La Vanguardia

La hora decisiva de López Obrador

México decide si opta por la “gran transforma­ción” del líder de izquierdas

- ANDY ROBINSON Ciudad de México Enviado especial

Si esta era la víspera de la cuarta gran transforma­ción de México, tal y como insiste Andrés Manuel López Obrador, el veterano candidato de la izquierda mexicana que lidera todos los sondeos, nadie se lo imaginaría. Todo parecía muy tranquilo en Ciudad de México a 24 horas de las megaelecci­ones en las que se elegirán no sólo el presidente, sino a 128 senadores, 500 diputados federales, ocho gobernador­es, 972 representa­ntes de asambleas en estados desde Chiapas, en el sur, a Chihuahua, en el norte, el jefe de gobierno de la gigantesca megalópoli­s de Ciudad de México y alcaldes y concejales en 1.600 ayuntamien­tos.

En las dos otras ocasiones en las que López Obrador, conocido como AMLO, ha estado próximo a ganar las elecciones presidenci­ales, se utilizaron todos los métodos del maquiavéli­co manual de la política mexicana, desde el miedo a la compra de votos, pasando por fraude electoral, para cerrarle el paso.

Pero en esta ocasión, pese a un último sondeo en el diario Reforma, que da el 51% en intención de voto a López Obrador, 24 puntos por encima del rival mas cercano, Ricardo Anaya, del Partido de Acción Nacional (PAN), reina la calma en la capital mexicana.

Los grandes medios como Televisa y Televisión Azteca no han atacado como antes. Los organismos electorale­s han declarado enfáticame­nte que no se permitirán actividade­s fraudulent­as. La violencia que se ha cobrado las vidas de 120 candidatos en elecciones municipale­s no ha salpicado, al menos hasta la fecha, a las grandes contiendas electorale­s.

Ni tan siquiera los mercados financiero­s parecían demasiado preocupado­s el viernes ante la probable llegada al poder de un candidato calificado en los informes bursátiles como “populista”. Esto pese a que López Obrador ha defendido en el pasado la revocación de casi todas las reformas de privatizac­ión y liberaliza­ción implementa­das por el gobierno del Partido de la Revolución Institucio­nal (PRI) y su presidente, Enrique Peña Nieto, notablemen­te en el sector energético, donde se juega el futuro de la joya del Estado, la petrolera Pemex, ya en vías de privatizac­ión.

El peso se apreció frente al dólar a finales de la semana. La prima de riesgo sobre la deuda mexicana se estabilizó . “Yo observo confianza y tranquilid­ad en los mercados”, dijo un analista del banco estadounid­ense JP Morgan. López Obrador “despejará la incertidum­bre”, llegó a decir el economista jefe del grupo bancario Citibaname­x, Ernesto Revilla.

Se espera en la madrugada del lunes una declaració­n de Rogelio Ramírez de la O, el veterano y liberal asesor económico del candidato, para asegurar a los mercados que, cuando López Obrador anuncia el fin de la “mafia del poder”, se refiere al PRI y al PAN y no a los bancos y fondos de inversione­s internacio­nales.

Si la popularida­d de AMLO se traduce en votos para su partido, Morena, creado hace sólo cinco años, podría haber una auténtica debacle para el PAN, que puede perder la mitad de sus diputados, y el PRI, que se juega ocho de sus nueve gobernatur­as. Semejante derrota sería catastrófi­ca para un partido que monopolizó el poder durante 70 años, y hasta logró vol-

Y A LA TERCERA...

En las dos veces anteriores que se presentó, el fraude y el miedo le frenaron

LA INSEGURIDA­D

La violencia, que ha castigado la contienda municipal, no salpica las presidenci­ales

ver al poder en el 2012, tras dos sexenios del PAN, gracias a los encantos del joven Peña Nieto y de su mujer, estrella de telenovela. Pero abriría el camino hipotético a la anulación de las reformas, ya que se precisaría una mayoría absoluta en el Congreso.

“Es extraño porque podemos estar al borde del colapso de los dos partidos del poder pero estos se entregan resignadam­ente a ser fusilados”, ironizó Luis Miguel González, director del diario El Economista. Puede ser que México haya descubiert­o finalmente la tolerancia democrátic­a. O tal vez la tranquilid­ad en Ciudad de México y Wall Street se debe a que, más allá de la retórica electoral de López Obrador, nadie se cree que ésta va a ser una gran transforma­ción como las tres anteriores: la independen­cia (1821), la guerra de la reforma (1858-61) y la revolución (1910). “En México sólo se sacuden las elites con guerras y revolucion­es”, añadió González.

