El momento de España
La selección podría llegar a la final sin cruzarse con ninguna gran favorita pero está obligada a recuperar el equilibrio defensivo y recoser heridas
La selección española podría llegar a la final del Mundial de Rusia sin cruzarse con ninguna gran favorita. Pero para lograrlo está obligada a recuperar el equilibrio defensivo y recoser heridas en un campeonato con grandes selecciones.
Es posible que un documental futuro descubra todos los detalles, incluidos los escabrosos, de lo que sucedió en la selección española de puertas adentro cuando fue sacudida por la traumática pero inevitable destitución de Julen Lopetegui a dos días del debut. Es posible que todo dependa de cómo acabe la historia. De si España llega lejos o no. Si no lo hace, si el trayecto se interrumpe de mala manera, probablemente no habrá que esperar a ningún documental, supurarán las heridas en poco tiempo y serán contadas.
El caso es que la roja tiene una oportunidad histórica ante sí, un camino por delante hasta la final que nunca disfrutó antes y que ya no se volverá a producir. No hay ninguna gran favorita que se pueda interponer a la selección española hasta el 15 de julio. El cuadro es benigno. Esta tarde está Rusia, que vive más del entusiasmo de su gente por su condición de anfitriona que de su voluntarioso fútbol. Es cierto que los jugadores locales llevan semanas encerrados para preparar la cita, que físicamente lo resisten todo y que tienen un par de futbolistas destacables (Golovin y Cheryshev sobre todo), pero España, dicho con brevedad, es simplemente mejor. Si los de Hierro superan este obstáculo y tirando de hipótesis, los próximos rivales podrían ser Croacia, sin duda un buen equipo guiado por Modric y Rakitic, y más adelante Inglaterra o Colombia. Adversarios temibles, sí, pero nada que ver con Francia o Brasil, por ejemplo.
Pero la teoría en fútbol está a veces a años luz de la práctica, y en lo segundo tiene España que aplicarse mucho y corregirse más. El aspecto de la roja no es el de un equipo compacto. Ataca bien como es costumbre pero cuando pierde el balón no se la identifica, desorientada y sin la idea que construyó Lopetegui, basada en la presión tras pérdida y en un repliegue colectivo diseñado para minimizar espacios. El grupo de Hierro ha encajado cinco goles en tres partidos, lo que localiza su debilidad. Peor aún ha sido la sensación de desbarajuste en algunos encuentros.
Ha habido debate alrededor de la figura del portero De Gea, defendido por Hierro apelando al típico código no escrito destinado a cohesionar al grupo. Sampaoli se lo saltó (sentó a Caballero tras su error) y no le fue mal ante Nigeria. Transmite poca seguridad el cancerbero y su falta de comunicación respecto a los centrales Ramos y Piqué ya ha sido sugerida por algún periodista. Es evidente que hay que recoser heridas abiertas, maneras distintas de entender el despido de Lopetegui que han perjudicado de alguna manera.
El seleccionador, que pasó de la corbata al chándal en unas horas, prefiere no intervenir demasiado
Las cuatro de la tarde. Es lo único que importa. Nuestros once jugadores se dejarán la vida” Vamos a jugar como si Rusia fuera Brasil. Lo que nos ha llevado al éxito ha sido tener el balón”
en la alineación, así que hoy sólo se espera la inclusión de Koke para fortalecer el centro del campo. Es el único puesto que está bailando en este Mundial, competido por el colchonero, por Thiago y también por Lucas Vázquez. Con Koke se busca mayor equilibrio, es un futbolista al que es difícil ver perder la posición. También el balón. La participación de Piqué, pese a sufrir un pisotón involuntario de Reina en la sesión, no peligra.
Ayer Hierro, en la rueda de prensa que se celebró en las instalaciones del estadio Luzhniki, escenario del partido, demostró que su discurso es más emocional que futbolístico, donde hay menos elaboración. “Mañana a las cinco de la tarde. Sólo eso debe preocuhaber
parnos. Lo demás no importa. Nuestros once jugadores se dejarán la vida porque donde se gana es en el campo”, dijo cuando le recordaron la dificultad que entraña enfrentarse a los anfitriones.
David Silva, a su lado, describió con más sofisticación la receta que necesita España: “Lo que nos ha llevado al éxito ha sido tener el balón. Esa es la filosofía adecuada, es la que nos condujo a ganar”. El centrocampista canario se refirió al tema de moda, las críticas recibidas por parte de la prensa española, apropiadas según los especialistas e injustas en opinión de los damnificados: “Somos profesionales y estamos acostumbrados. Lo que nos toca es dedicarnos a jugar y cambiar así las opiniones negativas aunque no sean merecidas”. En ese sentido Fernando Hierro pidió al entorno un discurso más positivo: “Si queremos ser optimistas lo podemos ser. Nos hemos levantado cinco veces”, apuntó en referencia a cada una de las reacciones posteriores a los tantos encajados. Silva dio al final una pista de cómo habrá que afrontar el partido: “Como si jugáramos contra Brasil”.