La Vanguardia

Otra vez, el milagro alemán

Toni Kroos mantiene vivo al equipo de Joachim Löw al batir a Suecia en el minuto 95

- CARLOS NOVO Madrid

La vida de Alemania en el Mundial de Rusia pendía de un hilo cuando Toni Kroos fue a lanzar una falta en el lateral del área en el minuto 95. Iban 1-1. O era gol o Alemania iba a depender de terceros, lo que no suele ser un buen negocio; de hecho, suele ser pésimo. Un empate entre México ya clasificad­a, y Suecia, la dejaba fuera de los octavos. Kroos es un tipo frío. En el Madrid están acostumbra­dos a sus sobradas. Se cree un virtuoso. Casi siempre lo demuestra. Ayer en Sochi había fallado al propiciar el gol de los suecos en un error impropio de su clase en el pase. Balón perdido y gol. Seguro que pensaba en desquitars­e. Cedió en corto a Reus, este se la devolvió y Kroos mandó el balón con elegancia y suavidad a la escuadra. Una comba perfecta. Gol de Alemania. Suecia y México que lloran y el grupo patas arriba. Todo puede pasar.

La victoria no debe hacer olvidar a Alemania que sufrimient­os como el de ayer rara vez acaban bien. Kroos ya acumula muchos este año. Se está convirtien­do en un especialis­ta en jugar con fuego. El campeón del mundo tuvo muchos problemas para superar la férrea defensa sueca, que ya había dado muestras de su valor al eliminar a Italia en la repesca.

Disgustado por su derrota ante México, Löw introdujo cuatro cambios en el once respecto al debut. Se quedaron fuera dos va- cas sagradas como Khedira y Özil, un jugador que había recibido durísimas críticas por parte de la prensa y de los propios aficionado­s alemanes. Los recambios funcionaro­n bastante mal. Rudy, que jugó al lado de Kroos como medio defensivo, tuvo que retirarse antes de la media hora al sufrir un patadón involuntar­io en la cara que le dejó sangrando y Marco Reus no tuvo su mejor noche ni mucho menos.

Alemania atacó con todo desde el inicio, pero en toda la primera parte sólo creó peligro de verdad en los primeros diez minutos, hasta que se asentó la defensa sueca. Superada esa embestida inicial, Suecia pareció más peligrosa en sus contras. Berg desperdici­ó la primera, casi al cuarto de hora, en la que pidió penalti, pero Toivonen acertó en la segunda, sobre la media hora, tras un error de Kroos en el pase,

‘MATCH-BALL’ SALVADO Alemania ganó el partido en el último momento con un jugador menos por la expulsión de Boateng

Claesson abrió para Toivonen y este, con habilidad, superó a Neuer con una buena vaselina.

La segunda parte nació como la primera, pero con más madera en el campo. Löw dejó en el banquillo a Draxler por Mario Gómez, el tanque alemán que lleva toda la vida en el área. La acción dio frutos muy pronto. A los dos minutos de la reanudació­n empató Alemania con algo de fortuna. Centró desde la izquierda Werner, no acertó a rematar Gómez pero Reus estuvo listo para meter la rodilla y batir por fin al meta sueco, Olsen.

El 1-1 reactivó la furia del equipo alemán y encogió al cuadro sueco, que ya no pudo dar salida a un balón que le quemaba y no le duraba nada. Alemania puso la sexta marcha y se aplicó a forzar ocasión tras ocasión.

El paso de lo minutos se hizo eterno para los suecos. Thomas Müller, Hector, Reus... las ocasiones se sucedían para los alemanes. El último cambio alemán fue Brandt por un defensa, Hector. En plena acometida Alemania recibió un bofetón, la expulsión de Boateng que vio el VAR por doble amarilla. Qué más da diez o once alemanes cuando los suecos no salían del área.

El árbitro añadió cinco minutos: Gómez cabeceó solo y Olsen le sacó el balón; luego vino un tiro al poste de Brandt. Y llegó la falta de Kroos. Con el mundo fijo en él, Kroos puso el balón en la escuadra. El milagro alemán.

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FRANCOIS LENOIR / REUTERS El portero y los jugadores suecos ven con impotencia como entra en la portería el balonazo de Kroos en el último suspiro

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