Cinco muertos en un drama familiar en el sur de Francia
Cuatro adultos y un niño de corta edad perdieron la vida ayer en la localidad de Pau, en el sur de Francia, en lo que, según todos los indicios, se trató probablemente de un drama familiar. La mayoría de las víctimas eran de origen español.
Un incendio en la vivienda y la presencia de un hilo de sangre que salía por debajo de la puerta alertaron a un vecino, poco antes de las siete de la mañana. Tras llegar los bomberos y la policía, forzaron la entrada en el domicilio y constataron que en el interior había cinco cadáveres y un sofá ardiendo.
Según la reconstrucción provisional de los hechos, uno de los adultos pudo cometer la matanza. Se trató, al parecer, del marido de una maestra de unos treinta años natural de Zaragoza. En el piso estaban también los suegros, llegados hacía poco de la capital aragonesa para una visita. El hombre habría dado muerte a su esposa –cuyo cadáver fue hallado maniatado y amordazado con cinta adhesiva– y a los padres de esta, para luego suicidarse. El niño, de dos años, habría fallecido intoxicado por el humo.
Según las primeras informaciones, el homicida sería de nacionalidad francesa.
El matrimonio francoespañol residía en Pau desde hacía un año. Ella había encontrado trabajo como profesora en un instituto. Según declaró una vecina a la agencia AFP, sobre las cinco de la mañana se apercibió de que en el piso de la familia española se estaba produciendo una violenta discusión. El niño gritaba. Otros testimonios citados por el diario Sud Ouest confirmaron que la pareja solía tener frecuentes disputas. También hubo vecinos que hablaron bien de “los españoles”, con los cuales tenían contacto y eran pacíficos, al menos fuera de su casa.
Un teniente de alcalde de Pau, Marc Cabane, se trasladó al lugar de la tragedia, donde en un primer momento fueron evacuados casi 30 ocupantes del edificio. Cabane describió una escena dantesca, “con mucha sangre por todo el apartamento”. El Ayuntamiento dispuso ayuda psicológica para los vecinos. La fiscal de Pau, Cécile Gensac, no confirmó todavía de manera oficial el móvil criminal, a la espera del resultado de las autopsias.
Pau, capital del departamento de los Pirineos Atlánticos, con unos 80.000 habitantes, fue noticia en mayo pasado por la muerte de un hombre de origen africano a manos de una banda de adolescentes que lo golpearon salvajemente en un parque. El día anterior habían tenido una discusión banal
Una de las víctimas, maestra, y sus padres, que estaban de visita en Pau, eran de Zaragoza
mientras jugaban a fútbol.
La crónica negra francesa se completó ayer con otro hecho atribuible a la violencia de género. Se descubrió que un hombre había matado a puñaladas a su mujer, en la localidad costera de Agde, al sur de Montpellier. La policía fue alertada por una hija de la pareja, residente en Inglaterra, que estaba inquieta por no saber nada de sus padres desde hacía días. Cuando los agentes se personaron en la vivienda, el presunto homicida, de 54 años, les dijo que no pasaba nada, que estaban bien. Pero las cosas se complicaron cuando la policía pidió ver a la mujer. El hombre se agitó mucho y terminó confesando que la había matado. El cadáver estaba en el interior de la vivienda, cubierto por una sábana. Se desconocen los móviles del crimen y cuándo se produjo.
Estos sucesos tuvieron muy escasa repercusión ayer en Francia, pues toda la atención mediática estaba volcada en la semifinal de la Copa del Mundo de fútbol, en San Petersburgo, que enfrentó a la selección nacional y a la de Bélgica.