Michel Hilaire
DTOR. MUSEO FABRE MONTPELLIER
Michel Hilaire y Stanislas Colodiet son los dos comisarios de la gran exposición Picasso. Donner à voir que durante todo este verano se podrá ver en el museo Fabre de Montpellier con préstamos de distintos centros.
Picasso sólo pasó una noche en toda su vida en Montpellier, la del 17 al 18 de octubre de 1926, y queda constancia por una factura de 307 francos del Hotel de la Métropole. Pero este verano, Montpellier, a mitad de camino entre Catalunya y la Provenza, las dos áreas que forman parte de la geografía sentimental picassiana, junto a su Málaga natal y París, presenta en el museo Fabre Picasso. Donner à voir (15 junio-23 septiembre), que constituye un exhaustivo recorrido por su producción artística desde 1895 hasta 1972. Los comisarios Michel Hilaire y Stanislas Colodiet han ordenado más de ochenta obras de Picasso en 14 fechas clave y una original escenografía .
1895-1896: Barcelona
Dos meses después de que muera Conchita, la hermana de Picasso, y de que este exponga con tan só- lo 13 años en una tienda de muebles de A Coruña, su padre obtiene plaza de profesor de dibujo en la Llotja de Barcelona en marzo de 1895. La familia llega en barco a Barcelona desde Málaga el 21 de septiembre. Y a principios del año siguiente Picasso pinta La primera comunión, que figurará en la exposición de Bellas Artes de Barcelona. La ciudad le abre las puertas de la modernidad. Autorretrato, de ese mismo año, es uno de los cuatro préstamos del museo Picasso de Barcelona en esta muestra (los otros son un dibujo de academia y dos paisajes de una playa de A Coruña y del puerto de Barcelona).
1901: París
Picasso se instala en París para una exposición en la galería de Ambroise Vollard, marchante de Gauguin y Cézanne, en 1901. Su paleta recoge escenas de cabaret, como en Desnudo con medias rojas, y está influenciada por las audacias cromáticas de Van Gogh, como se refleja en La muerte de Casagemas, retrato de su gran
amigo que se suicida en la capital francesa. La melancolía del artista tiene también su origen en las visitas a la cárcel de mujeres de Saint-Lazare. Poco a poco su pintura deja el eclecticismo y busca unos marcados tonos azules.
1906: Gòsol
La bohemia y la miseria, que comparte en una habitación con el poeta Max Jacob, empiezan a despejarse cuando Vollard le compra varias obras. Pero Picasso necesita buscar nueva inspiración y junto con Fernande Olivier regresa a Barcelona y se refugia dos meses en Gòsol, en el Pirineo, aislado del mundo. Trabaja la escultura, se empapa de los ocres del paisaje y busca nuevas fórmulas que nacen del románico y de Gauguin. De este último surge
Mujer con peine, un préstamo del museo L’Orangerie de París.
1907-1908: ‘Les Demoiselles d’Avignon’
Las experimentaciones sobre el desnudo femenino tendrán su culminación en una obra inspirada en un burdel de la calle Avinyó de Barcelona. Les demoiselles
d’Avignon abre la vía al cubismo y en el museo Fabre se exponen dos óleos del largo camino de preparación.
1911-1912: Cubismos
A partir del verano de 1911 Braque y Picasso inventan nuevas soluciones para sus pinturas cubistas que no se conforman con las formas geométricas. La utilización de letras pintadas y la incorporación de trozos de periódicos como collages abrirán nuevas
perspectivas. Naturaleza muerta
con silla de rejilla es una obra decisiva, dicen los comisarios de la muestra, porque introduce un trozo de hule como gesto provocador que cuestiona la propia pintura y su pugna con la reproducción industrial. Entre las piezas expuestas, un fino dibujo,
Guitarrista, pintado seguramente en Ceret en 1911.
1914: Experimentación
Ese año las investigaciones de Picasso se centran en objetos cotidianos: un vaso, una pipa, unas cartas, diarios. Prosigue su reflexión sobre el espacio y el volumen, juega con cuadros en relieve y con esculturas pintadas. Una de las obras más relevantes es El vaso de absenta, pieza de bronce pintado con una cuchara plateada, cedida por el museo Berggruen de Berlín.
