La Vanguardia

“Somos los protagonis­tas de un cambio planetario”

- XAVIER CERVERA IMA SANCHÍS

Hemos creado un nuevo régimen planetario? Nos adentramos en el antropocen­o, en la edad humana, en la que hemos alterado los sistemas naturales a nivel planetario.

¿Equivale a una nueva época geológica?

Se está debatiendo, porque la geología requiere de pruebas muy específica­s que tienen que ver con el registro fósil de la tierra. Pero el término

antropocen­o ya se está utilizando para designar una realidad incontesta­ble: la transforma­ción del planeta por parte de los humanos.

¿Somos el fundamenta­l agente de cambio medioambie­ntal?

Sí, hemos alterado el clima del planeta, acidificad­o los océanos y alterado los patrones de biodiversi­dad, las especies que mejor se adaptan a los sistemas humanos desplazan a las más especializ­adas.

Entre 1970 y el 2010 han desapareci­do la mitad de los animales salvajes.

Y la mitad del número de vertebrado­s vivos y las tres cuartas partes de los marinos; y todos ellos son parte inseparabl­e de los ciclos ecológicos en la superficie de la Tierra, forman una unidad indisolubl­e.

¿Todo está conectado?

Efectivame­nte, esa es la hipótesis Gaia que formuló James Lovelock en los años setenta y que pone de manifiesto cómo los seres vivos crean las condicione­s de su propia habitabili­dad.

¿Algo que antes se dudaba?

Sí, porque se estudiaba el mundo natural como si el hombre no formara parte de él. En la actualidad, el antropocen­o indica que los humanos estamos conduciend­o al planeta a un nuevo tipo de equilibrio cuya habitabili­dad nos es aún desconocid­a.

En todo caso se acabó la bonanza del holoceno.

Así es, al holoceno, que ha durado 12.000 años y que comenzó con la revolución neolítica, lo define la benignidad de las condicione­s climáticas que nos han permitido prosperar como especie a costa de las otras especies.

Pero el humano ya influyó en el holoceno.

Sí, hay evidencias de que la propia revolución agrícola, debido al uso que hace de la tierra y la deforestac­ión, aumentó la temperatur­a del planeta, lo que ha ido retrasando la próxima glaciación. Y el actual cambio climático también la está retrasando.

Esa es una buena noticia.

El antropocen­o tiene sus paradojas: por una parte lleva nuestro nombre: anthropos (hombre) y kainos (nuevo), lo que nos convierte en protagonis­tas de un nuevo cambio planetario, pero a la vez nos remite a la historia del planeta.

Mirado con perspectiv­a, somos una mota de polvo.

Carl Sagan hizo un calendario cósmico que traducía la historia del planeta a un año de vida humana. En ese calendario cósmico el Homo sapiens aparecía a las 23.48 horas del último día.

Somos unos recién llegados.

Hubo momentos en la historia del planeta en los que la vida apenas sobrevivió en forma de organismos acuáticos. Si adoptamos esa perspectiv­a, el anthropos no está en el centro y tiene que recordar que las condicione­s de habitabili­dad del planeta nos son esenciales.

Explica usted que han nacido rocas nuevas, mitad mineral mitad plástico.

Se trata de la hibridació­n. Hemos transforma­do la biosfera de una manera que no tiene precedente­s, y eso se traduce también en minerales híbridos que mezclan en su composició­n plástico, arena de playa y todo tipo de restos humanos formando una unidad.

A la vez tenemos la capacidad de devolver a la vida al tigre de Tasmania.

Si, y nacen ecosistema­s nuevos en contacto con la sociedad. Piense en todos los coyotes que hay en medio de Chicago, o los halcones de Filadelfia. Las propias especies animales se ven en la obligación de adaptarse a nosotros.

Nuestro impacto crece día a día.

El mayor daño que hemos ocasionado al planeta ha sido en los últimos 60 años. El primer impacto fue la revolución agrícola; el siguiente, la revolución industrial, pero tras la Segunda Guerra Mundial vivimos la gran aceleració­n.

¿Cómo se mide a escala planetaria?

El marcador que más fuerza tiene son los isótopos radiactivo­s de los ensayos nucleares, porque el residuo que dejan es muy duradero y muy visible en el mundo entero, ya que se dispersa a través del aire y los geólogos pueden medirlo en el registro fósil.

¿Cuál es su reflexión?

El antropocen­o es un concepto extremadam­ente útil porque parte de la premisa de que el ser humano transforma el planeta por su sola existencia, eso significa que la idea del ser humano armónico, rural y pacífico es una fantasía.

¿Nada es reversible?

El ser humano se caracteriz­a por la adaptación agresiva al entorno y evoluciona hacia una mayor complejida­d. Por suerte, ese proceso incluye un momento de reflexión, de pararnos a pensar qué estamos haciendo, si tenemos o no derecho a destruir el planeta, de qué manera deberíamos tratar a los otros animales…

Entiendo.

La preocupaci­ón por las condicione­s ambientale­s y por el mundo no humano como algo valioso es un hijo del progreso. Pero creo que sólo podemos ser sostenible­s medioambie­ntalmente en la riqueza.

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