La maldición de las gradas
Tras la cuestionada gala de inauguración, el público brilla por su ausencia en la segunda jornada del certamen deportivo
Apenas un centenar de personas se apuntaron a ver los partidos de bádminton, con los que se estrenaba el flamante palacio de deportes Catalunya, con capacidad para 5.000 espectadores y en el que la Generalitat ha invertido 17,8 millones de euros. El día radiante y veraniego llevó a más tarraconenses a la playa que al epicentro de los Juegos Mediterráneos, ubicado en el barrio de Camp Clar. Ni para ver a la estrella deportiva del certamen, la abandera del equipo español, Mireia Belmonte, se llenaron las gradas de la nueva piscina, que apenas superó la media entrada.
El discreto ambiente en el anillo olímpico marcó la segunda jornada de los Juegos Mediterráneos en Tarragona. “Somos pocos... pero ha quedado muy bonito”, decía uno de los espectadores, un vecino de Tarragona que soportó estoico los más de treinta grados con los que acabó la mañana. “¡Que sofoco!”, exclamaban los padres de una nadadora egipcia. Los incondicionales de Mireia Belmonte y numerosos acompañantes y técnicos de los equipos que participaban en las pruebas de natación –los italianos destacaron por número y resultados– integraron el grueso del público.
“Si hoy es sábado y casi no hay nadie... imagínate la próxima semana...”, pensaba en voz alta un visitante del anillo olímpico. “Es que hoy es la verbena y la gente no está para esto...”, razonaba su acompañante. Ninguno de los dos tenía entrada. Su intención era dar un paseo por el “corazón” de los Juegos, el legado del que hace bandera el alcalde de Tarragona, Josep Fèlix Ballesteros: una zona deportiva de 28 hectáreas en la que se ha construido el palacio de deportes y la piscina de 50 metros y se ha remodelado y puesto al día el pabellón municipal y la pista de atletismo. Con ello se han transformado unos terrenos abandonados y conflictivos en un gran parque con estanque incluido. Aunque por el jardín apenas paseaba nadie ayer por la tarde. El ambiente se concentró en la piscina.
Y si la imagen de gradas vacías marcó la cuestionada ceremonia de inauguración, la postal se acentuó ayer en otras subsedes, como por ejemplo el pabellón de El Vendrell, donde se disputaron los primeros partidos de balonmano femenino sin apenas público.
Más tarde, en esta localidad se vivió algún momento de tensión cuando un grupo que pensaba adquirir las entradas en el propio recinto para ver al equipo español no pudo hacerlo, porque había que comprarlas a través de internet. Y ya por la tarde, las invitaciones proliferaron. Apenas se llenaron unas decenas de gradas de la Tarraco Arena Plaza, donde se disputaron los primeros partidos del voleibol masculino. Las pruebas deportivas continuarán hasta el próximo sábado.
En El Vendrell se acabaron regalando entradas para ver los partidos de tarde de balonmano