Polémica por la construcción de más chalets en Begur
Los ecologistas tildan de “especulación urbanística” la edificación de nuevas viviendas en el sector de la cala Aiguafreda
Reurbanizar el sector de Aiguafreda, una urbanización proyectada en Begur en la década de los setenta, ha puesto en alerta a los ecologistas que temen que completar los servicios de saneamiento, agua potable, red eléctrica, aguas pluviales, alumbrado público, soterramiento de la telefonía y pavimentar la zona –actuación aprobada inicialmente por el Consistorio– abriría la puerta a la construcción de 400 viviendas de segunda residencia, la mayoría unifamiliares. Actualmente, entre el 20% y el 25% de la zona está edificado, y el 95% son segundas residencias construidas en la década de 1990.
Las plataformas SOS Aiguafreda y SOS Costa Brava tildan la actuación de “especulación urbanística en uno de los últimos tramos vírgenes de la costa de Begur”. El alcalde del municipio, Joan Manel Loureiro (Junts per Begur-ERC), lo niega y asegura que la gran mayoría de las 400 viviendas que figuran en el Plan de Ordenación Urbanística Municipal (POUM), aprobado en el 2003, están ya construidas y que actualmente sólo quedan unas 180 fincas pendientes de construir.
Las explicaciones del alcalde no convencen a algunas entidades y vecinos de la zona, que tienen hasta hoy para presentar alegaciones a la modificación del POUM que se encuentra en exposición pública. Temen el impacto ambiental que supondrían las nuevas edificaciones en este tramo de la costa, que limita con el Plan Especial de Interés Natural (PEIN) Muntanyes de Begur.
El área urbanizable, según los ecologistas, ocupa unas 70 hectáreas, de las que un 65% se destinará a propiedad privada, y el resto, a calles y zonas verdes. Agregan que solamente se prevé un 20% de parques y jardines públicos en una zona que actualmente está formada por bosques. Para la plataforma SOS Aiguafreda, la tala de árboles existentes generaría un “devastador impacto” sobre la flora y la fauna. Los ecologistas añaden que en el espacio se podrían construir tres nuevos hoteles, cosa que niega el Consistorio al asegurar que el POUM sólo preve dos zonas de equipamiento hotelero. La vecina del municipio y miembro de Ecologistes en Acció Lydia Chaparro afirma que “la especulación urbanística está volviendo con fuerza a la zona”.
La entidad agrega que la modificación del POUM impulsada por el Consistorio no cuenta con ninguna evaluación ambiental y paisajística. Fuentes del Ayuntamiento aseguran que ya pidieron un informe a la Conselleria de Medi Ambient en el que quedaba claro que el ámbito de actuación no invadía ninguna zona verde, PEIN o terreno que pertenezca a la Xarxa Natura
El 95% de las casas que hay actualmente en la urbanización Aiguafreda son segundas residencias
2000. “No se toca ninguna zona de protección”, añade el alcalde. Sin embargo, los ecologistas consideran que ese informe omite información ambiental importante, ya que no analiza el impacto que tendrían sobre el territorio las nuevas edificaciones y piscinas construidas; el impacto de la tala de árboles, el aumento de tráfico rodado, de residuos generados y recursos hídricos en un tramo del litoral que en verano “sufre una saturación insostenible”.
Para tranquilizar a los ecologistas, el Consistorio asegura que, aunque no es obligatorio, han pedido un estudio de impacto ambiental de la zona para determinar si los servicios proyectados serán suficientes o no para aguantar la presión de las nuevas edificaciones que puedan construirse en un futuro.
Desde hace quince años las licencias de edificación en esta urbanización están suspendidas a la espera de completarse los servicios necesarios.