Un aire fresco y muy agradable
Bruno Hortelano y Óscar Husillos barren una plusmarca española de 29 años: los 400 m
En mayo, este diario le lanzaba una propuesta a Bruno Hortelano (26). Le preguntaba:
–¿Se imagina un relevo español de 4x400 con usted y Óscar Husillos en este verano?
Hortelano, cuya experiencia en el 400 era menor en ese momento, enmudeció por un instante, abrió los ojos y respondió: –Sería interesante, cierto... Y luego se fue a descansar, a pensar en sus cosas. Hortelano descansa mucho. Aquella conversación se había producido en el CAR de Sant Cugat. Entonces Hortelano era aún una incógnita: llevaba casi dos años alejado de las pistas, convaleciente de un accidente de tráfico que había estado a punto de costarle tres dedos de la mano derecha.
Antes o después, iba a regresar. Aunque había sombras: se dudaba de su readaptación a la competición. De una pubalgia que le había afectado en el invierno, retrasando su regreso. Del lastre de la mano, que ahora la lleva enguantada, un rasgo de identidad de tinte marketiniano.
–Vamos a ver qué ocurre –contaba Àlex Codina, el hombre que le supervisa los entrenamientos en el CAR, ese plan que Adrian Durant, técnico de Hortelano, le envía desde Nueva York.
(...)
Todo explotó ayer, en Moratalaz, escenario del primer duelo entre Hortelano y Husillos, una carrera de perfil mediático que ya había corrido en las redes en las últimas semanas: llevábamos tiempo hablando de un hipotético duelo sobre los 300 m entre los dos fenómenos, los hombres que han reconvertido la velocidad en un espacio desconocido. Nuestro atletismo también puede producir maravillosos velocistas.
El duelo se produjo ayer. Un 400. Y la noticia es esta: ambos batieron el récord de España de los 400 m.
Hablamos de una plusmarca de 1989, de cuando Montjuïc reestrenaba su Estadi Olímpic, antesala de la Copa del Mundo, la de las sonrojantes goteras, y de los Juegos del 92. Entonces aún saltaban Carl Lewis y Mike Powell. Y volaba Bubka. Y asomaba Michael Johnson. Y no sabíamos nada de El Guerruj.
Aquel récord (44s96) era de Gaietà Cornet, hoy un ejecutivo reconocido, un alto cargo en el Comité Olímpico Español (COE) que en estos días ya aventuraba algunas cosas:
–Creo que Hortelano y Husillos podrían batir mi récord de España –vaticinaba.
Le guste o no, Cornet acertó de pleno: al fin y al cabo, nadie sabe qué pasa por la cabeza de aquel cuyo récord acaba de esfumarse. Es algo que no volverá.
¿Lo celebra? ¿Le entristece? Hortelano, apenas un advenedizo, se fue hasta 44s69. Y Husillos (24) firmó 44s73. Ambos fueron segundo y tercero, respectivamente, tras el dominicano Luguelín Santos (44s68).
Y los amantes del atletismo nos quedamos boquiabiertos.
Acabábamos de asistir a un momento único, icónico en todas las esferas: la caída de un récord que sumaba tres décadas. El regreso de un atleta desahuciado no hace mucho, cuando el corazón, el anular y el meñique le colgaban, sin piel.
Fíjense en la imagen. Verán una marca rectangular en el antebrazo de Hortelano. De allí le extirparon el trozo de piel con el que le recubrieron la mano. Una
EL VATICINIO
Gaietà Cornet, el hombre que poseía el récord, anunciaba en la víspera que su plusmarca podía caer
obra de ingeniería médica que hoy vale una fortuna.
El atletismo lo aplaude. –¿Volverá usted a correr? –le preguntaba La Vanguardia a Hortelano, tres meses después del accidente.
–En eso estoy. Le aseguro que pienso trabajar muy duro.
–¿Y se ve bajando de los 20s en los 200m (su mejor marca está en 20s12, que es récord de España, igual que su 10s06 en los 100m)?
–¿Por qué no? –contestaba. Lo que no se imaginaba (o nunca hizo público) es que su primer zarpazo lo daría en los 400 m, una prueba que apenas había disputado hasta la fecha.
Lo que ayer hizo fue abundar en la frase que repite como un mantra desde mayo, cada vez que aparece en una pista y firma alguna proeza:
–He vuelto para quedarme.