DOÑANA REVIVE
Un año después del incendio que calcinó casi 8.500 hectáreas, la naturaleza vuelve y ya se observan “brotes verdes”
Un año después del devastador incendio que calcinó casi 8.500 hectáreas, la naturaleza vuelve y ya se observan “brotes verdes” en este paraje natural único en España. La Junta de Andalucía ha invertido unos 720.000 euros en las numerosas labores de emergencia para restaurar un área que quedó muy dañada.
Un año después del pavoroso incendio que puso en peligro Doñana, la vida se abre paso, poco a poco, en lo que hace 365 días era un panorama deprimente y desolador. Las llamas, que se iniciaron en el paraje Las Peñuelas de Moguer (Huelva), devastaron 8.486 hectáreas del parque natural, pero la rápida y coordinada actuación de los medios desplazados para combatir el incendio impidieron que el incendio alcanzara el corazón del parque nacional lo que hubiera supuesto un desastre difícilmente superable.
En un panorama que sigue dominado por el negro de la ceniza y salpicado de sacos terreros, barricadas para impedir la erosión del suelo y cientos de toneladas de madera quemada, los brotes verdes de camarinas, brezos, palmitos y también otras especies comienzan a salpicar la zona. “La vida ha brotado con fuerza en los bosques y las dunas del espacio natural, empujada por las excepcionales lluvias de esta primavera. La situación es mucho mejor de lo que se podía esperar tras el desastre”, asegura a este diario Juan José Carmona, de la organización ecologista World Wild
Fund (WWF).
La tremenda voracidad del incendio provocó una oleada de solidaridad sin precedentes. Por una vez, todas las administraciones trabajaron al unísono para apagar cuanto antes las llamas. Ahora se trata de sacar conclusiones y proporcionar soluciones. Aprovechar la tragedia para promover nuevas políticas medioambientes que regeneren la zona e impidan que vuelva a repetirse la calamidad.
La actividad comenzó cuando el incendio aún no estaba totalmente extinguido con la creación de un grupo de trabajo específico que está diseñando la recuperación científica y técnica de la zona, al frente del cual se encuentra Miguel Ángel Maneiro, veterano técnico de Doñana, para quien “el estado de la zona es razonablemente bueno en cuanto a regeneración natural, como consecuencia de una primavera bastante buena en precipitaciones”. Maneiro, en declaraciones a Efe, se muestra moderadamente optimista, “aunque se trata de un proceso que necesitará años. Ahora empieza la restauración propiamente dicha en la que cada especie tendrá su sitio, las autóctonas por supuesto, pero también el pino y el alcornoque, siempre que se haga con sentido”. Los brotes verdes que ya comienzan a verse en Doñana alcanzan también a la fauna. Ya se localizan importantes colonias de conejos, varias decenas de ciervos y otros animales que resultaron muy afectados por las llamas. En cuanto a la avifauna muchas especies están volviendo a colonizar la zona y varían en función de la flora que se va restableciendo.
El centro de cría del lince en cautividad de El Acebuche ha vuelto a recuperar su total normalidad después de que los animales tuvieran que ser trasladados a un lugar seguro cuando las llamas amenazaron con devorar las instalaciones. Todos los ejemplares de lince pudieron ser puestos a salvo, excepto una hembra reproductora que falleció por el estrés que le causó la evacuación de emergencia. El Acebuche ha alcanzado este 2018 las 59 camadas desde que hace 13 años se registrara la primera, que han supuesto un aporte al programa de 107 cachorros que han superado los dos primeros meses críticos de vida.
Una de las zonas más afectadas por el incendio fue Cuesta Maneli, un paraíso para senderistas y bañistas, dentro del conocido
Médano del Asperillo, un camino que termina en una zona de acantilados, con fácil acceso a la playa. Hoy Cuesta Maneli es un ejemplo del desastre, pero también de la esperanza. Por ello fue la zona escogida por el consejero de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, José Fiscal, para exponer las futuras actuaciones de su departamento.
En otoño empezará la recuperación de unas mil hectáreas de terreno en las que se plantarán “especies autóctonas y variadas, conformando un mosaico natural que suponga una garantía de mayor resistencia al fuego”. Se trata de semillas de armería, coscoja, palmito, alcornoque, enebro, sabina, camarina, barrón, acebuche y lentisco, que actualmente están germinando en viveros andaluces.
Introducir especies que sean más resistentes al fuego es la principal intención de esta recuperación. La masiva presencia de pino piñonero en el entorno de Doñana favoreció la rápida y voraz extensión del fuego. José Fiscal insiste en que se tratará de una “repoblación muy ambiciosa en la que también se tendrá en cuenta el cambio climático”. Las primeras zonas serán las que presentan mayor sensibilidad ambiental, como dunas, médanos, cárcavas, arroyos y lagunas temporales. Al final del proceso, se habrá intervenido en 7.647 hectáreas con una inversión inicial de dos millones de euros.
De momento, las intervenciones se centran en la continuación de las cortas de pies quemados y sujetar el terreno en las zonas de pendiente para estabilizar las dunas expuestas a las ráfagas de viento marino. Con anterioridad se han llevado a cabo trabajos para asegurar la seguridad de las personas, como retirar los árboles con riesgo de caída en zonas transitadas y la retirada de pasarelas afectadas por el fuego. La Junta de Andalucía ha invertido unos 720.000 euros en estas labores de emergencia. Carmona, de WWF, es partidario de “dejar trabajar a la naturaleza, aunque es evidente que hay zonas donde la acción humana tiene que ayudar”.
Ecologistas en Acción apunta a que la restauración de la zona va a costar bastante más de 50 millones de euros, a los que hay que sumar el millón y medio que se gastó en las labores de extinción del incendio y la pérdida de casi diez millones en valores ambientales, recreativos y económicos como la piña, pastos, madera, caza o plantas aromáticas que se perdieron con las llamas.
WWF comparte el optimismo sobre la situación actual y considera que las medidas adoptadas por la Junta de Andalucía y el Gobierno español han sido las adecuadas y han evitado que se produjera un impacto mayor de las consecuencias del incendio. “Hay que plantear las acciones a medio y largo plazo, entre ellas erradicar la presencia de especies invasoras, como el eucaliptus”, detalla Juan José Carmona.
La organización ecologista aporta diversas ideas para la regeneración de la zona como, por ejemplo, promover una extracción selectiva de la madera quemada; respetar la regeneración natural de la vegetación en todas las actuaciones y solo plantar nuevas especies en aquellas zo- nas donde la regeneración natural vaya a ser muy baja o muy lenta y contar con la participación de todos los sectores implicados.
Desde Ecologistas en Acción se advierte de que sería un error proceder a una tala masiva de pinos piñoneros, unos cinco millones de ejemplares, lo que dejaría un “panorama desolador”. Por su parte, los ambientalistas son partidarios de ir con tiento, arrancando los árboles que estén totalmente calcinados y realizando podas en los que están parcialmente afectados.
Otra conclusión positiva que se puede extraer del desastre es la científica. En este sentido, según Ecologistas en Acción, “existe un gran vacío de literatura científica relativa a la resiliencia del pino piñonero tras un incendio y se debería utilizar lo sucedido para dar más margen a los árboles y poder observar su evolución”. El seguimiento del arbolado afectado “irá marcando la necesidad de nuevas labores y las pautas para avanzar en la restauración del ritmo de la naturaleza, evitando así una posible tala masiva que sólo beneficiaría a las fábricas que se dedican a la producción de energía a partir de la biomasa”, asegura la organización.
La Junta de Andalucía ha invertido unos 720.000 euros en las numerosas labores de emergencia