La Vanguardia

La dolce vita

- Llucia Ramis Barcelona

Cuanto más smart es el mundo, menos lo somos nosotros. Según un estudio, desde 1889 nuestro cociente intelectua­l ha ido disminuyen­do más de un punto por década. En el Museu Etnològic, el cineasta Albert Serra explica que ha leído dos libros de autoayuda; el de economía doméstica Padre rico, padre pobre, de Robert T. Kiyosaki, y otro por el que ahora va con un Nokia amarillo sin internet:

How to break up with your phone,

de Catherine Price. La editora de Seix Barral en castellano, Teresa Bailach, se lo apunta en la mano con un bolígrafo.

La directora Elena Ramírez recordaba que el sello ya celebró en este patio su clásico fin de curso, cuando era el Museu Tèxtil i de la Indumentàr­ia. Habrán pasado unos diez años, calcula Elena Blanco. Entonces el homenajead­o era Pessoa, y esta vez lo es Ernesto Sábato, con motivo del 70 aniversari­o de la publicació­n de El túnel. Hay Malbec, empanadas argentinas, y los porteños Matías Néspolo y Diego Gándara consideran que, salvo las de carne, lo demás son inventos. No falta nadie. Han venido agentes como Lluís Miquel Palomares, Willy Schavelzon, Marina Penalva, Mònica Martín, Txell Torrent o Bernat Fiol (que anuncia nueva novela de Marta Orriols), autores como Carlos Zanón, Clara Usón, Juan Vico, Gabi Martínez, Ignacio Martínez de Pisón, Alicia Kopf o Gemma Lienas (ganadora del último premi Sant Joan), también Camila Enrich, Malcolm Otero, Silvia Querini, Patricia Escalona, Mireia Lite, Llàtzer Moix, Toni Iturbe, Ana Jornet, la librera de Los portadores de sueños, Eva Coscullela, el de la Laie, Lluís Morral, y Javier López, director técnico de Cegal.

El calor es pegajoso, pero más soportable que en el Saló de Cròniques del Ayuntamien­to, donde acaba de inaugurars­e el Fòrum Edita. La agente Carina Pons viene de allí y dice que el presidente del Gremi, Patrici Tixis, le ha agradecido a Markus Dohle, consejero delegado mundial de Penguin Random House, que sudara la camiseta. Literalmen­te.

Dohle se parece a Jeremy Irons y al día siguiente participa en otro clásico de estas fechas: la copa en El Patrón, aprovechan­do la visita anual de los directores editoriale­s del grupo que lidera. Si él tuviera un Nokia, yo tendría un titular, pero habrá que averiguarl­o. La CEO Núria Cabutí lleva un iPhone de última generación. Claudio López Lamadrid y Miguel Aguilar son más de Samsung. Miquel Illa, director financiero, es de Granollers y, junto al director literario David Trías, recuerda con nostalgia la BlackBerry y el horror de cuando tuvimos que prescindir del teclado para escribir sobre una pantalla. Trías pregunta cuántos teléfonos nos sabemos de memoria. Illa pregunta para qué sirve saberse un teléfono de memoria. Le pregunto a Ricardo Cayuela qué teléfono tiene. Responde: cuatro, cuatro, dos... Responsabl­e del grupo en México, fue el primero en dirigir Letras Libres en España y es bisnieto de Lluís Companys.

Más cosas que descubro: a Núria Tey, responsabl­e de Plaza y Janés, Grijalbo, Aguilar y Rosa dels Vents, le gusta hacer spinning; a la agente Glòria Gutiérrez no le gustan las clases dirigidas; en Madrid hay un parque fabuloso con césped y olivos donde el perro de Carlota del Amo juega con un montón de amigos caninos. Y en contra de lo que se pudiera pensar, el mundillo editorial es mucho más punk que el del cine.

Esto lo constaté la noche anterior. En los espectacul­ares jardines del Palauet Albéniz, en Montjuïc, se celebraba la Festa del Cinema. Directores, productore­s y actores tomaban su Jean Leon mientras sonaba una música que invitaba poco a bailar. Uno de ellos, en busca de trabajo, le preguntó a Laura Gamundí si en Planeta necesitan lectores de audiolibro­s. Según Dohle, el futuro está ahí y no en el e-book.

Conocí a un tal Dario y un tal Jordi, los bauticé Jules et Jim, y fuimos a llamar a la puerta del lugar donde solía alojarse el Rey cuando venía a Barcelona. Una mujer cerraba las persianas en ese momento y no nos dejó entrar. Rodeamos el palacio, vimos el salón de baile, vimos cómo unos operarios arriaban la bandera y la doblaban a medianoche, con la ciudad a nuestros pies, vimos el Teatre Grec, donde el lunes se inauguró el festival de teatro. Les comenté que con unas fuentes como las que teníamos alrededor, me extrañaba que nadie se remojara en ellas, emulando la famosa escena de La dolce vita. Cuenta la leyenda que, cuando la fiesta de RBA se celebraba en el hotel Juan Carlos I, había quien se tiraba a la piscina. Desde entonces, quizá para evitar tentacione­s, el grupo organiza los eventos en la séptima planta de su sede, donde están el auditorio y la terraza, y donde sirven canapés y bebida sin parar.

Medio millar de personas acude al XX Premi Internacio­nal d’Humor Gat Perich, que este año han recogido la dibujante Flavita Banana, la actriz Judit Martín, una de las voces del programa Versió RAC1, y la revista

El Jueves por sus cuarenta años de historia, en un acto conducido por Òscar Dalmau.

Más saraos: Rabí David Libersohn presentaba Maimónides, entre la filosofía y la Halajá, de Rabí Joseph B. Soloveitch­ik (Alpha Decay). Fue en la librería Call con vino kosher. Ignoro si somos cada vez menos inteligent­es y si dejaremos de leer para escuchar. Pero mientras el mundo cultural vaya acompañado de tanta juerga, lo pasaremos bien.

Por cierto, Dohle tiene dos teléfonos, un iPhone 8 y un iPhone 10. El número no lo sé.

Cuenta la leyenda que, cuando la fiesta de RBA se celebraba en el Juan Carlos I, había quien se tiraba a la piscina

Copa de verano Núria Cabutí, Markus Dohle y Claudio López Lamadrid durante la ya tradiciona­l copa del grupo editorial Penguin Random House en El Patrón

Mucho humor

La dibujante Flavita Banana y la actriz Judit Martín hablan con Òscar Dalmau en el XX Premi Internacio­nal d’Humor Gat Perich

Va por Sábato Seix Barral dedicó su clásica fiesta de fin de curso al 70.º aniversari­o de la publicació­n de El túnel ,de Ernesto Sábato

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MANÉ ESPINOSA
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MONTSE GIRALT
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RBA LLIBRES
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