezó un pelotón de jugadores que deambularon como alma en pena en el césped y ante la prensa.
Apenas se detuvo un minuto Javier Mascherano, sin ganas de fustigarse como suele hacer en las derrotas, aunque la frase la dejó a vuelapluma Sergio Agüero, cuando le preguntaron por el análisis que había hecho Sampaoli, diciendo que el proyecto había fracasado. “Que diga lo que quiera”, contestó con desdén, en una declaración que denota que la cocina de Argentina está revuelta también entre bambalinas. Ya hay rumores de destitución del entrenador, incluso antes de jugar frente a Nigeria, con fantasmas de motín en el vestuario incluidos.
En este panorama de drama deportivo, de inquinas y de desespero se mueve un Messi colapsado, que casi nunca ha podido desempeñarse en la selección como en el Barcelona pero que siempre había tenido un tono superior al de sus dos partidos en Rusia. Al menos ante Islandia lo probó una y otra vez, sin acierto, pero es que contra Croacia ni apareció. Sólo realizó 27 pases, tocó menos balones que el portero Caballero y estuvo el 84% del tiempo caminando. Sus compañeros no le encontraron y él tampoco pareció rebelarse. Estaba paralizado ante un destino que siempre le hace daño con Argentina. “Apagado” o “ausente”, fueron algunos de los calificativos de los medios de su país en referencia al rosarino, que ya ha visto pasar por el desbarajuste de su federación hasta a siete seleccionadores. Imposible construir un proyecto con tanta inestabilidad. “No supimos generar un hábitat para Leo, lo buscamos pero los rivales también lo hacen todo para que no le encontremos. La responsabilidad es del conductor, es decir mía”, se culpó un Sampaoli de manual, que optó por la vía de ponerse ante el pueblo como el gran responsable.
Parte de la responsabilidad la tiene también Messi, que acumula seis partidos mundialistas sin ver puerta, algunos de ellos sin ni siquiera tener ocasiones. Llegaba más descansado que otras veces, aunque con una carga elevada de minutos, y en la concentración de Argentina lo veían menos agobiado. Su familia vino a verlo tras el primer partido y él, aparentemente, estaba más a gusto tras haber decidido en los últimos tiempos abrirse al público argentino con numerosas declaraciones en los medios de su país. Tras su renuncia a la selección, en el 2016 había vuelto y había obtenido bastante más cariño, aunque ya hay algunas voces que ante una hipotética eliminación le piden que deje de nuevo la albiceleste.
No es el caso de Diego Simeone, pero el cholo, en un audio dirigido a su segundo, el mono Burgos, y que filtró la cadena Cope, critica a Sampaoli y al portero Caballero, que cometió un error garrafal contra Croacia, y se pregunta si
CRÍTICA GENERALIZADA
Todo son fantasmas en la concentración argentina, desnuda por el repaso croata
para un equipo normal no será mejor Cristiano Ronaldo que Messi. Carga de profundidad la del técnico del Atlético, siempre en las quinielas de futuribles del banquillo argentino.
A Messi apenas sólo le defendió Rakitic, su compañero en el Barça. El croata ponía énfasis en lo que suponía anular a Leo. “Es el futbolista más importante de su selección y del Barcelona y me duele todo el cuerpo por haber tenido que frenarlo. Creo que lo hemos hecho muy bien”, explicaba a un reducido grupo de periodistas catalanes. Mientras, la prensa internacional se pregunta si Messi ha perdido el halo de mejor del mundo.