Un incendio con todo a favor
A las 21.15 horas del 24 de junio del año pasado se inició el incendio en el entorno de Doñana que se propagó rápidamente por la conjunción de varios factores: la hora, los 42 grados de temperatura y los vientos cambiantes de más de 90 kilómetros por hora. Las llamas obligaron al desalojo de más de 2.000 personas que se encontraban en el hotel Solvasa –en el parador de Mazagón– en el camping Doñana, vecinos de las casas de la zona conocida como Bonares, inmigrantes de asentamientos de las zonas de Las Madres y Las Posadillas, personal del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial del Ministerio del Interior y del Centro de Cría en Cautividad de El Acebuche, donde falleció un lince. La infraestructura más dañada fue el camping, que quedó destruido y que ha reabierto justo un año después. La Brigada de Investigación de Incendios Forestales apuntó en su informe como causa del incendio a una “negligencia por descuido” en una carbonera de Moguer. El juzgado de instrucción número 2 de Moguer amplió el pasado diciembre hasta los 73,2 millones de euros la fianza que solicitaba a dos responsables de la misma, en un caso que cuenta con más de 200 perjudicados personados y que sigue instruyéndose. Se trata de la cantidad que cifró la Consejería de Medio Ambiente tras sumar los daños causados. José Antonio Martínez Bravo, director del Centro Operativo Provincial del plan antiincendios de la Junta de Andalucía en Huelva, que estuvo de guardia en la zona esa noche, señala que “fue el incendio más complicado al que he tenido que hacer frente, no sólo por la temperatura y la baja humedad, sino por el viento de rachas cambiantes que provocaban constantes cambios en la dirección de las llamas”.