El ministro del Interior alemán dimite y abre crisis de gobierno
La decisión de Seehofer amenaza la estabilidad de la coalición con Merkel
Horst Seehofer dimitió anoche de su cargo de ministro del Interior y como líder de la CSU, el partido con el que forma coalición de gobierno la CDU de Merkel, ahora debilitada debido a los desacuerdos en política migratoria.
La disputa dentro del bloque conservador en Alemania por la cuestión migratoria, que lleva tres semanas enturbiando la política nacional hasta amenazar la supervivencia del Gobierno de coalición de la canciller democristiana Angela Merkel, desembocó anoche en una aguda división de pareceres en el seno de la socialcristiana CSU bávara.
Al cierre de esta edición, el ministro socialcristiano del Interior, Horst Seehofer, también presidente del partido, había ofrecido a los suyos dimitir de ambos cargos. La cúpula de la CSU, reunida en Munich, se debatía entre aceptarla –y zanjar así la crisis con Merkel– o rechazarla, para evitar que la canciller se cobre a Seehofer como trofeo, pero con lo que la disputa seguiría.
Ayer se cumplía el plazo acordado entre CDU y CSU por el que la canciller se emplazaba a alcanzar una solución europea a la cuestión migratoria. Por la tarde, en la tradicional entrevista de inicios de verano que da a la televisión pública ZDF, Merkel sostuvo que el plan consensuado por los estados miembros en la reciente cumbre de la UE, junto al acuerdo trilateral Alemania-España-Francia –y otros similares que podrían llegar con 14 países más–, solventan las exigencias que en materia de migrantes y fronteras había planteado Seehofer.
El ministro Seehofer –apoyado por el presidente de Baviera, Markus Söder– quería poder rechazar en la frontera a migrantes inscritos en otros países de la UE, quienes, según del protocolo de Dublín, deberían solicitar asilo en ese país. “La suma de todo lo que hemos acordado tiene el mismo efecto, esta es mi opinión personal –aseguró la canciller en la entrevista sobre la cumbre y los acuerdos–. Naturalmente, la CSU debe decidir eso por sí misma”.
La tarde fue de alta tensión y siguió por la noche. En Munich, la cúpula de la CSU se congregó a partir de las 15 horas, y allí Horst Seehofer, de 68 años, también presidente del partido, comunicó a los suyos que veía insuficientes las medidas logradas por Merkel, y que una reunión que tuvieron ambos la noche del sábado fue “ineficaz”. En Berlín, dirigentes de la CDU se juntaron a partir de las 17 horas a debatir posibles escenarios, sin perder de vista las señales que llegaban de Munich.
Conforme avanzaba la tarde, se hacía evidente que, mientras en la CDU estaban prietas las filas en apoyo a la canciller, en la CSU había división de pareceres sobre Seehoconseguido fer y su insistencia en que los acuerdos migratorios obtenidos por Merkel eran insuficientes. La CSU, inquieta por el riesgo de perder su mayoría absoluta en las elecciones de Baviera del próximo octubre ante el auge de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), se ha volcado en una ofensiva antiinmigración, que fue la que precipitó esta crisis con su socia Merkel.
Pero esta tensión también está perjudicando a los socialcristianos. Significativamente, Markus Söder dio el sábado por bueno el resultado de la cumbre de Bruselas. “Se ha más de lo que se pensó inicialmente”, afirmó, reivindicando que había sido gracias a la presión de la CSU. Söder, de 51 años, candidato en las elecciones de octubre, teme ahora que hacer saltar el Gobierno de Merkel pueda pasarle factura electoral en octubre.
“Quiero continuar negociando con la CSU; he dado un paso en su dirección, ahora le toca a la CSU decidir”, insistió la canciller, de 63 años, en la entrevista televisada, en la que arguyó que la longeva alianza
LA CSU ESTÁ AHORA DIVIDIDA Anoche no estaba claro si el partido aceptaría el adiós de Seehofer al Ministerio y al liderazgo
DEVOLUCIÓN DE MIGRANTES Merkel habría logrado el sí de otros 14 países a acuerdos similares al de España y Grecia
de los dos partidos “es una historia de éxito para Alemania”. Las dos formaciones han sido aliadas durante 70 años, según un esquema por el que, sea cual sea la cita electoral, la CDU concurre en todos los länder excepto en el de Baviera, donde se presenta la CSU. En la entrevista, Merkel prometió que haría todo lo posible por mantener la alianza, y por ende, la vigencia del actual Gobierno de gran coalición de conservadores y socialdemócratas, que echó a andar en marzo. “Tenemos una responsabilidad con nuestro país”, remachó.
Según la agencia Dpa, Merkel obtuvo en Bruselas el compromiso de 14 países de cerrar acuerdos de devolución de solicitantes de asilo similares al alcanzado con España y Grecia. Esos países serían: Bélgica, Dinamarca, Estonia, Finlandia, Francia, Hungría, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Países Bajos, Polonia, Portugal, República Checa y Suecia. La lista figuraba en una carta –a la que tuvieron acceso Dpa y el diario Süddeutsche Zeitung– que la canciller envió el sábado a las cúpulas de su partido, la CDU; del socialdemócrata SPD, y de la CSU. Pero dos países de la lista, Hungría y República Checa, negaron haber llegado a tal compromiso.
En la carta, Merkel proponía también crear Ankerzentren (centros ancla) en la frontera alemana para albergar a migrantes inscritos en otros países de la UE, una medida no muy distinta a una de las incluidas por el ministro Seehofer en el plan de asilo que iba a presentar el día 12 de junio. Esa presentación se canceló por divergencias con la canciller, que condujeron a estas semanas de aguda tensión política.
Todo esto ocurre justo cuando las llegadas de migrantes a Alemania están disminuyendo. Según la Oficina Federal de Migración y Refugiados (BAMF), entre enero y mayo de este año ha habido 68.400 solicitudes de asilo, muchas menos que en el mismo periodo del 2017 (fueron 86.200), y que en esos mismos meses del 2016 (ahí fueron 302.200). Las elecciones bávaras de octubre están ahora mismo marcando el paso.