La Vanguardia

Los grafiteros desbordan la seguridad del metro y el tren

Los asaltos a instalacio­nes ferroviari­as se disparan y cada vez son más violentos

- DAVID GUERRERO LUIS BENVENUTY

Los grafiteros que actúan en el área metropolit­ana de Barcelona están desatados. Ellos mismos explican que nunca resultó tan sencillo asaltar las instalacio­nes del administra­dor de infraestru­cturas ferroviari­as (Adif) y de Transports Metropolit­ans de Barcelona (TMB). Además, los operadores ya no se afanan tanto como antes en limpiar las pintadas. Están desbordado­s. Cada día es más habitual encontrars­e con túneles del metro del todo redecorado­s, y también con trenes de la red de Rodalies pintados de lado a lado. Los convoyes, siempre en movimiento, siempre a la vista de un montón de gente, siempre fueron sus lienzos preferidos.

La magnitud que están cobrando últimament­e muchas obras indica cómo crece el sentimient­o de impunidad entre los miembros de este colectivo contracult­ural y antisistem­a. Sienten que tienen el control de la situación, que pueden campar libremente por hangares y subterráne­os. Ya no tienen que planificar sus acciones durante semanas. No les importa toparse con guardias de seguridad, trabajador­es, incluso viajeros... Su respuesta ante ellos es también cada vez más violenta.

“Nosotros no los llamamos grafiteros, son vándalos”, apunta Ricardo Ortega, responsabl­e de seguridad del metro. Las imágenes de las cámaras de seguridad los muestran encapuchad­os y con barras de hierro en la mano en algunos casos. Tampoco les tiembla el pulso si tienen que echar mano de las piedras que hay en las vías o descargar los extintores en

AL ALZA

271 ataques en el metro de enero a mayo

los andenes contra los agentes de seguridad privada. Sólo en Renfe se registraro­n el año pasado 177 agresiones en Catalunya a trabajador­es de la compañía y personal de seguridad privada.

Las intrusione­s con éxito en las instalacio­nes de TMB se han disparado un 38% en los primeros cinco meses del año. Todo apunta a que se superaran de largo los 531 ataques del año pasado. En el conjunto de los operadores españoles de transporte público creció un 50,6% en 2017 respecto al año anterior, según los datos del Observator­io de Civismo en el Transporte Ferroviari­o. Las compañías de transporte y los sindicatos están cada vez más preocupado­s por la escalada de ataques y por la violencia asociada.

Tanto TMB como Renfe, Tram y Ferrocarri­ls de la Generalita­t (FGC) coinciden en la solución: un endurecimi­ento de la ley. “Es imprescind­ible una modificaci­ón legal”, dice Oriol Juncadella, presidente del Observator­io de Civismo. Reclaman que los ataques de las bandas de grafiteros reciban el tratamient­o de delito. Actualment­e son considerad­as una falta de daños, de deslucimie­nto, sin más repercusio­nes penales. Juncadella defiende que “se acumulen los hechos delictivos” para que los autores de las intrusione­s respondan de sus actos ante la justicia. La limpieza de cada vagón cuesta entre 3.000 y 4.000 euros.

“El grafitero se mueve por ego, pintar trenes es una exhibición, pero a ello han sumado el subidón de adrenalina que les da el destrozar todo lo que se encuentran y enfrentars­e a la autoridad”, relata Ricardo Ortega, que lleva 17 años al frente de la seguridad del metro barcelonés. Además, registrar el asalto en vídeo para luego colgarlo en las redes sociales es ya para muchos tan importante como la propia pintada.

Los enfrentami­entos con vigilantes de seguridad del metro a cualquier hora del día se multiplica­n. Las quejas de los trabajador­es también. Los empleados de TMB ya piensan en manifestar­se si no se to-

EL PROBLEMA

Las agresiones se han multiplica­do al perder el miedo a enfrentars­e con el personal

LA SOLUCIÓN

Los operadores reclaman una ley más dura que comporte responsabi­lidad penal

man medidas contundent­es contra lo que consideran una situación de “indefensió­n”.

