Bob Martínez se muestra al mundo
Los Mundiales sirven históricamente como escaparate para los futbolistas. Conseguir que un gran club se fije en ti es el objetivo de muchos cuando acuden con su país al campeonato futbolístico por excelencia. En Rusia hay que desviar la mirada hacia el banquillo para encontrar a la figura que más ha crecido en el último mes: Robert Martínez, el técnico español del combinado que ha hecho historia llegando a semifinales 32 años después de la única vez que lo había logrado. La forma de clasificarse para la cita mundialista de la generación de oro belga –fueron los primeros en conseguir el billete– ya hacía presagiar que estaba capacitado para protagonizar un buen torneo. El entrenador de Balaguer asumió el cargo en agosto del 2016 y un año y un mes después conseguía el objetivo de forma muy contundente. No se sorprendieron en Inglaterra, donde su carrera en los banquillos progresó con paso firme y decidido. Se ganó el respeto de la Premier y se ha ganado el respeto de todos en esta Copa del Mundo.
Bélgica se despide después de haber sido el equipo más completo de la fase de grupos. Tras protagonizar la remontada con mayúsculas ante Japón. Se marcha habiendo pasado por encima de un Brasil que parecía encaminarse hacia su sexto cetro y vuelve a casa con la sensación de haber podido hacer más daño a Francia. Si esta Copa del Mundo ha merecido la pena ha sido por disfrutar del juego vistoso que ha practicado. El fútbol de asociación combinado con la verticalidad de sus puntas que propone Martínez ha permitido ver la riqueza de un combinado en el que sus estrellas han brillado
La eliminación de Bélgica no empaña el trabajo de un técnico sobradamente preparado
pero en el que el colectivo ha resultado clave.
En estas semanas ha quedado patente, una vez más, que en este deporte no vale sólo con poseer grandes individualidades. Que se lo pregunten a España, Argentina o Brasil. Esta Bélgica no ha vivido de sus grandes nombres. Su éxito no se puede explicar únicamente gracias al talento del genial Hazard, el cañonero Lukaku o el increíble Courtois. La exhibición táctica del seleccionador español en los momentos clave le sitúa entre los elegidos. Además de su personalidad dejando fuera a un ídolo como Nainggolan. La capacidad de adaptación a las distintas situaciones de partido y la valentía de no querer cambiar de lado del cuadro cuando tenían la opción de evitar a Brasil. La eliminación de Bélgica no empaña el trabajo de un técnico que parece sobradamente preparado para asumir grandes retos en la élite futbolística. Que se ha puesto en el escaparate para brillar más que nadie.
Cuando Bélgica cayó ante la Argentina de Maradona, Robert tenía 13 años. Próximamente resolveremos la duda de si, como en México’86, Bélgica también ha caído ante los campeones. De lo que no cabe duda es de que ya todo el mundo admira a Bob Martínez.