Pese a todo, en México, con su larga tradición de urnas “embarazada­s” y “ratones locos”” (operadores del PRI encargados de ir de colegio a colegio para llenar las urnas de papeletas falsas), es imposible descartar del todo la posibilida­d de fraude. La famosa “caída” del sistema de recuento que en 1988 le restó una victoria segura al excompañer­o de López Obrador, Cuauhtémoc Cárdenas, está grabado en la memoria histórica.

Es más, hay un precedente más reciente. El año pasado , el PRI sacó rendimient­o máximo a su máquina electoral para imponerse en las legislativ­as en su histórico feudo el estado de México. Empleó tácticas que incluyeron la compra masiva de votos y un camión que descargó una veintena de cabezas cortadas de cerdo delante de las oficinas de Morena en un de los estados más corruptos y violentos del país.

“Ganaremos pero no será jogo bonito”, confesó antes de esas elecciones el líder priísta Jorge Carlos Ramírez Marín en una reunión a puerta cerrada con periodista­s. Algunos temen que la frase pueda recobrar relevancia en el recuento del voto en la madrugada del lunes, casualment­e el día del partido Bra- sil-México en el Mundial.

Pero la mayoría de los analistas creen que, dada la enorme ventaja de López Obrador, un fraude de estas dimensione­s es imposible. “El fraude no va a impedir que gane Andrés Manuel López Obrador; la gente esta despierta, tenemos redes sociales y la tecnología electoral no es lo que era hace 30 años”, dijo Andrés Maza , un consultor político en Monterrey.

Por si acaso, López Obrador ha negociado pactos con el sindicato de maestros para que sus miembros puedan ir a los colegios electorale­s y vigilar. Eso sí, aunque los poderes oscuros se resignan ante la victoria de López Obrador, harán un esfuerzo para evitar que Morena alcance la mayoría en el Congreso. Según dice Mazas: “Estarán comprando cualquier voto que no sea Morena”.

Pese al apoyo masivo que ha ido consolidán­dose en torno a López Obrador, no hay un culto a la personalid­ad como en elecciones anteriores. Este es un voto de hartazgo con los dos partidos que han gobernado en el ultimo cuarto de siglo de estancamie­nto salarial, pobreza persistent­e, corrupción endémica, y violencia atroz.

“AMLO ganará aquí en Chiapas pero no porque se crea que será el mejor presidente, sino porque hay un malestar y un deseo de castigar a los otros partidos”, comenta Rafael Victorio Ruiz, asesor político en Tapachula, en la frontera con Guatemala.

¿Que hará AMLO si llega al poder? Es difícil saber porque la clave del éxito de su campaña, ha sido la ambigüedad en todo lo que no sea las denuncias a la corrupción. No hay indicios de que quiera transforma­r la relación comercial con EE.UU. aunque sus asesores defienden la diversific­ación de sus socios. “Trump es el proteccion­ista; AMLO no; quiere mantener el Tratado de Libre comercio y ha nombrado un equipo comercial muy habilidoso”, decía Gabriel Cavazos, un experto en derecho comercial del Tecnológic­o de Monterrey.

Pero López Obrador quiere romper con lo que califica como la “época neoliberal”. “Las reformas estructura­les, la liberaliza­ción, y la globalizac­ión es un camino incorrecto”, dijo uno de sus principale­s asesores económicos, Gerardo Esquivel, en una entrevista concedidaa La Vanguardia antes de la campaña electoral. “La alternativ­a de Andrés Manuel es cambiar ese paradigma hacia un esquema de fortalecim­iento del mercado interno, elevar la capacidad de compra de los trabajador­es, combatir la desigualda­d; e impulsar la inversión publica”. No sería la cuarta “gran transforma­ción”, pero pronto se verá si este programa acaba por perturbar la tranquilid­ad de la víspera electoral.

EXPECTATIV­AS LIMITADAS “Aquí sólo se sacuden las élites con guerras”, advierte el director de ‘El Economista’

MÁS DUDAS QUE CERTEZAS La clave del éxito de campaña de AMLO es la ambigüedad en todo menos la corrupción

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MARIO GUZMÁN / EFE López Obrador saludando a sus seguidores durante el cierre de campaña en el estadio Azteca de la capital
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JOHAN ORDONEZ / AFP Carteles electorale­s cuelgan de las paredes de esta calle del barrio de Iztapalapa en Ciudad de México
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