Coutinho habla con los pies
El jugador, inspirado en Rusia, enamora por sus goles y por huir del vedetismo
Ni llora de emoción ni se cambia el peinado ni se pasa medio partido discutiendo con el árbitro y los rivales, pero resulta decisivo en el Mundial. Desde la discreción comunicativa Philippe Coutinho está hablando con los pies. Eso es precisamente lo que más llama a la atención a la numerosa troupe que sigue el segundo a segundo de la canarinha, que el barcelonista no sea estridente ni controvertido, que se dedique a ser concreto en sus respuestas y en su rendimiento en el campo. En ese sentido representa lo contrario que Neymar, metido a prima donna constante y que intenta acaparar todo el protagonismo por la vía deportiva o extradeportiva. El blaugrana ha metido dos goles en dos partidos, el primero un trallazo impresionante y el segundo gracias a un disparo certero para rescatar a Brasil de un más que posible empate ante Costa Rica. En ambas ocasiones ha sido elegido el mejor futbolista del partido.
A sus 26 años -los celebró el 12 de junio en la concentración de la seleçao-, Coutinho está disputando su primer Mundial porque en el 2014 Scolari lo descartó en el último instante. Quedó fuera del torneo que se jugó en Brasil y ha afrontado el de Rusia con una ilusión extra. No podía haber empezado mejor la competición aunque él prefiere no individualizar. Tras la victoria del viernes el centrocampista, o mejor habría que llamarle delantero, siempre introducía una cuña colectiva en cada respuesta. “Lo importante es Brasil, que vayamos ganando, no mis goles y mi papel en concreto. No me gusta hablar de mí mismo como uno de los mejores del mundo”, repetía. Pero eso no significa que no tenga ambición. Al contrario. En su brazo izquierdo lleva un tatuaje que pone: “Nunca pares de soñar”. Y trata de aplicarlo. “Me gusta ese lema. Una buena prueba fue el partido con Costa Rica, un ejemplo de que siempre hay que seguir intentándolo”, expuso.
Coutinho tiene cerca de él en Rusia a sus padres, a dos hermanos y a su esposa, Aine, la pareja con la que está relacionado desde hace 11 años. Estos familiares y media docena de amigos forman su mundo más íntimo, mientras que el de Neymar, y
esto también lo resaltan en Brasil, está formado por una cadena mucho más abundante de toiss.
Un vistazo a los números, fríos pero realistas, ofrece el resultado de que entre el Barça y la selección Coutinho ha conseguido diez goles en sus últimos diez partidos. Su estado de forma es magnífico y ha empezado a recoger elogios. “Él y Neymar son nuestros líderes”, resume el seleccionador, Tite, que está preocupado porque ambos ya tienen una tarjeta y si ven otra antes de semifinales se perderían el siguiente partido. “Son nuestras dos grandes armas”, corrobora el histórico Cafú, campeón del mundo en el 2002.
Coutinho lleva tiempo preparando su asalto a la élite. Sabía que su traspaso al Barça le daría una buena oportunidad de mejorar y de estar más presente en el panorama internacional pero si no lo acompañaba de buenas prestaciones no le serviría de nada. Por eso hace un año el fisioterapeuta de la selección de Brasil viajó a Liverpool y estuvo un tiempo con él. Le hizo perder cuatro kilos y lo obligó a pasar más tiempo en el gimnasio porque si hay algo que no le gustaba al blaugrana era afrontar el trabajo en sala, alejado del césped. Entendió que debía ser más disciplinado en esto y ahora tiene un peso que ronda los 68. Se le ve rápido y liviano y, sobre todo, decidido. No se piensa ni por un segundo la posibilidad de chutar a puerta. Si lo ve claro, engatilla. Sea Messi o, en este Mundial, Neymar el que tenga como compañero.
“Los remates de fuera del área son importantes porque los rivales suelen cerrarse en su área. Pueden ayudarnos también a tener más espacios si se abren para que no chutemos de lejos”, explica el barcelonista. Su bota es un cañón.
El mediapunta trabajó con el fisioterapeuta de Brasil para perder peso y se acostumbró al gimnasio