La Vanguardia

Soldados de una guerra olvidada

Hace 60 años que acabó el conflicto de Ifni, una contienda que fue censurada por Franco

- SANTIAGO TARÍN

Esta guerra empezó con un tiroteo y acabó con un telegrama. Hace 60 años, el 30 de junio de 1958, el ministro de la presidenci­a, el almirante Luis Carrero Blanco, envió un cable al general Gómez de Zamalloa ordenándol­e el cese de las hostilidad­es. Había terminado la contienda de Ifni; un conflicto que Franco censuró en la prensa española, y del que hoy todavía mucha gente no sabe ni que existió, pero que costó vidas españolas. Ventura Sánchez y Miquel Bolart combatiero­n en aquel episodio: son los soldados de una guerra olvidada.

Ifni es un territorio situado al sudoeste de Marruecos, actualment­e en la provincia de Agadir. En los años cincuenta del pasado siglo era una de las posesiones españolas en África. En abril de 1957 se produjeron en la colonia disturbios y asesinatos de españoles y personas leales a la metrópoli, por lo que Franco envió a dos banderas de la Legión y a la unidad recienteme­nte formada: los paracaidis­tas. El 23 de noviembre se iniciaron las hostilidad­es, con cruentos combates que costaron un número de vidas aún sin cuantifica­r a las fuerzas españolas. Unas fuentes hablan de un centenar, mientras que otras 200; amén de 300 heridos y 70 prisionero­s. Sin embargo, sobre las operacione­s se cernió una férrea censura, de manera que lo que ocurría en África era desconocid­o en España.

Ventura Sánchez (que ahora tiene 81 años) y Enric Bolart (que tiene 79) eran dos de esos jóvenes paracaidis­tas que fueron enviados a combatir en Ifni. ¿Cómo es ir a una guerra? Los dos se expresan de forma parecida. Eran jóvenes y lo primero que les pasó por la cabeza es que iban “a una película de tiros”. Luego vino el baño de realidad. Desde el primer momento estuvieron en primera línea de fuego. El pelotón del entonces cabo Ventura Sánchez fue enviado a rescatar el puesto avanzado de T’Zelata, que estaba cercado por el Ejército de Liberación Marroquí. El 24 de noviemde bre quedaron cercados en un cerro; con poca munición, sin prácticame­nte víveres ni agua. Sánchez vio morir a su teniente, Antonio Ortiz de Zárate, alcanzado por tres disparos de un marroquí que salió de detrás de una roca. Ventura recuerda cómo al partir prometió a su general “entrar en T’Zelata o en el cielo”. Allí perecieron cinco paracaidis­tas y otros 16 resultaron heridos. Él le preguntó a uno que había recibido un balazo si le dolía: “Es como un golpe”, le contestó. También se acuerda de las privacione­s: cuando se acabó el agua orinaba de noche en la cantimplor­a y a la mañana siguiente, cuando el líquido se había enfriado, se lo bebía. “Desde entonces tengo una gastritis crónica”. Como en uno esos filmes a los que creía que iba, el 2 de diciembre oyó el cornetín de la Legión: las fuerzas de auxilio rompieron el cerco. Días después enviaron a su unidad a recoger muertos en combates por el campo.

Bolart se alistó para hacer una mili diferente y porque le llamó la atención el uniforme de los paracaidis­tas. “Estábamos orgullosos de lo que éramos”, pero cuando llegó a Ifni “no es lo que esperábamo­s, pero estás allá. Comienzas a darte cuenta de lo que es una guerra. Ves compañeros muertos. Salir vivo de un combate es una suerte. No es verdad aquello de la bala con tu nombre. Es porque no te ha tocado. Lo que haces es automático porque te lo han enseñado. Te importa un rábano todo porque piensas que a ti no te tocará”.

El ejército español estaba infradotad­o para una guerra, hasta el punto de que el historiado­r Gabriel Cardona bautizó a aquella tropa de Ifni como el gigante descalzo. Los uniformes no se reemplazab­an; las rocas destrozaba­n las botas y los soldados iban con alpargatas; había poca munición; en el cuartel los chinches y las pulgas devoraban a los soldados. Sánchez explica que ellos tenían cartuchos fabricados en 1936 en una fábrica de Oviedo, y los marroquíes de la misma procedenci­a pero producidos en 1957. ¿Quién se los vendió? Se encoge de hombros.

La guerra de Ifni acabó con el acuerdo de Agra de Cintra, por el que se cedió el cabo Yubi y Ifni se convirtió en la 51 provincia de España. En 1969 fue definitiva­mente entregado a Marruecos. Sánchez y Bolart permanecie­ron en Ifni toda la guerra. El Ejército se replegó, abandonó los puestos avanzados y defendió la capital con una línea de trincheras. Ventura Sánchez continuó en los paracaidis­tas. Llegó a comandante. Acumula 3.000 saltos. En una ocasión lo subieron en un avión para llevarlo a Guinea, pero los bajaron porque no hizo falta combatir. Bolart acabó el servicio militar con 62 saltos; hizo guiones para cómics y novelas gráficas y trabajó en multinacio­nales. Recuerda con pasión su paso por el Ejército. Aún conservan contacto con los compañeros que viven y combatiero­n. Ambos han llorado al recordar aquel año en Ifni.

“En aquellos tiempos nos lo creíamos, que defendíamo­s a la patria. Luego ves que las medallas son para los políticos. Siempre es así”, dice Ventura. “No tienes madera de héroe”, cuenta Bolart. “Haces las cosas por obligación. Los únicos héroes son los que no vuelven”.

Son los soldados de una guerra olvidada.

Ventura Sánchez estuvo cercado días en un cerro sin víveres ni agua: acabaron bebiendo los orines

 ?? CÉSAR RANGEL ?? Miguel Bolart muestra su cartilla militar y una foto de cuando estuvo en Ifni; Ventura Sánchez exhibe imágenes de la época de la guerra
CÉSAR RANGEL Miguel Bolart muestra su cartilla militar y una foto de cuando estuvo en Ifni; Ventura Sánchez exhibe imágenes de la época de la guerra
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ?? Los recuerdos. Ala izquierda, una foto de Sánchez con el atuendo paracaidis­ta; abajo, documentos de Bolart
Los recuerdos. Ala izquierda, una foto de Sánchez con el atuendo paracaidis­ta; abajo, documentos de Bolart

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain