La Vanguardia

Sauli Niinistö

La capital de Finlandia es un puente tradiciona­l entre Occidente y Rusia, como mañana verán Trump y Putin

- GONZALO ARAGONÉS Helsinki Enviado especial

PRESIDENTE DE FINLANDIA

El presidente Niinistö representa el espíritu dialogante que ofrece Finlandia, convertido en el terreno neutral para el encuentro mañana entre Trump y Putin. Niinistö ya mostró buenos oficios cuando visitó la

Casa Blanca el pasado año.

En la plaza del Senado, junto a la catedral luterana de Helsinki y muy cerca de la catedral ortodoxa Uspenski (Dormición), se levanta desde finales del siglo XIX un monumento a Alejandro II. El antepenúlt­imo zar de Rusia, que era también gran príncipe de Finlandia, es todo un símbolo en plena calle de esta romántica ciudad del Báltico, a medio camino entre Europa Occidental y Rusia, y tal vez su punto de encuentro.

Testigos de esta realidad de la capital finlandesa serán mañana los presidente­s de Estados Unidos, Donald Trump, y de Rusia, Vladímir Putin, que se reunirán aquí y celebrarán su primera cumbre oficial desde que aquel llegó al poder. Tanto la Casa Blanca como el Kremlin han acordado que éste es el lugar ideal para poner sobre la mesa y cara a cara las diferencia­s que en los últimos años han llevado sus relaciones a un nivel propio de la guerra fría: anexión de Crimea y conflicto de Ucrania, supuesta injerencia rusa en las elecciones americanas de 2016, sin olvidar los intereses de ambos en Siria y Oriente Medio.

“Aunque hoy sigue la línea general de la UE respecto a Moscú, y aumenta la cooperació­n con EE.UU. y la OTAN, el presidente finlandés Sauli Niinistö tiene una buena relación con Putin”, señala a La Vanguardia Ryhor Nizhnikau, investigad­or sénior del Instituto Finlandés de Relaciones Internacio­nales y miembro de su programa sobre Vecindad Oriental de la UE y sobre Rusia.

Para Markku Kivinen, profesor y director de investigac­ión en el Instituto Aleksanter­i y en el Centro Finlandés para Estudios de Rusia y el Este de Europa de la Universida­d de Helsinki, “sin este tipo de relaciones, esta cumbre no se habría podido organizar en Helsinki”. Según explica el experto a este periódico “Finlandia mantiene un diálogo sincero con Rusia tanto sobre sus diferencia­s de opinión como respecto a sus intereses comunes en desafíos globales, como el cambio climático. Y tratan también temas bilaterale­s de comercio y medioambie­nte”.

La neutralida­d como puente de entendimie­nto no es una cuestión nueva en Helsinki. “Tradiciona­lmente, el Gobierno finlandés ha inreunir tentado cultivar unas buenas relaciones con Moscu”, subraya Nizhnikau.

Esa tradición nació gracias a la posición geográfica, pero también se forjó a través de la historia. Tras siglos de enfrentami­entos con Rusia y dos conflictos durante la Segunda Guerra Mundial para mantener su independen­cia (la guerra de Invierno y la de Continuaci­ón), Finlandia decidió adoptar una política práctica. Eso la convirtió en un puente entre Occidente y la Unión Soviética. Una especie de válvula de escape que los líderes de ambos lados utilizaron cuando la presión estaba a punto de hacer estallar la olla diplomátic­a.

Si mañana sólo se consiguier­a eso, el esfuerzo podría darse por bien empleado. Porque, según los expertos, es casi imposible que haya un acuerdo concreto y claro. “La desconfian­za mutua es muy grande. Los problemas principale­s, como la injerencia de Rusia en las elecciones del 2016, son imposibles de resolver. Pero hay una serie de asuntos en los que podemos esperar avances simplement­e porque las relaciones están a un nivel muy bajo”, dice Nizhnikau, que pone como ejemplos “restaurar la capacidad de sus embajadas”. Además, “hay áreas de interés mutuo donde se puede impulsar el diálogo, como control de armas y, más específica­mente, la prolongaci­ón del nuevo tratado New Start después del 2021. Esta cumbre puede sentar la base para discusione­s futuras”.

La neutralida­d de Helsinki se vive en las tranquilas calles de una capital manejable (poco más de 600.000 habitantes), donde a base de cortos paseos se pueden ver algunos lugares que forman parte de la diplomacia internacio­nal. Poco más de 20 agradables minutos se necesitan para llegar desde la estatua de bronce de Alejandro II al Finlandia Hall, echando al paso un vistazo a la estación central o a los emblemátic­os almacenes Stockmann. Allí llegó en 1975 el presidente de Estados Unidos Gerald Ford para participar en la Conferenci­a sobre Seguridad y Cooperació­n en Europa (CSCE). Aunque en esa cumbre estaban otros 33 jefes de Estado y de Gobierno, el americano iba a hablar cara a cara con el líder de la URSS, Leonid Brézhnev.

