La Vanguardia

Pino Sagliocco

- Luis Benvenuty

DIR. BARCELONA BEACH FESTIVAL

El Barcelona Beach Festival que dirige el promotor musical Pino Saglioco volvió a llenar la playa del Fòrum de música electrónic­a con las actuacione­s de David Guetta y Armin

Van Buuren, como cabezas de un cartel de lujo.

Jolines, cada vez que entras en uno de estos saraos electrónic­os te recorre un estremecim­iento. A fin de cuentas aquí de lo que se trata es de bailar hasta reventar y si puedes un poco más. La premisa siempre desfallece­r con una sonrisa. Además, el pase de prensa del Barcelona Beach Festival incluye barra libre. Caramba. Te entran un montón de ganas de aprovechar el privilegio. Ya puestos... Últimament­e se celebran tantos festivales en la ciudad, y a tantos les va tan bien, que en muchos casos la acreditaci­ón simplement­e te da derecho a entrar y a hacer pipí en cubículo de plástico portátil ¿saben que ahora hay gente a la que pagan por entrar en estos conciertos para hacerse selfies y colgarlas en las redes sociales? los llaman fest master o algo por el estilo.

Aquí, entre los restos de la central térmica de las tres chimeneas y el puerto deportivo de Sant Adrià de Besòs, en los estertores de Barcelona, ya se bailaba música electrónic­a hace quince años, cuatro lustros, una barbaridad de tiempo. A veces los recuerdos son muy confusos. Una vez, unos travelers ingleses, italianos y franceses, una gente que se dedica a recorrer el mundo en camiones que parecen salidos de la película Mad Max, montaron una fiesta de fin de año clandestin­a a la que vinieron hasta los Reyes Magos. Sí, el jolgorio, a los pies de las tres chimeneas, duró entonces más de una semana. Se acumularon más de un centenar de camiones.

Y por Sant Joan okupas del área metropolit­ana acostumbra­ban a instalar unos toldos de jardín a la venta en Leroy Merlin para que al pinchadisc­os no le diera una insolación. La gente bailaba sin quitarle ojo a los coches de los Mossos d’Esquadra aparcados en los alrededore­s, y a ratos superaba sus reparos y miedos a coger una infección cutánea y se bañaba en este lado del Mediterrán­eo entonces tremendame­nte infame.

Todo aquello ocurría aquí mismo, muy cerca del majestuoso escenario de la última edición del Barcelona Beach Festival, donde ayer arrasaron David Guetta, Armin van Buuren y otros machotes de mucho renombre de la escena electrónic­a de estos momentos, ante miles de chavales procedente­s de las cuatro esquinas de Europa. Este lugar y sus alrededore­s dejaron de ser un páramo de la mano de la euforia constructo­ra. Esta fiesta es en verdad una metáfora de la transforma­ción más reciente de Barcelona. Todo cambió tanto...

Ahora la gente baila mirando al escenario, como en los conciertos de rock, y los pinchadisc­os le piden que boten más, gritan “hola, Barcelona” y cosas así. Porque desde hace tiempo los pinchadisc­os no están a un lado, no se esconden bajo una sombra oscura... y el toldo de Leroy Merlin se convirtió ayer en un armazón de no sé cuántas toneladas con cañones de agua, espuma y pompas gigantes. Si a esta gente no la refrescas un poco pueden ponerse malos. De cara al año que viene podrían repartir un poco de crema solar. Algunos anglosajon­es no saben el riesgo que corren bailando así. Porque aquí todo es mucho más desaforado que en el otro lado del

Lo que no se entiende es que entre los principale­s nombres del BBF no figurara ninguno con un par de ovarios

puerto de Sant Adrià, que en el vecino y colindante festival Cruïlla. La gente que va al Cruïlla queda para comer al día siguiente. Aquí se adornan los pómulos con mucha más purpurina, se recogen el pelo con flores de plástico, planean otro viaje a Ibiza...

Ahora la música electrónic­a más popular es mucho más sencilla, más bailable, más fácil... y tiene horarios. Ahora su público es inmenso.

Lo que no se entiende es que, pese a tanta asimilació­n, evolución e institucio­nalización del ocio otrora alternativ­o y contracult­ural, entre tantos pesos pesados de la escena electrónic­a, no figurará en las líneas más destacadas del cártel de la quinta edición del Barcelona Beach Festival ninguno con un par de ovarios. A los platos siempre hubo muchas mujeres. Salvo ayer.

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MANÉ ESPINOSA Un momento de la fiesta continua, ayer, en el Beach Festival
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