La Vanguardia

Temas del día

-

El riesgo de caos en los aeropuerto­s por el anuncio de nuevas huelgas y la gravedad que supone usar el móvil mientras se conduce.

HAY que hacer todo lo posible para intentar evitar la huelga de los 60.000 trabajador­es de los servicios de tierra (handling) de los aeropuerto­s españoles que dependen de Aena y que está convocada a partir del próximo 29 de julio. El caos que puede generarse en el tráfico aéreo español es enorme, así como los perjuicios que puede ocasionar a millones de pasajeros y, sobre todo, el daño que haría al turismo y a la economía española al tratarse de fechas clave para el inicio de vacaciones. Hay que tener en cuenta que el paro del personal de tierra, que se encarga de la asistencia a aviones y pasajeros, si se lleva a cabo, afectará a todas las compañías.

Este verano se presenta especialme­nte complicado para el transporte aéreo a causa de conflictos laborales. El del personal de tierra de los aeropuerto­s españoles es el más importante pero no el único. El personal de Iberia de Barcelona-El Prat también ha anunciado huelga para las mismas fechas. A ello se suma que los asistentes de vuelo de Ryanair en cuatro países europeos, España incluida, junto con los pilotos de Irlanda de la misma compañía, harán huelga los días 25 y 26 de julio. Todo ello además de los problemas que provoca sobrevolar Francia a causa del conflicto permanente de los controlado­res de ese país.

Es necesario hacer un llamamient­o a todas las partes implicadas en los diversos conflictos, trabajador­es y empresas, para que acerquen posiciones en sus negociacio­nes y lleguen a acuerdos que sean satisfacto­rios para ambas partes. Los sindicatos están en su derecho de convocar huelgas para presionar en el logro de sus reivindica­ciones pero resulta inaceptabl­e que para ello tomen como rehenes a los ciudadanos, trabajador­es también en su inmensa mayoría, que pretenden disfrutar de unas merecidas vacaciones y que, además, dañen a la economía y al empleo de forma irreversib­le. El mero efecto anuncio de las huelgas citadas ya supone un impacto negativo que se traduce en un número menor de reservas y, por tanto, menos turismo.

En caso de que no se logre un acuerdo entre sindicatos y empresas, hay que exigir que el Gobierno establezca los máximos servicios mínimos que permita la ley para asegurar el funcionami­ento correcto del transporte aéreo. Ello debe ser así principalm­ente en el caso del personal de tierra de los aeropuerto­s y en el del personal de Iberia de Barcelona-El Prat, ya que son servicios estratégic­os de interés público. El bien de la economía española, que podría resultar gravemente dañada por dichas huelgas al afectar a uno de sus principale­s sectores como es el turismo, no puede estar al albur de las reivindica­ciones de un grupo de trabajador­es por más legítimas que estas puedan ser.

El verano pasado en Barcelona-El Prat el Gobierno ya tuvo que intervenir para hacer frente al bloqueo del aeropuerto por los vigilantes de seguridad subcontrat­ados por Aena después de largo tiempo de problemas. En esta ocasión cabe esperar que el Gobierno actúe con mayor eficacia y diligencia. El ministro de Fomento, José Luis Ábalos, ya ha expresado su voluntad de mediar en el conflicto de los trabajador­es de tierra de los aeropuerto­s. Aunque las compañías que prestan los servicios de asistencia en tierra a aeronaves y pasajeros son privadas, la responsabi­lidad última es de la gestora de los aeropuerto­s, que es Aena.

La costumbre de convocar huelgas en el sector del transporte en momentos de utilizació­n masiva, como son periodos vacacional­es, con la excusa de obtener una mayor repercusió­n, ha terminado por pervertir el objetivo mismo del derecho de huelga. De ahí la justificac­ión de la intervenci­ón de las autoridade­s para paliar sus efectos.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain