Paul Hartnoll
Jack White abre mañana el potente cartel de un festival que mezcla todos los estilos
MIEMBRO DE ORBITAL
Orbital, la mítica banda de música electrónica, actuará en el ecléctico Festival Cruïlla, que a partir de mañana traerá a Barcelona a músicos de la talla de Jack White, David Byrne, Prophets of Rage o Catarres, entre muchos otros.
Por las pantallas del Cruïlla pasaba información: “Tenemos a 843 Martas entre nosotros”. Seguido de: “Hay 235 Jordis. Un total de 681 Marias...” y de pronto: “¡Un Fermín!”. Uno solo entre más de 15.000 personas y, para más inri, era un 7 de julio. El Fermín del Cruïlla del año pasado se convirtió en un fenómeno viral. Todos le buscaban. Y claro, apareció y se celebró. Esto también define el Cruïlla. Más allá del potente fenómeno musical y ecléctico cartel –Jack White, N.E.R.D., Prophets of Rage, Orbital, Kygo, The Roots, Catarres o La Pegatina...– en este festival pasan muchas cosas. Por ejemplo, los niños (hasta 15 años) no pagan. Los vasos son totalmente biodegradables, el aforo se limita para reducir colas y aglomeraciones y hay trato VIP para los incondicionales.
Lejos de los grandes festivales que centran la atención en Barcelona, como el Sonar o el Primavera Sound, el Cruïlla se ha hecho un nombre a costa de evitar etiquetas. O de asumirlas todas, para no ser catalogados. “Tenemos un cartel internacional con una alma local, el 90% del público es de Barcelona y sus alrededores y nos importa mucho que se lo pasen bien y que tengan una buena experiencia”, insiste su director, Jordi Herreruela. La novena edición del Cruïlla arranca mañana en el Fòrum con Jack White, Bunbury, Seasick Steve, Always Drinking Marching Band y Rolling Vibes Collective.
“Cuando empezamos en esto –antes del Fòrum, hubo cinco ediciones en Mataró– todavía funcionaban las tribus urbanas, sin em- bargo ahora cada uno busca su propia personalidad, su singularidad, su autenticidad, ya nadie quiere ir vestido como los demás... Nosotros nos enfocamos a este tipo de gente”, añade Herreruela. Hay música, zona gaming, espacios para descansar, arte, comercio, food trucks ....
El Cruïlla no busca, aunque son bienvenidos, a los superfans de un grupo concreto. Más bien caza a quienes escuchan música a través de plataformas como Spotify y una canción les lleva a otra. “Gente que descubre más que oye; gente que ya no escucha cincuenta veces un álbum, que quizás no iría a un concierto de Catarres, pero tiene cuatro canciones suyas en su playlist”, mantiene Herreruela. Y quizás también tiene cuatro de N.E.R.D, algo de LP, La Pegatina, Joan Dausà, Camille, Jessie Ware, Lori Meyers o Prophets of Rage. Todos ellos actuarán el viernes, día en que el Aquelarre de Cervera visitará el festival. “No veo tantas diferencias entre Prophets of Rage y el Aquelarre... Somos cosmopolitas, pero tenemos respeto por la cultura pro- pia. Somos punto de encuentro y acogida. Este festival es así porque se hace en Barcelona, no se podría hacer igual en ninguna otra ciudad”, opina su director.
En el Cruïlla y sus seis escenarios suena la música que el público oye cuando conduce, mientras corre, cuando cocina o cuando va de fiesta. Soul, folk, pop, rock, hip-hop, tecno o música latina. El momento hace la música. Y para ello, los organizadores del festival se consideran más gestores culturales de una comunidad que promotores musicales. Este año es el Aquelarre, y el año pasado tendieron puentes con el Liceu para promocionar la ópera. Están convencidos de que las inquietudes de su público son muchas y variadas y tienen sus razones para saberlo: el Cruïlla maneja su propia big data, que viene gestionando desde el principio y que les permite estar en contacto con su público durante todo el año, celebrar su cumpleaños si coincide con el festival o preguntar qué grupos querrían ver en la próxima edición, como Justice, The Roots, David Byrne, Orbital, Albert Hammond Jr, Ben Howard, Soja, Elefantes, Zonzo o La Fura dels Baus... que forman –aunque aquí no están todos– el cartel del sábado.