Encuentro exprés de Sánchez y Obama en Madrid
La Generalitat considera una mala noticia que se mantenga la vía judicial
Pedro Sánchez quiso demostrar ayer que, pese a su oferta de diálogo a Quim Torra y su empeño por implantar una política de distensión en Catalunya, no bajará los brazos ni mirará para otro lado si el proceso independentista catalán insiste en vulnerar la legalidad constitucional y estatutaria. El Consejo de Ministros acordó así solicitar el preceptivo informe al Consejo de Estado para impugnar ante el Tribunal Constitucional (TC) la moción de la CUP, que aprobó la víspera la mayoría independentista en el Parlament, para reiterar la declaración de ruptura del 9-N del 2015 pese a la nueva advertencia de los letrados de la Cámara catalana.
Se trata de la primera impugnación del Gobierno de Sánchez contra una iniciativa aprobada por el Parlament. Y, pese a que el Gobierno se esforzó en rechazar que este primer recurso al TC pueda complicar o incluso dinamitar cualquier aproximación en la cita que Sánchez y Torra mantendrán el próximo lunes en la Moncloa, lo cierto es que enrarece el ambiente. No en vano, el Ejecutivo central lleva toda la semana intentando allanar el camino. Primero la vicepresidenta, Carmen Calvo, abrió la puerta a abordar en la reunión un “diálogo sin cortapisas”, que permita a Torra reclamar el derecho de autodeterminación de Catalunya pese a que Sánchez lo rechace. Y después la ministra Meritxell Batet se comprometió a “reducir la conflictividad” con Catalunya y a “revisar” las 23 impugnaciones del Estado contra leyes, preceptos y resoluciones catalanas pendientes de sentencia en el TC. Pero, de momento, ahora ya serán 24 dichas impugnaciones.
En el Gobierno eran muy conscientes de que su propósito de intentar abrir un “nuevo clima político”, que reduzca la tensión con Catalunya, va a encontrar importantes “interferencias” que intentarán hacerlo naufragar. Y no sólo por parte del PP y de Ciudadanos, sino también de los sectores independentistas menos proclives a la distensión. Pero, al término del Consejo de Ministros y tras anunciar la nueva impugnación, la portavoz del Gobierno, Isabel Celaá, quiso desvincular este “camino jurídico” para el cumplimiento de la legalidad de la “vía política” en la que aseguró que sigue empeñado. “El Gobierno tiene y mantiene la determinación de transitar el camino político”, afirmó. Y Celaá insistió en mostrar “grandes
DECISIÓN
El Gobierno impugna la declaración de ruptura del 9-N que vuelve a aprobar el Parlament
DEMANDA DE RECIPROCIDAD La Moncloa mantiene “grandes esperanzas” en la reunión y reclama “inteligencia política”
esperanzas” en que la cita del lunes entre Sánchez y Torra “salga muy bien”. En la reunión reiteró que el presidente del Gobierno desplegará “una agenda muy importante” para reducir la conflictividad con Catalunya, junto a “inversiones y transferencias” que después serán negociadas en las comisiones bilaterales entre el Estado y la Generalitat. “Llevamos fuerza, ilusión y firmeza a esa reunión, y esperamos reciprocidad”, aseguró la portavoz. Y advirtió que Sánchez, en la cita, “escuchará, analizará y actuará”. Pero Celaá insistió en la reciprocidad que esperan de Torra, y así demandó “inteligencia política por parte de la Generalitat”. “¡Es una extraordinaria oportunidad!”, animó.
Menos optimismo existe en el Govern después de este encontronazo por el primer recurso del gabinete del PSOE al TC. Para la Generalitat, en realidad, el hecho de que el nuevo Gobierno español mantenga abierta la vía judicial ante el debate político es, en vísperas del encuentro entre los dos presidentes, una mala noticia. “No es una buena noticia a tres días de la reunión”, lamentaron fuentes del entorno de Torra, que defendieron la soberanía del Parlament para realizar los debates y las declaraciones políticas que estime oportunas y argumentaron que “no deberían poderse perseguir objetivos políticos que son democráticos” como lo es la independencia. El caso es que el Govern no esperaba esta reacción y, de hecho, la propia consellera de Presidència, Elsa Artadi, antes de conocerla, había mostrado su convicción de que la declaración que reafirma que “JxCat, ERC y la CUP quieren conseguir la independencia” no presenta problemas legales, de manera que impugnarla sería, advirtió, “una constatación de que no hay mucha diferencia entre el Gobierno actual y el anterior”. Y esto es lo que, sin embargo, acabó pasando, en una actuación que después la propia portavoz del Govern calificó de “extremadamente imprudente” y que Torra le reprochará personalmente a Sánchez cuando sea vean.
Con todo ello, la conclusión del equipo del presidente de la Generalitat es que la actitud del Gobierno español “no da motivos para el optimismo”, después de “haberle estado pidiendo hechos” y de “ver cada semana cuáles son estos hechos”. Aun así, la voluntad de Torra es acudir a la cita del lunes con la mejor predisposición, aunque nadie esconde que, después de los gestos de los últimos días para intentar allanar el camino, esta desavenencia de ayer enrarece, cuando menos, el buen clima que, con dificultad, se había ido forjando. Una situación esta de “seguir derivando el debate político a los tribunales” que no impedirá, no obstante, que se reafirme ante Sánchez en la defensa del derecho de autodeterminación de Catalunya. “Ya lo saben que lo planteará”, recuerdan en este sentido medios del Govern.
Y precisamente para cargarse de razones en este terreno el presidente de la Generalitat aprovechó la reunión que mantuvo ayer en Barcelona con el coordinador federal de Izquierda Unida (IU), Alberto Garzón, para recabar su apoyo a la celebración de un referéndum pactado sobre el futuro político de Catalunya. Un respaldo que el dirigente de la izquierda española ofreció, dentro de su propuesta de que España se constituya en una república federal que permita el encaje de Catalunya. En todo caso, y al igual que ocurrió en la entrevista con el líder de Podemos, Pablo Iglesias, Torra y Garzón se comprometieron a trabajar conjuntamente y a “tender puentes para el diálogo” entre Estado y la Generalitat a fin de poder alcanzar una solución política al proceso catalán.
El Govern lamenta una reacción inesperada y no ve “motivos para el optimismo”
El president busca en un encuentro con Garzón el apoyo de IU al referéndum pactado