Piezas de coche que pasan por la nube
Gestamp, uno de los proveedores de automoción líderes mundiales, implanta soluciones de industria 4.0 para ganar eficiencia y flexibilidad
Algunas de las piezas más pesadas de los coches –las de las carrocerías y de los chasis– pasan por la nube antes de ensamblarse en el vehículo. Gestamp, el gigante de los componentes controlado por la familia Riberas, maneja millones de datos en tiempo real sobre la producción de sus plantas –105 instalaciones en 21 países en las que trabajan 42.000 personas– para aumentar la eficiencia y dotar a las líneas de más flexibilidad, dos requisitos clave para responder a las necesidades cada vez mayores de los fabricantes finales. Los técnicos reciben esta información en sus ordenadores e incluso en teléfonos móviles. Da lo mismo que proceda de Alemania, de Estados Unidos o de India. Y gracias a la conectividad instantánea pueden toman decisiones operativas. Es la industria 4.0, que va de la mano de la digitalización, aplicada a la automoción, uno de los sectores tradicionales que más están cambiando, tanto en los productos que venden –los automóviles– como en los procesos de fabricación.
La cantidad de información que sale de las plantas de Gestamp es astronómica. Se consideran más de 3.000 variables por línea en frecuencias de 100 milisegundos. Al final, se procesan más de 70.000 millones de datos al día. Y eso que aún no están todos los centros conectados. “Trabajamos en una plataforma global en tiempo real que nos ayuda a hacer que las líneas sean más rápidas, a reducir el consumo energético o a optimizar el mantenimiento”, explicó Laura Viñolas, directora técnica de industria 4.0 de la compañía durante una visita realizada esta semana a la planta de Sant Esteve Sesrovires. Los responsables no dan cifras económicas de ahorro. Eso sí, aseguran que las líneas monitorizadas digitalmente ya han aumentado su disponibilidad en un 10%.
El centro de Sant Esteve, al que la compañía ha puesto el nombre de la vecina localidad de Abrera, estrenado en 1996 y hoy con 352 empleados, es uno de los más avanzados en la implantación de modelos de la industria 4.0. Situado cerca de la fábrica de Seat, produce 29 millones de piezas al año. La mitad son para esta y otras marcas del grupo Volkswagen. Las órdenes de pedidos procedentes de la factoría de Martorell –la mayor de España y una de las más modernas del consorcio alemán– se sirven en menos de cuatro horas. “Rapidez y flexibilidad son fundamentales y por ello tenemos un stock siempre suficiente”, explicó Antoni Carrera, gerente de esta planta de Gestamp, de donde también salen componentes para Ford, PSA, Renault, Nissan y Fiat.
Estas instalaciones del Baix Llobregat son uno de los referentes en hot stamping (estampado en caliente), tecnología en la que Gestamp es el número uno mundial y con la que se producen componentes más ligeros y resistentes que los que se cortan con el método tradicional, en frío. La factoría catalana cuenta con cuatro líneas de este tipo de las 84 que el grupo tiene en todo el mundo y una quinta totalmente novedosa, conocida como multi-step, que permite aplicar, también en caliente, varios pliegues en un único proceso. Además de fabricar chasis y carrocerías, el complejo de Sant Esteve alberga uno de los trece centros de I+D de ámbito global de la compañía y la sede corporativa de su división para el sur de Europa. Gestamp tiene 22 plantas en España en las que trabajan 6.500 empleados. Cinco están en Catalunya. La mayor, en Santpedor, dedicada al estampado en frío. En la Zona Franca cuenta con otra para ensamblaje. La de Castellbisbal se dedica a soldaduras en láser, como la de Palau de Plegamans, que también tiene líneas de estampación en frío.
El 38% de los coches en los que interviene Gestamp se hacen con hot stamping. Este sistema aporta el 25% de los ingresos y será clave para sus tres mercados estratégicos del futuro: Japón, China e India. “Queremos seguir creciendo más que el mercado y seguiremos abriendo plantas”, anunció el presidente ejecutivo, Francisco J. Riberas, durante la visita a las instalaciones catalanas. Entre el 2010 y el 2017, la firma creció una media del 14,5% anual, mientras que la producción de vehículos lo hizo en un 3,6%. El año pasado –el del estreno en bolsa– cerró con ventas de 8.202 millones de euros, un 8,6% más que en el 2016 y 890 millones (+5,8%) de resultado operativo. Magnitudes a años luz de las de su primer ejercicio completo, 1998, que se saldó con 240 y 43 millones, respectivamente.
La apuesta de los fabricantes de coches por la electrificación y la conducción autónoma supondrá una creciente externalización del “trabajo más tradicional, que quedará en manos de los grandes proveedores”, afirmó Riberas. Así, aseguró, Gestamp tiene un mercado potencial de 20.000 millones de euros hasta el 2025.
La firma de la familia Riberas, con 105 plantas en 21 países, mira a Japón, China e India para seguir creciendo