La ansiedad del Rubius
ElRubius deja de emitir en sus canales tras llegar a los treinta millones de seguidores al sufrir un ataque de ansiedad
El Rubius, famoso influencer, deja de emitir en sus canales donde tiene treinta millones de seguidores al sufrir un ataque de ansiedad.
ElRubius se ha tomado unas vacaciones forzadas en las redes sociales. Lo ha hecho tras alcanzar los 30 millones de suscriptores en YouTube. “Me cuesta todavía asimilar un número tan grande”, ha escrito Rubén Doblas, de 28 años, en sus cuentas de Twitter, Facebook y en stories de Instagram. ElRubius es el youtuber con más suscriptores de España, el segundo en habla hispana y en todo el mundo sólo hay tres influencers con más seguidores que él.
Treinta millones de seguidores son muchos suscriptores. “Sigo peleándome todos los días con los demonios que tengo en mi cabeza, que me dicen: tienes que hacerlo mejor, tienes que hacerlo perfecto, no te mereces estar ahí. Después de este descanso me estoy dando cuenta de que estos demonios están desapareciendo y veo las cosas de distinta manera. Esta competitividad que me he creado yo solo en mi cabeza me empieza a parecer una gilipollez. Ya empiezo a echar de menos subir vídeos”.
ElRubius parece haber sufrido un ataque de ansiedad por la presión de mantener la calidad de sus vídeos y mensajes y no fallar a sus seguidores. Rubén Doblas reconoce que nunca imaginó, cuando abrió su canal de YouTube en diciembre del 2011, que su vida podría dar un cambio tan radical. Aunque “siempre me ha dado miedo que el dinero, la fama y todo lo que eso implica cambiaran mi forma de ser y que me volviera un capullo”, reconoce en ese comunicado de despedida temporal dirigido a sus seguidores.
Óscar Cumí, influencer marketing & management en la agencia Eisntein & Monroe, comprende la situación por la que pasa actualmente ElRubius. “Desde que abrió su canal de Youtube ha publicado 778 vídeos. Son dos a la semana. Y eso es una carga de trabajo brutal”, afirma.
“Hay que pensar que detrás de cada vídeo –continúa Cumí– hay muchísimo trabajo, que pasa desapercibido. La idea creativa, la grabación, editar los vídeos, búsqueda de palabras clave para po- sicionarlos, diseño de la imagen miniatura, analizar las estadísticas para valorar el rendimiento del vídeo...”.
Es como si una sola persona, añade este experto en influencers, “llevara el peso de todos los programas de televisión, presentara el informativo, se encargara de los concursos y el espacio del tiempo, moderara los debates y retransmitiera las competiciones deportivas. Agotador, ¿no?”.
Esa presión y crisis de ansiedad que ha dejado a ElRubuis momentáneamente fuera de juego puede extrapolarse a la experiencia vivida por otros micro influencers que, con muchos menos seguidores, “acaban también siendo prisioneros en su propia casa”, interpreta Óscar Cumí. “En las primeras fases estos creadores de contenido “se sienten halagados y agradecidos a una audiencia que es muy fiel y les demuestra cariño, pero todo cambia cuando el influencer se siente obligado a crear a contenido para no defraudar a la audiencia. Entonces ya nada es como al principio, cuando creaban contenido por que les gustaba, llegado al estadio de El Rubius esa afición o disciplina se convierte en obligación”, afirma el mismo experto en marketing en las redes. Los seguidores siempre van a exigir a ese creador de contenidos que publique los vídeos y mensajes que mejor se adaptan a sus gustos. “Y eso es lo que al final genera más presión en el influencer, que sabe que ya no puede fallar a sus suscriptores”, añade Cumí.
Y un último mensaje de El Rubius para calmar a sus fans que ahora se han quedado huérfanos en las redes. Rubén Doblas, que vive en Málaga y raras veces concede entrevistas, ha hecho saber a sus seguidores por los canales de telefonía e internet que, cuando vuelva, va a compensarles por estas vacaciones forzosas “con un vídeo muy guay para celebrar con todos vosotros el hito en la historia de mi canal: haber llegado a los 30 millones de suscriptores”.
Lo que le pasa a Rubén Doblas es extrapolable a otros ‘influencers’ y pasa cuando publicar se convierte en obligación