Por la Declaració­n de Helsinki, “este fue el más significat­ivo de todos los encuentros, porque dio instrument­os a los países de Europa del Este para avanzar en derechos humanos y democracia. Incluso podría haber ayudado al colapso pacífico de la URSS”, explica Kivinen.

Un paseo más corto todavía, apenas cinco minutos, nos lleva desde Alejandro II hasta el palacio Presidenci­al, residencia de trabajo del jefe del Estado finlandés en la capital y el lugar elegido por Niinistö para a sus dos ilustres invitados mañana a la una de la tarde.

El edificio, que data del siglo XIX, ya acogió en 1990 otra importante cumbre de la historia contemporá­nea. Se reunieron George H.W. Bush y Mijaíl Gorbachov para tratar la invasión de Kuwait por parte de Irak, que dio lugar a la primera guerra del Golfo. El lugar se encuentra junto a la emblemátic­a plaza del Mercado. Visita obligada de los turistas, estos no podrán mañana hacer sus compras, pues quedará cerrada por motivos de seguridad.

En aquellos años Finlandia, un país que hoy tiene 5,5 millones de habitantes, se ganó su fama de neutralida­d. “Era entonces uno de los países más democrátic­os del mundo sin restriccio­nes a la participac­ión política, sin violencia política o terrorismo. En términos económicos se aprovechab­a de mantener unas buenas relaciones tanto con sus socios occidental­es como con la URSS”, apunta Kivinen.

Pero esta neutralida­d ya no es tan clara, porque la URSS ya no existe y porque Finlandia se unió a la UE en 1995. Algo queda, sin embargo, sobre todo porque no es miembro de la OTAN, una posibilida­d a la que se opone la mayoría de la población, según las encuestas. “Cada uno de los países de la UE tienen sus propias herencias en política exterior. Para Finlandia el verdadero dilema siempre fue la relación con Rusia”, apunta este profesor.

Como parte del reino de Suecia durante 700 años, Finlandia tuvo docenas de conflictos con Rusia hasta 1809, cuando en las guerras napoleónic­as pasó a manos del imperio ruso como un gran ducado autónomo. En el citado monumento de la plaza del Senado, Alejandro II está representa­do con uniforme de oficial de la guardia finlandesa y a su alrededor hay representa­ciones alegóricas de los valores del parlamenta­rismo local: ley (Lex), paz (Pax), ilustració­n (Lux) y trabajo (Labor). El monumento conmemora el restableci­miento por el zar de la Dieta de Finlandia, el Parlamento local, en 1863. Finlandia logró su independen­cia al rebufo de la Revolución de Octubre, en 1917.

La neutral Finlandia no ha descuidado a la otra potencia. En mayo de 1988 Ronald Reagan visitó al presidente Mauno Koivisto en Helsinki antes de entrar en la URSS para reunirse con Gorbachov. El presidente americano usó Helsinki como lugar de descanso y preparació­n. Un alto funcionari­o dijo al diario Los Angeles Times que Helsinki era “un lugar donde puedes ir y no hacer grandes esfuerzos”.

El actual jefe del Estado finlandés, Niinistö, se reunió el año pasado en la Casa Blanca con Trump, y algunos observador­es señalan que no sería extraño que el líder estadounid­ense le hubiese preguntado por su homólogo ruso.

La última gran cumbre de Helsinki fue la de 1997, un encuentro entre Bill Clinton y Boris Yeltsin, también en el palacio Presidenci­al. Control de armamentos y la ampliación de la OTAN hacia las fronteras ocupaban entonces la agenda. Veintiún años después Donald Trump y Vladímir Putin vuelven a aprovechar el espíritu neutral de Finlandia.

A MEDIO CAMINO Finlandia ha cultivado buenas relaciones con Moscú desde la guerra fría

1975: EL GRAN ANTECEDENT­E Ford y Brézhnev se reunieron en la capital finlandesa en el marco de CSCE

ACERCAMIEN­TO Descartado­s acuerdos concretos, la cumbre pone las bases para futuros encuentros

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LEONHARD FOEGER / REUTERS El palacio Presidenci­al, en el centro de Helsinki, acogerá hoy a la una de la tarde una nueva cumbre entre EE.UU. y Rusia
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