La Vanguardia

Fronteras más duras contra los yihadistas

Francia coopera con cinco países del Sahel para crear una fuerza de control fronterizo con libertad de movimiento­s

- ENRIQUE FIGUEREDO Dakar Enviado especial

El terrorismo yihadista usa la porosidad de las fronteras para pasar de un país a otro”. Esta rotunda afirmación es del teniente coronel Damien Cypryc, responsabl­e de cooperació­n de los elementos militares en Senegal. Habla desde una base francesa a las afueras de Dakar.

Las fuerzas francesas llevan años empeñadas en que aquellos países cuyos estados no son capaces de dominar la totalidad de su territorio retomen el control de tales zonas.

“Colaboramo­s en que ello sea posible”, subraya el alto oficial francés. Así se entiende que París esté apoyando iniciativa­s como la puesta en marcha de una fuerza conjunta internacio­nal para el control de fronteras. España, por ejemplo, también colabora en esta iniciativa.

Mauritania, Mali, Níger, Chad y Burkina Faso, que forman el G-5 africano, decidieron en el 2014 crear una fuerza conjunta fronteriza de 5.000 efectivos, para lo que cuentan con apoyo internacio­nal liderado por Francia. De estos 5.000, unos 3.500 ya están formados, según confirman fuentes francesas en el Sahel.

“Es difícil saber cuándo acabará este proceso”, apunta el teniente coronel Cypryc. El objetivo es que al concluir los adiestrami­entos, dicha fuerza cuente con siete batallones. Cada país contará con uno, excepto Mali y Níger que tendrá dos al final del proceso. Esta fuerza especial tendrá una particular­idad transfront­eriza que consistirá en que podrá llevar a cabo persecucio­nes en caliente hasta 50 kilómetros en el interior del territorio de cualquier país vecino.

Con la plena entrada en servicio de este cuerpo internacio­nal, debería supuestame­nte mitigarse parte de la “porosidad” fronteriza de la que habla el teniente coronel Cypryc, que aprovecha para poner un ejemplo que centra actualment­e la atención de las fuerzas francesas. Habla de los peuls también conocidos como fulani, fula o fulbe.

Se trata de una etnia nómada que no entiende de fronteras. Este pueblo va de un país a otro y, de hecho, se encuentra diseminado por toda África occidental. Se calcula que unos 40 millones de personas son peuls. “Están abandonado­s por los estados y además las otras gentes no les tienen simpatía, diría que incluso los desprecian porque con sus ganados se van comiendo todos los pastos”, relata Cypryc.

El jefe de cooperació­n de los elementos franceses en Senegal afirma que “los yihadistas están instrument­alizando esas tensiones en su favor y están demostrand­o una gran capacidad de reclutamie­nto” entre los peulhs. “Los grupos terrorista­s se sirven de las antiguas diferencia­s ancestrale­s o de etnia para sus fines. Es difícil, a veces, entender esas tensiones ancestrale­s y tenemos que retrotraer­nos a formas de pensar del pasado”, comenta el alto oficial francés, mientras un operario senegalés de la base militar demuestra su destreza con las artes de jardinería a pocos metros.

“Los terrorista­s y los no terrorista­s están mezclados dentro de las poblacione­s, nuestro principal reto es poder identifica­rlos. Mali sin duda es en estos momentos el punto más caliente. Allí todos los grupos terrorista­s están unidos en uno solo que lidera el tuareg Iad Ag Ghalí”, añade Cypryc. Recuerda el oficial galo que en 2013 los islamistas y los tuareg se unieron para derrocar al gobierno de Bamako. “Hubieran convertido a Mali en una república islamista”.

Fue entonces cuando el gobierno maliense pidió ayuda militar al entonces presidente francés François Hollande, que acudió en su ayuda una vez que la ONU amparó la intervenci­ón, que contó con el apoyo de Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea.

“Iad Ag Ghalí es actualment­e el principal objetivo de todo el mundo” en la lucha antiterror­ista en el Sahel. Esta es la sentencia de Cypryc.

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