La Vanguardia

Hazard y Lukaku dan una lección de ataque a Túnez y certifican su pase a octavos

- GONZALO ARAGONÉS Moscú. Correspons­al

Con mucha fuerza y dinamismo comenzaron ayer a correr sobre el césped los selecciona­dos del entrenador catalán Roberto Martínez, que planteó un partido básicament­e centrado en el ataque. Las estrellas belgas del fútbol inglés se plantaban enseguida en el área del portero tunecino Ben Mustapha, dejando atrás a los defensores. Consecuenc­ia de esa salida en tromba fue el penalti sobre Eden Hazard (Chelsea), que él mismo transformó en gol cuando apenas se habían dado tres patadas al balón.

Los de Nabil Maâloul no se amilanaron y trataron de imitar las acciones de la artillería belga. Pero la selección de Túnez no tiene la técnica de sus rivales de ayer y perdía con demasiada frecuencia la posesión. Esas ocasiones eran un pistoletaz­o de salida para Bélgica, que organizaba en un santiamén no pocos contraataq­ues. En uno de ellos Romelu Lukaku, delantero del Manchester United, se fue con autoridad de todos los defensas para batir a placer la portería tunecina.

Sólo habían transcurri­do 16 minutos y ya se intuía que Bélgica iba a coser a goles a Túnez y a confirmar su pase a octavos con contundenc­ia. Túnez, tras una fase de clasificac­ión en la que se reveló como el conjunto africano más en forma, trató de oponer resistenci­a para evitar terminar el Mundial como en sus pasadas cuatro participac­iones, pero su respuesta fue tan inmediata como insuficien­te. Un minuto después de la exhibición de fuerza de Lukaku, Dylan Bronn (Gante) remató a la red de cabeza una falta botada por Washbi Khazri, líder de la selección y delantero del Rennes. Fue un descuido fugaz de los de Martínez, que deberá analizar eso sí esos pequeños lunares de su defensa. Antes de terminar el primer tiempo, se reinició la fiesta belga cuando Lukaku, máximo goleador del torneo junto a Cristiano con 4 tantos, culminó con un remate genial una jugada de Thomas Meunier .

Poco después de la reanudació­n Hazard se escapó de sus perseguido­res y regateó al portero para marcar el cuarto, así que Roberto Martínez empezó a sustituir a sus mejores hombres dando entrada a Michi Batshuayi. El delantero del Borussia encadenó hasta tres ocasiones en las que el larguero, un defensa atento y algún espíritu maligno impidieron el gol. Consiguió el premio casi al final. Y acto seguido la selección tunecina, mediante Khazri, dejó el resultado definitivo.

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