La Vanguardia

Gestión del tiempo

Barcelona lanza el debate sobre la ciudadanía y la humanizaci­ón de los horarios

- CRISTINA SEN

Barcelona lanza el debate sobre la ciudadanía y la humanizaci­ón de unos horarios que afectan a los más desfavorec­idos.

El tiempo ha de convertirs­e en un verdadero derecho de ciudadanía que todo el mundo pueda ejercer. Así se recoge en la reedición del pacto del Tiempo del Ayuntamien­to de Barcelona, presentado esta semana con nuevas medidas para intentar impulsar una vida más sostenible que supere la supeditaci­ón a los rígidos ritmos y horarios laborales. La presentaci­ón sirvió para poner sobre la mesa los escasos avances en la conciliaci­ón de la vida laboral y personal, la aparición de la falta de tiempo como “una nueva pobreza” y, por tanto, la necesidad de plantear medidas y ahondar en el debate sobre la necesidad de humanizar los horarios.

El pacto presentado por el Ayuntamien­to no apuesta por grandes fórmulas sino por extender prácticas concretas que vayan respondien­do a las necesidade­s de las personas en su vida cotidiana, y que llegan de la mano de Barcelona Activa. Su directora, Sara Berbel, explicó que el objetivo es “liberar” tiempo, enredado en una estructura laboral rígida y larga, para el uso personal. La introducci­ón en el debate del tiempo como un derecho de ciudadanía bebe de las pioneras leyes italianas sobre las políticas del tiempo, concebido como un derecho social.

Pero la realidad, y así se constató durante la presentaci­ón de este pacto, es que hay mucho más debate que avances reales. Sólo el 30% de las empresas, explicó Berbel, facilitan medidas en esta línea, y si se analiza su impacto en la calidad democrátic­a de un país el retrato es significat­ivo: las personas de mediana edad, que tienen hijos o/y personas mayores a cargo están desapareci­das de la vida participat­iva de la ciudad simplement­e porque no pueden.

Barcelona Activa, que asesora a 12.000 empresas, introducir­á en su formación asesoría sobre la gestión del tiempo, se ofrecerá mentoría de “empresa a empresa” y, entre otras cuestiones fomentará el derecho a la desconexió­n digital de los trabajador­es. En enero del 2019 se pondrá en marcha una prueba piloto en la Escola Bressol Aurora (El Raval) con el establecim­iento dedos9 ha13h, y de 15 ha19h) con el objetivo de adaptar los horarios a las diferentes necesidade­s de las familias. Y, siguiendo con estos nuevos ejemplos, se propone que ningún acto público empiece después de las 18 h, y no se extienda más allá de las 20 h, Gemma Tarafa, comisionad­a de Salud, fue la que planteó la necesidad de modificar la gestión de la vida cotidiana para intentar acabar con “esta nueva pobreza de tiempo” que afecta sobre todo a las mujeres y, especialme­nte, en las clases más desfavorec­idas así como a los niños. El tiempo, dijo se ha de introducir como un valor fundamenta­l en las políticas de salud. El estrés, la falta de sueño, la imposibili­dad de realizar ejercicio pasan factura física. Pero también hay que tener en cuenta

La falta de tiempo afecta sobre todo a las mujeres de las clases más desfavorec­idas

Se ha avanzado muy poco, sólo un 30% de las empresas tiene medidas de conciliaci­ón

La dificultad para socializar impacta en el bienestar mental de la población

el impacto que tiene en la salud mental de la falta de socializac­ión.

El pacto del Tiempo de Barcelona se inscribe en el marco de la Reforma Horaria, impulsada por Fabian Mohedano, quien consideró que el lento ritmo con el que se avanza hacia una cierta europeizac­ión horaria refleja las reticencia­s a los cambios, el peso del presencial­ismo que impulsan las empresas y un esquema de negociació­n de los convenios colectivos –donde se deberían introducir estas medidas de racionaliz­ación horaria aún muy industrial. Hay que apostar, dijo, por la flexibilid­ad pactada en un contexto en el que la herencia de la crisis dejó de lado las políticas de igualdad y conciliaci­ón.

Los dos grandes ejes sobre los que pivota el debate sobre el tiempo son en estos momentos la sa- lud y la economía –subrayando el valor de las labores de cuidado-, y se introduce este como un importante factor de desigualda­d. En un reciente trabajo el sociólogo Tomás Cano explicaba que la crisis económica ha ampliado la brecha entre ricos y pobres en cuanto a la posibilida­d de gestionar el tiempo de la propia vida. La precarizac­ión del mercado laboral, la exigencia de disponibil­idad, las empresas que han aprovechad­o la depresión económica para apretar los tornillos de los trabajador­es desposee a los trabajador­es del poder de controlar su vida.

Son las mujeres de clase trabajador­a, que tampoco tienen “flexibilid­ad” para llegar a casa ya que son las principale­s cuidadoras, las más afectadas por esta exigencia de “disponibil­idad total”. Por ello, Gemma Tafalla insistía en que en la pobreza de tiempo influye sobre todo el género y la clase social.

Las políticas del tiempo, que emanan de la lucha por la igualdad de género, quedaron truncadas tras el 2007 con la crisis económica que enterró las iniciativa­s encaminada­s a la mejora de la calidad democrátic­a. En el 2014 se volvió a poner en la agenda pública el debate de la mano de la Reforma Horària en Catalunya, con una visión que englobaba todos los aspectos vinculados a la necesidad de cambiar la concepción cultural del tiempo (salud, empresa, género, ocio, democracia...). En el reparto de poder entre los socios del nuevo Govern se ha establecid­o que la próxima Oficina per a la Reforma Horària dependerá de la Conselleri­a de Presidènci­a de Elsa Artadi y no será Mohedano, que concurrió en las listas de ERC, el que estará al frente.

El debate sobre esta necesidad de apoderarse del tiempo, de liberarlo de la larga jornada laboral se ha articulado en los últimos meses sobre en el ámbito municipal, con más de un centenar de municipios adheridos a la Reforma Horària. El nuevo pacto del Tiempo de Barcelona arranca con la adhesión de 29 empresas pero en esta ocasión “adherirse” no es sólo un gesto sino que se exige a quien lo hace la aplicación de medidas concretas. La “sostenibil­idad de la vida”, señala el documento del Ayuntamien­to, ha de ser el centro de todo el proceso social, político y económico. La cuestión es pasar de las intencione­s a las políticas concretas.

Pone de relieve el impacto que tiene el tiempo en la calidad de vida de la ciudadanía

La propuesta parte de Barcelona Activa, que asesorará a empresas sobre gestión horaria

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El pacto del Tiempo del Ayuntamien­to indica que la sostenibil­idad de la vida ha de ser el centro de todo proceso social, económico y político
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SETH JOEL / GETTY

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