La Vanguardia

Crece el interés por las otras obras del arquitecto

El auge de guías no oficiales y de libros sobre la Barcelona más desconocid­a dan pie a recorridos alternativ­os de creaciones de Gaudí

- RAÚL MONTILLA

“Todo el mundo pregunta por la gruta”, dice Javier, trabajador de Parc i Jardins, con base en las entrañas de la cascada que diseñó Josep Fontseré para la exposición universal de 1888 en el corazón del parque de la Ciutadella. La gruta que buscan cada día decenas de curiosos es la que se supone que ideó un joven Gaudí en la base de la fuente. Se supone, porque no hay pruebas de su huella. Apenas hay documentac­ión, explican fuentes municipale­s, de un monumento que contó con un largo elenco de escultores: Rafael Atché, Joan Flotats, Josep Gamot, Rossend Nobas... Pero que no haya pruebas, no evita que “la gruta oculta” se haya integrado en un circuito alternativ­o de las “otras” obras de Gaudí en Barcelona, forjado gracias al auge de libros sobre la ciudad más desconocid­a y blogs similares que se prodigan en internet.

“Hay un gran recorrido gaudiniano más allá de los destinos clásicos. Un ejemplo es la Casa Calvet, que Gaudí construyó saltándose las ordenanzas en relación con la altura del edificio“, apunta Aureli Vázquez, autor de La Barcelona Invisible (Ediciones Robinbook) o La Barcelona Fosca (Espai Literari), que destaca también el número 8 de la calle Cendra, donde estuvo el taller de Eudald Puntí. “Muy posiblemen­te fue allí donde conoció a Eusebi Güell”, añade Aureli.

Puntos de interés en los que se mezcla en algún caso leyenda e historia y que permiten hacer turismo alternativ­o, sin renunciar a un destino –Barcelona– y un interés –Gaudí– que es de masas. Los prinque cipales consumidor­es de esa Barcelona más desconocid­a no es tan sólo el público local y metropolit­ano: ha trascendid­o fronteras.

Xavi Casinos –autor de Barcelona. Històries, curiositat­s i misteris (Edicions Viena)– constata ese interés cada vez mayor por la cara B de la ciudad y, dentro de la tendencia, por un Gaudí menos mediático. “Yo me quedo con el pavimento de la parroquia de Sant Pacià, en el barrio de Sant Andreu”, manifiesta Casinos.

Se trata de un mosaico que Gaudí diseñó, poco después de terminar la carrera, entre 1879 y 1881. Un encargo de su profesor Joan Torras cuando proyectaba el conventoco­legio de Jesus Maria. “La actual parroquia era la capilla del centro”, apunta Casinos.

El mosaico es una de las obras más noveles de Gaudí y sería de la misma época que la gruta de la fuente del parque de la Ciutadella, que no se pueden visitar y que en realidad son dos. Porque hay una pequeña cueva en la zona surtidor del agua, con estalagmit­as y estalagtit­as y, justo enfrente –lo que sería en la parte posterior del conjunto escultóric­o– una gruta enorme con más estalagtit­as y estalagmit­as de ladrillo, piedra, mortero y retorcidos hierros…

“¿La gruta es de Gaudí? No sé... ”, dice Carme Hosta, la responsabl­e de la contrata de Conservaci­ón y Mantenimie­nto de los monumentos de la ciudad. Una contrata integrada dentro del departamen­to de Arquitectu­ra Urbana i Patrimoni, el área municipal que conoce mejor la cara B de los monumentos de Barcelona y que trabaja también para que luzcan su mejor cara.

La trabajador­a municipal, aparejador­a, y una de las pocas personas que tiene la última palabra sobre las intervenci­ones en el Park Güell, es una de las técnicas que más ha tocado y mimado la obra de Gaudí en Barcelona en los últimos 26 años. Y en este caso Carme insiste: no hay prueba de la relación de las grutas con Gaudí, aunque, incluso otros compañeros del gremio, no tengan problemas en atribuírse­las.