1918–1923: La tradición
El reencuentro con Jean Cocteau, la colaboración con los Ballets Rusos y su boda con la bailarina Olga Khoklova significan el descubrimiento de Italia, el interés otra vez por la tradición y lo clásico, por Ingres y por Poussin, por el pasado y el futuro. El artista plural queda patente en Estudios, óleo donde mezcla escenas cubistas con otras de retorno a lo clásico. De ese periodo son dos obras importantes: Tres mujeres en la
fuente y La flauta de Pan, esta última pintada en Cap d’Antibes.
1924-1930: Surrealismos.
Picasso se acercó también al movimiento surrealista y obras como El pintor y su modelo son deudoras de la estética del azar catalizada a través de la escritura automática o los cadavres exquis.
Pero en el genio malagueño hay siempre un estilo propio que lo aproxima, por ejemplo, al escultor Julio González como se atestigua en la escultura-objeto Cabeza de hombre. A este periodo corresponden también obras como
Arlequín músico, préstamo de la National Gallery de Washington, y Gran desnudo en un sillón rojo, del museo Picasso de París.
1930-1931: Boisgeloup
El verano de 1930 Picasso compra el castillo de Boisgeloup , cerca de París, donde instala un taller de escultura y más tarde uno de impresión, en el que imprimirá los cien grabados de La Suite Vollard, expuestos en un espacio complementario del Fabre, ya que forla man parte de la colección permanente (donación de Frédéric Sabatier d’Espeyran que se expone completa por primera vez).
1937: Gernika
La invitación por parte de la República española a participar en la Exposición Internacional de París de 1937 no sólo dará lugar al
Gernika sino a las 18 viñetas que grabó en dos planchas tituladas
Sueño y mentira de Franco, que enlazan con la tradición burlesca y con Goya. Pero ese Picasso más comprometido con el drama de la guerra convive con la dulzura que acompañan algunos retratos, como el de Marie-Thérèse Walter y pronto el de Dora Maar, que antes de convertirse en su nueva musa documentará con fotografías el proceso de producción del
Gernika.
1946-1947: Reencuentro con el Mediterráneo
Tras la finalización de la II Guerra Mundial, Picasso empieza a visitar la Costa Azul, ahora en compañía de François Gilot. El verano de 1946 se reencuentra con Suzanne y Georges Ramié, que dirigen el taller de cerámica Madoura de Vallauris. Y a partir de este momento desarrolla una importante producción cerámica, transformando jarras y ollas en mujeres y toros. Su compromiso con el partido comunista refuerza su interés por este arte artesanal y su dimensión social. Ahí está la pieza Toro de pie.
1953-54: ‘Les femmes d’Alger’
El artista septuagenario, que rompe con Gilot, aporta una mirada irónica a su obra. Sus dudas vitales se reflejan en su presencia en forma de sombra en los cuadros. Entre el 27 de noviembre de 1954 y el 14 de febrero de 1955 pinta 15 telas relacionadas con
Les femmes d’Alger. La que se expone es la versión H, de la colección David Nahmad (que ha cedido tres obras poco conocidas, con
peculiaridad que son las únicas que no llevan vidrio). Una de las versiones de Delacroix, Les Femmes d’Alger dans leur intérieur,
forma parte de la colección permanente del Fabre, aunque seguramente Picasso solo la conociera por una reproducción.
1963-64: Mougins
La producción tardía del maestro, retirado en Mougins, elabora un lenguaje de figuras cada vez más estilizadas. Pinturas y grabados se centran en el desnudo femenino, con piezas tan elocuentes como Gran desnudo, óleo de tonos verdes, o un poco conocido
Pintor en el trabajo.
1972: Recuerdo de juventud
Hasta el último momento Picasso se mantuvo hiperactivo: entre 1970 y 1972 hizo 194 dibujos, 156 grabados y 201 pinturas. Mosquetero y pájaros es un doble homenaje al Siglo de Oro y a su padre, que solía pintar palomas. La exposición se cierra con el óleo El
joven pintor, un viejo con cara de joven sobre fondo blanco.