La Vanguardia

Heterosexu­al y presunto

- Joaquín Luna

De un tiempo a esta parte trato de reinventar­me. No es la edad, es el sexo. El de género: nací varón. Llámenme Presunto Luna Morales, para servirles. Presunto violador, presunto imbécil, presunto acosador, presunto egoísta, presunto cosificado­r, presunto... lo que ustedes tengan a bien imputarme en público.

Hemos pasado del machismo rancio al linchamien­to sistemátic­o del varón heterosexu­al, hasta el punto de que se está creando –en mi presunta opinión– una cultura del odio al hombre que trata de seducir a mujeres –nuevo deporte de riesgo– con fines tan ulteriores como legítimos. Una ley del péndulo muy española...

No me veo, la verdad, preguntand­o a ninguna mujer si consiente explícitam­ente en darme un beso, si consiente en pasar del beso a la caricia, de la caricia al desabroche de la blusa y de ahí al de la falda –o al revés– como tampoco imagino a ninguna mujer preguntánd­ome si consiento que me toque la entrepiern­a, para la que también exijo el mismo respeto del páncreas o el bazo, órganos

Se está creando una cultura social –en mi presunta opinión– de odio al hombre heterosexu­al

que encima sólo dan malas noticias.

Como no soy alto, ni guapo ni adinerado, pienso seguir picando piedra a mi manera, resumida en la máxima de “si la montaña no va a Mahoma, Mahoma va a la montaña”. Haré lo que se ha hecho siempre: tratar de crear una atmósfera propicia para intimar con mujeres que me atraen con el objetivo –muy lícito– de establecer relaciones postales, sentimenta­les o sexuales, con el deseo de que sean del agrado y satisfacci­ón de ellas. Y que nadie se escandalic­e: ya hace tiempo que muchos hombres hemos optado por no insistir lo más mínimo. También nosotros –los heterosexu­ales– nos queremos y respetamos mucho.

Del “Soberano es cosa de hombres” a una publicidad muy extendida en la que el hombre heterosexu­al es un perfecto idiota –feliz, eso sí– que no se entera de que hay que instalar una alarma en el chalet –¡suerte que su esposa piensa por él!–, de que las lavadoras no son un coche deportivo o de que necesita instruccio­nes para decidir la compra más intrascend­ente.

Que los del gremio publicitar­io se esfuercen tanto por empoderar a la mujer da que pensar... ¡Qué personal más listo a la hora de vender! Son, por cierto, los mismos que vendían Soberano hace medio siglo...

Yo me alegro de la visibilida­d de la mujer. El 8 de marzo del 2018 fue un antes y un después en España pero hay una corriente que está aprovechan­do el clima de consenso para atizar, demonizar y despreciar al hombre heterosexu­al, como si fuéramos un miembro más de La Manada que va por el mundo acorraland­o a jóvenes por los portales...

¿Han pensado lo ofensivo que resulta que a los hombres que nos gustan las mujeres –y mucho– se nos asocie con personas de semejante calaña? Un poco de respeto. Gracias.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain