Feijóo muestra su cercanía con Cospedal en la batalla por el PP
La sintonía con la secretaria general contrasta con la frialdad con Santamaría
La carrera por la sucesión de Mariano Rajoy al frente del PP incluye una peregrinación inevitable, que no es a Santiago de Compostela, sino más bien a la ciudad de A Coruña, en cuya sede provincial el barón popular gallego Núñez Feijóo ha recibido en los últimos días a los principales candidatos, Pablo Casado, Soraya Sáenz de Santamaría y Dolores de Cospedal. “Las palabras de Feijóo son como las Divinas Palabras de Valle-Inclán y una imagen con el presidente de la Xunta tiene efectos cuasi milagrosos”, dijo esta semana en la capital de Galicia otro aspirante, el exministro García Margallo, quien aventuró que “mantendrá la neutralidad institucional en el proceso”. Sin embargo, ayer, durante la visita coruñesa de Cospedal, el dirigente gallego mostró una elevada sintonía con ella, al alabarla por “dar la cara, por ponerla aunque te la rompan”; por su trayectoria en Castilla-La Mancha y en Madrid y por su eslogan de campaña “el partido, lo primero”, que hizo suyo.
Cospedal, por su parte, señaló a Feijóo como ejemplo de “consenso y concordia”.
Desde el sábado de la semana pasada el diminuto salón de actos de la sede provincial del PP coruñés, convertido por momentos en una agobiante sauna, ha funcionado como el termómetro de la posición del que fue hasta el 18 de junio el principal favorito para tomar el relevo de Rajoy en el despacho principal de la madrileña calle Génova, Alberto Núñez Feijóo. Después de anunciar entre sollozos su renuncia a presentarse al congreso y mantenerse así lejos de lo que en su entorno llaman la “picadora de carne de Madrid”, el presidente de la Xunta ha ejercido su papel de principal barón territorial del partido. Y lo ha hecho desde la oficina del PP de los cantones coruñeses que se halla a escasa distancia del piso en el que reside con su pareja, la directora de Zara Home, Eva Cárdenas.
El propio Feijóo le comentó el miércoles a la exvicepresidenta del Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría que él estaba en casa. Fue uno de los momentos de acercamiento personal en un encuentro en el que primó la frialdad entre los que desde el mismo instante de la moción de censura de Sánchez contra Rajoy aparecían como los principales contendientes de la batalla sucesoria. Era por la tarde y con la pequeña sala a rebosar hacía mucho calor. Sáenz sacó un abanico con el que se aireó e hizo lo propio con un Feijóo cuyo lenguaje corporal no expresaba precisamente que estuviese distendido.
El abanico le sirvió a la antigua número dos del ejecutivo de Rajoy para ponerlo de ejemplo, abriéndolo y cerrándolo, de la estrategia electoral que, según ella, practica el presidente de la Xunta para cosechar votos en un amplio espectro ideológico y mantener en Galicia la que es la única mayoría absoluta de la España autonómica. Se trató de un elogio que no resultó tan encendido como los de Pablo Casado que, el sábado de la semana pasada, dijo que si él gana el congreso Feijóo “estará donde quiera, cuándo quiera y cómo quiera”. Y ayer Cospedal fue más allá, pues todo su discurso estuvo salpicado de loas al barón popular galaico, aplicándose cual alumna aventajada en la práctica que más gusta en la cúpula del PP de Galicia cuando se recibe a dirigentes llegados de otras latitudes. En esa línea, el viernes en Ourense se refirió a la organización galaica como la “Meca” del partido.
En esta inédita campaña interna popular los aspirantes dicen buscar directamente el respaldo de los afiliados, aunque en realidad acaben dirigiéndose en las sedes provinciales a un auditorio formado en su mayoría por cuadros del partido, aunque Casado mostró en A Coruña una mayor capacidad de llegar a la base. En sus comparecencias con los candidatos, Feijóo se encargó de clausurar los actos. El miércoles con Sáenz de Santamaría no se prodigó en las alabanzas, más allá de alguna referencia como la de que, al haber nacido en Valladolid, es “del noroeste”, lo que la hace conocedora de las necesidades de Galicia en materia de infraestructuras.
Con Cospedal todo fue distinto. Feijóo ya había dicho que nunca olvidaría el gesto de la secretaria general, que le dio su apoyo y declaró que si el barón gallego hubiese dado el paso, no se hubiera presentado. Así, el presidente de la Xunta estuvo ya con ella este pasado viernes en la sede provincial del PP de Ourense, donde se refirió a la exministra de Defensa como el “escudo del PP”, la persona que según él hizo frente a los ataques recibidos por el partido durante los escándalos por corrupción.
Con sus 101.100 afiliados, el PPdeG tiene el 11,6% de los militantes populares. Pero la inscripción para las primarias resultó todavía más baja que en el conjunto de España, de manera que en Galicia sólo está el 6,8% del censo total. El peso gallego sí es elevado en los delegados del congreso, con 327 de los 3.134. Es el poderío que, por lo menos a través de las manifestaciones de Feijóo, sonríe a Cospedal.
“Una foto con Feijóo tiene efectos cuasi milagrosos”, dijo Margallo, quien creyó que sería neutral