Heterosexual y presunto
De un tiempo a esta parte trato de reinventarme. No es la edad, es el sexo. El de género: nací varón. Llámenme Presunto Luna Morales, para servirles. Presunto violador, presunto imbécil, presunto acosador, presunto egoísta, presunto cosificador, presunto... lo que ustedes tengan a bien imputarme en público.
Hemos pasado del machismo rancio al linchamiento sistemático del varón heterosexual, hasta el punto de que se está creando –en mi presunta opinión– una cultura del odio al hombre que trata de seducir a mujeres –nuevo deporte de riesgo– con fines tan ulteriores como legítimos. Una ley del péndulo muy española...
No me veo, la verdad, preguntando a ninguna mujer si consiente explícitamente en darme un beso, si consiente en pasar del beso a la caricia, de la caricia al desabroche de la blusa y de ahí al de la falda –o al revés– como tampoco imagino a ninguna mujer preguntándome si consiento que me toque la entrepierna, para la que también exijo el mismo respeto del páncreas o el bazo, órganos
Se está creando una cultura social –en mi presunta opinión– de odio al hombre heterosexual
que encima sólo dan malas noticias.
Como no soy alto, ni guapo ni adinerado, pienso seguir picando piedra a mi manera, resumida en la máxima de “si la montaña no va a Mahoma, Mahoma va a la montaña”. Haré lo que se ha hecho siempre: tratar de crear una atmósfera propicia para intimar con mujeres que me atraen con el objetivo –muy lícito– de establecer relaciones postales, sentimentales o sexuales, con el deseo de que sean del agrado y satisfacción de ellas. Y que nadie se escandalice: ya hace tiempo que muchos hombres hemos optado por no insistir lo más mínimo. También nosotros –los heterosexuales– nos queremos y respetamos mucho.
Del “Soberano es cosa de hombres” a una publicidad muy extendida en la que el hombre heterosexual es un perfecto idiota –feliz, eso sí– que no se entera de que hay que instalar una alarma en el chalet –¡suerte que su esposa piensa por él!–, de que las lavadoras no son un coche deportivo o de que necesita instrucciones para decidir la compra más intrascendente.
Que los del gremio publicitario se esfuercen tanto por empoderar a la mujer da que pensar... ¡Qué personal más listo a la hora de vender! Son, por cierto, los mismos que vendían Soberano hace medio siglo...
Yo me alegro de la visibilidad de la mujer. El 8 de marzo del 2018 fue un antes y un después en España pero hay una corriente que está aprovechando el clima de consenso para atizar, demonizar y despreciar al hombre heterosexual, como si fuéramos un miembro más de La Manada que va por el mundo acorralando a jóvenes por los portales...
¿Han pensado lo ofensivo que resulta que a los hombres que nos gustan las mujeres –y mucho– se nos asocie con personas de semejante calaña? Un poco de respeto. Gracias.