Con esperanza de cerrar el luto
Historias detrás de las fosas de la Guerra Civil a ‘La guerra inacabada’
Por qué abrir fosas casi 80 años después del fin de la Guerra Civil? El documental La guerra inacabada, que esta noche se estrena en TV3 después del TN Vespre, da la respuesta desde el propio título. “Todos los historiadores e investigadores están de acuerdo en que una guerra no se acaba del todo hasta que las familias pueden enterrar dignamente a sus muertos” –dice Antoni Tortajada, uno de los directores y presentador de la producción– “y en este caso nos encontramos con que el luto no se ha acabado aunque la guerra lo hiciera en
1939”. En el documental se explica que en Catalunya hay localizadas unas 500 fosas y se calcula que son más de 5.000 las familias que todavía buscan a algún pariente desaparecido durante la guerra o años después. En España la cifra de desparecidos llega en los 114.000.
En julio del 2017, el Departament d’Acció Exterior, Relacions Institucionals i Transparència de la Generalitat de Catalunya emprendió un plan de excavación de las fosas de la Guerra Civil en Catalunya, y creó el programa de identificación genética, con un banco que permite cruzar los datos familiares con los restos que se localizan. La guerra inacabada, producido por TV3 con la colaboración de Som Batabat, sigue cinco historias detrás de algunas de estas fosas. Historias de gente que un buen día desapareció y que su familia dio por hecho que habían sido asesinadas. O que en algunos casos esperaban que en cualquier momento pudieran volver a casa con vida.
“Nuestro objetivo y el deseo que hizo nacer este documental fue aprovechar el plan de excavaciones de fosas más ambicioso de la historia de Catalunya para aportar un grano de arena e intentar resolver el luto colectivo de estas familias que todavía están pendientes de cerrar esta etapa de su vida al mismo tiempo que se les hacía, de alguna manera, un homenaje”, explica al productor ejecutivo Marc Roma durante la presentación del documental a los medios de comunicación.
La guerra inacabada es una docuficción con tres patas: la investigación y la búsqueda histórica a partir de las excavaciones, las vidas y los últimos momentos de los personajes individuales escogidos para su seguimiento y el testimonio de sus familiares en esta búsqueda. Más allá del “privilegio” de seguir el trabajo de arqueólogos, antropólogos y genetistas, el equipo del documental se dio cuenta de que lo más interesante eran las historias de estas familias y escogieron cinco casos.
En algunos son los hijos los que hacen la búsqueda, “gente con más de 80 años” mientras que en otros son los nietos, explica Tortajada, que revela que han observado que a los hijos de la generación que hizo la guerra ha hablado mucho poco durante su vida “por un silencio gestado e impuesto durante el franquismo y a menudo nos encontramos que han sido los nietos los que han empujado a los padres para seguir buscando su abuelo”.
El otro director del documental, Joan Gallifa, explica que uno de los retos de La guerra inacabada ha sido reconstruir los últimos momentos de vida de los protagonistas de cada una de las historias: “No queríamos caer en los tópicos a la hora de retratar el miedo, el dolor y la maldad; llegamos a la conclusión que teníamos que intentar hacer una filmación desprovista de sentimientos para que fuera el espectador quien hiciera su propia valoración”. Con este objetivo, las escenas se han rodado con unos planes aéreos gracias a unos drones que han permitido una distancia física y han facilitado una visión “tan neutra que creo que es especialmente dolorosa porque lo retrata con una frialdad que todavía estremece mes”, afirma Gallifa.
¿Y qué nos quedará de este documental? “El dolor de los familiares que hace tan de tiempos que buscan a sus parientes y que no han tenido oportunidad de hacerlo hasta ahora. Además, probablemente, nos hallamos en la última oportunidad para encontrarlos porque los restos están casi siempre en mal estado y cada vez es más difícil rescatar ADN y compararlo con los familiares. Es ahora o nunca”, concluye Tortajada.