“Son igualmente espectacul­ares –dice Carme en medio de la enorme cueva–. Sólo hay que imaginar el impacto de este espacio a finales del siglo XIX: una iluminació­n especial, agua cayendo a lado y lado… La sensación de estar en las profundida­des marinas”.

La enorme gruta estaba conectada de forma subterráne­a con la otra queda debajo del surtidor bajo tierra. Javier el trabajador de Parcs i Jardins levanta una arqueta. “Hay un túnel aparte que sigue por debajo del parque unos cinco o cuatro metros… pero que en algún momento se anuló”, dice señalando a la oscuridad. ¿A dónde llevaba? No se sabe.

En la parte superior del conjunto monumental de la cascada hay otra supuesta huella Gaudí que los expertos sí dan por buena de forma unánime: dos medallones con una salamandra que flanquean la entrada del acuario que se inauguró allí con motivo de la Exposición Universal de 1888 y que funcionó hasta los años treinta del siglo XX. Al otro lado de la puerta, cerrada a cal y canto, queda un maltrecho esgrafiado del dios Neptuno, hay una gran primera estancia y otra más pequeña a la que se accede a través

EL OTRO GAUDÍ La Casa Calvet o la iglesia de Sant Pacià, puntos de interés de una ruta alternativ­a

EN EL PARQUE DE LA CIUTADELLA Los apasionado­s del genio siguen su huella hasta el monumento de la cascada

de una estrechas escaleras metálicas. ¿Pero qué “otro” Gaudí genera interés más allá del tridente clásico (la Pedrera, Casa Batlló y Sagrada Família)? Los pabellones Güell, en la avenida de Pedralbes y para los que el arquitecto se inspiró en L’Atlàntida de Jacint Verdaguer. El acceso a La Finca Miralles (Manuel Girona, 55), el colegio de las Teresianas (Ganduxer, 85)... Son, eso sí, obras ya mucho más conocidas y que también comienzan a aparecer o ya están en guías clásicas.

Pero hay otra, aunque supuesta. Y también cerca del parque de la Ciutadella, en la plaza Tetuán aunque originaria­mente estuvo en plaza Universita­t. Se trata del conjunto Al doctor Robert, construido por suscripció­n popular en el año 1904. Las figuras de bronce son de Josep Llimona y se supone que él se ocupó también de la base de piedra después de que Lluís Domènech abandonara el proyecto.

Se supone.

Carme Hosta se dirige a la parte trasera del monumento, donde es más perceptibl­e los elementos salientes, concavidad­es y soportes de la base. “No tiene nada que ver con la arquitectu­ra habitual. Estéticame­nte es muy parecido a lo que haría Gaudí en la Pedrera”, dice la responsabl­e municipal.

¿Gaudí? Sonríe.

 ?? MANÉ ESPINOSA ?? La gruta oculta. En las entrañas de la parte posterior de la cascada de la Ciutadella está la imponente cueva que los apasionado­s a la Barcelona desconocid­a atribuyen a Gaudí
MANÉ ESPINOSA La gruta oculta. En las entrañas de la parte posterior de la cascada de la Ciutadella está la imponente cueva que los apasionado­s a la Barcelona desconocid­a atribuyen a Gaudí
 ?? MANÉ ESPINOSA ?? El acuario olvidado. En la parte superior de la cascada de la Ciutadella permanecen ocultos los antiguos espacios de un acuario de finales del siglo XIX
MANÉ ESPINOSA El acuario olvidado. En la parte superior de la cascada de la Ciutadella permanecen ocultos los antiguos espacios de un acuario de finales del siglo XIX
 ?? MANÉ ESPINOSA ?? El misterio del Doctor Robert. Llimona es el autor de las esculturas del monumento y se le atribuye una base que recuerda a las formas de la Pedrera
MANÉ ESPINOSA El misterio del Doctor Robert. Llimona es el autor de las esculturas del monumento y se le atribuye una base que recuerda a las formas de la Pedrera

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