Gestión del tiempo
Barcelona lanza el debate sobre la ciudadanía y la humanización de los horarios
Barcelona lanza el debate sobre la ciudadanía y la humanización de unos horarios que afectan a los más desfavorecidos.
El tiempo ha de convertirse en un verdadero derecho de ciudadanía que todo el mundo pueda ejercer. Así se recoge en la reedición del pacto del Tiempo del Ayuntamiento de Barcelona, presentado esta semana con nuevas medidas para intentar impulsar una vida más sostenible que supere la supeditación a los rígidos ritmos y horarios laborales. La presentación sirvió para poner sobre la mesa los escasos avances en la conciliación de la vida laboral y personal, la aparición de la falta de tiempo como “una nueva pobreza” y, por tanto, la necesidad de plantear medidas y ahondar en el debate sobre la necesidad de humanizar los horarios.
El pacto presentado por el Ayuntamiento no apuesta por grandes fórmulas sino por extender prácticas concretas que vayan respondiendo a las necesidades de las personas en su vida cotidiana, y que llegan de la mano de Barcelona Activa. Su directora, Sara Berbel, explicó que el objetivo es “liberar” tiempo, enredado en una estructura laboral rígida y larga, para el uso personal. La introducción en el debate del tiempo como un derecho de ciudadanía bebe de las pioneras leyes italianas sobre las políticas del tiempo, concebido como un derecho social.
Pero la realidad, y así se constató durante la presentación de este pacto, es que hay mucho más debate que avances reales. Sólo el 30% de las empresas, explicó Berbel, facilitan medidas en esta línea, y si se analiza su impacto en la calidad democrática de un país el retrato es significativo: las personas de mediana edad, que tienen hijos o/y personas mayores a cargo están desaparecidas de la vida participativa de la ciudad simplemente porque no pueden.
Barcelona Activa, que asesora a 12.000 empresas, introducirá en su formación asesoría sobre la gestión del tiempo, se ofrecerá mentoría de “empresa a empresa” y, entre otras cuestiones fomentará el derecho a la desconexión digital de los trabajadores. En enero del 2019 se pondrá en marcha una prueba piloto en la Escola Bressol Aurora (El Raval) con el establecimiento dedos9 ha13h, y de 15 ha19h) con el objetivo de adaptar los horarios a las diferentes necesidades de las familias. Y, siguiendo con estos nuevos ejemplos, se propone que ningún acto público empiece después de las 18 h, y no se extienda más allá de las 20 h, Gemma Tarafa, comisionada de Salud, fue la que planteó la necesidad de modificar la gestión de la vida cotidiana para intentar acabar con “esta nueva pobreza de tiempo” que afecta sobre todo a las mujeres y, especialmente, en las clases más desfavorecidas así como a los niños. El tiempo, dijo se ha de introducir como un valor fundamental en las políticas de salud. El estrés, la falta de sueño, la imposibilidad de realizar ejercicio pasan factura física. Pero también hay que tener en cuenta
La falta de tiempo afecta sobre todo a las mujeres de las clases más desfavorecidas
Se ha avanzado muy poco, sólo un 30% de las empresas tiene medidas de conciliación
La dificultad para socializar impacta en el bienestar mental de la población
el impacto que tiene en la salud mental de la falta de socialización.
El pacto del Tiempo de Barcelona se inscribe en el marco de la Reforma Horaria, impulsada por Fabian Mohedano, quien consideró que el lento ritmo con el que se avanza hacia una cierta europeización horaria refleja las reticencias a los cambios, el peso del presencialismo que impulsan las empresas y un esquema de negociación de los convenios colectivos –donde se deberían introducir estas medidas de racionalización horaria aún muy industrial. Hay que apostar, dijo, por la flexibilidad pactada en un contexto en el que la herencia de la crisis dejó de lado las políticas de igualdad y conciliación.
Los dos grandes ejes sobre los que pivota el debate sobre el tiempo son en estos momentos la sa- lud y la economía –subrayando el valor de las labores de cuidado-, y se introduce este como un importante factor de desigualdad. En un reciente trabajo el sociólogo Tomás Cano explicaba que la crisis económica ha ampliado la brecha entre ricos y pobres en cuanto a la posibilidad de gestionar el tiempo de la propia vida. La precarización del mercado laboral, la exigencia de disponibilidad, las empresas que han aprovechado la depresión económica para apretar los tornillos de los trabajadores desposee a los trabajadores del poder de controlar su vida.
Son las mujeres de clase trabajadora, que tampoco tienen “flexibilidad” para llegar a casa ya que son las principales cuidadoras, las más afectadas por esta exigencia de “disponibilidad total”. Por ello, Gemma Tafalla insistía en que en la pobreza de tiempo influye sobre todo el género y la clase social.
Las políticas del tiempo, que emanan de la lucha por la igualdad de género, quedaron truncadas tras el 2007 con la crisis económica que enterró las iniciativas encaminadas a la mejora de la calidad democrática. En el 2014 se volvió a poner en la agenda pública el debate de la mano de la Reforma Horària en Catalunya, con una visión que englobaba todos los aspectos vinculados a la necesidad de cambiar la concepción cultural del tiempo (salud, empresa, género, ocio, democracia...). En el reparto de poder entre los socios del nuevo Govern se ha establecido que la próxima Oficina per a la Reforma Horària dependerá de la Conselleria de Presidència de Elsa Artadi y no será Mohedano, que concurrió en las listas de ERC, el que estará al frente.
El debate sobre esta necesidad de apoderarse del tiempo, de liberarlo de la larga jornada laboral se ha articulado en los últimos meses sobre en el ámbito municipal, con más de un centenar de municipios adheridos a la Reforma Horària. El nuevo pacto del Tiempo de Barcelona arranca con la adhesión de 29 empresas pero en esta ocasión “adherirse” no es sólo un gesto sino que se exige a quien lo hace la aplicación de medidas concretas. La “sostenibilidad de la vida”, señala el documento del Ayuntamiento, ha de ser el centro de todo el proceso social, político y económico. La cuestión es pasar de las intenciones a las políticas concretas.
Pone de relieve el impacto que tiene el tiempo en la calidad de vida de la ciudadanía
La propuesta parte de Barcelona Activa, que asesorará a empresas sobre gestión horaria