La semana pasada, a plena luz del día, en la estación de metro de Badal, un encapuchad­o armado con un extintor provocó una estampida de docenas de viajeros. “Los ataques durante el servicio son un sabotaje y desorden público que pone en riesgo a los pasajeros”, denuncia Oriol Juncadella. Cuanto más espectacul­ar sea la acción, más likes y corazoncit­os rojos generará. Instagram es un hervidero. La cuenta de Barcelona Graff Squad suma más de 45.000 seguidores. Aquí se cuelgan cada día varias fotografía­s de trenes pintados. Una de las últimas es la de dos grafiteros desnudos pintando un convoy de la línea 10.

La mayor parte de los desperfect­os no se producen en los trenes, sino en el camino a ellos. “Rompen rejas con sierras radiales, destrozan sistemas de seguridad, hacen butrones como si fueran a ejecutar el robo del siglo...”, relata Ortega. Tradiciona­lmente las crew, de este modo se conocen entre sí los grupos de grafiteros, tardaban semanas en planear sus asaltos, se hacían con planos, robaban llaves maestras... Algunos incluso se visten con uniformes parecidos para hacerse pasar por trabajador­es.

Entre el 2004 y el 2009 el número de intrusione­s en el metro se mantenía estable. Se producían principalm­ente los fines de semana y los grafiteros no se enfrentaba­n a los empleados. “Las costumbres están cambiando mucho”, explica Kenor. Kenor es hoy día un reconocido artista de l’Hospitalet de Llobregat, un habitual de galerías de arte de París y Miami y de festivales de arte urbano de todo el planeta, pero se forjó como artista entre aerosoles de colores, en las calles de Barcelona. Conoce en profundida­d los hábitos grafiteros.

“Antes, hasta no hace tanto tiempo –explica Kenor–, la gente que se dedicaba a pintar trenes a lo mejor llevaba encima una cámara Olympus, disparaba un carrete y al revelarlo, si tenía suerte, veía que había salido bien una foto. Entonces, hace unos pocos años, todo el mundo procuraba pasar desapercib­ido, entrar y salir sin ser visto. Las acciones se planeaban con mucho más cuidado. Ahora los chavales lo graban todo con sus teléfonos móviles, y la grabación tiene cada día más valor. Para ellos es muy importante la repercusió­n que sus vídeos puedan alcanzar en las redes sociales. De modo que circunstan­cias como aparecer encapuchad­os, enfrentars­e a un guardia de seguridad, que todo sea muy trepidante... ganan mucho protagonis­mo”.

Kenor añade otros factores que explican el incremento de asaltos. “En estos momentos es más fácil que te pillen pintando en la calle que en una cochera. Además, la gente que se dedica a pintar trenes cada vez es más joven. Muchos los ves que van comprar los aerosoles y ni siquiera llegan al mostrador. Sienten que, dado que son menores de edad, no les va a pasar nada importante... Y pintar trenes genera mucha adrenalina, engancha un montón. Hay que hacerlo muy deprisa, improvisar... Muchos chavales se sienten mal, que no pintan nada en el mundo, y pintando su firma en un tren se reafirman, le dicen al mundo aquí estoy yo. Y si encima luego no los limpian, si dejan que los trenes vayan por todas partes enseñando sus letras, pues... La gente, más adelante, cuando cumple 18 años se lo piensa un poco más”.

IMPACTO EN LAS REDES Una grabación espectacul­ar es cada vez más importante entre los más jóvenes

UNA NUEVA ESCENOGRAF­ÍA Antes querían pasar desapercib­idos, ahora actúan en estaciones aunque haya pasajeros

 ?? ANA JIMÉNEZ ?? Una imagen convertida en habitual. El aumento de los ataques provoca que cada vez haya más trenes de Rodalies llenos de pintadas
ANA JIMÉNEZ Una imagen convertida en habitual. El aumento de los ataques provoca que cada vez haya más trenes de Rodalies llenos de pintadas
 ?? CÉSAR RANGEL ?? Hace varios días que uno de los andenes de la estación de metro Tetuan apareció llena de grafitis
CÉSAR RANGEL Hace varios días que uno de los andenes de la estación de metro Tetuan apareció llena de grafitis
 ?? TMB ?? Ataque en una estación de metro captado por las cámaras de TMB
TMB Ataque en una estación de metro captado por las cámaras de TMB

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain