Vivir y morir, un negocio
Este último mes he enterrado a un familiar y estoy esperando el diagnóstico de una posible patología grave. En cuestión de días estos temas me han confrontado con la dura realidad: vivir y morir es un negocio que busca la mayor rentabilidad.
Lo deduzco por la inflexibilidad en todo el proceso de un funeral. Te debes amoldar a las exigencias, restricciones y al menú cerrado sin poder añadir una pequeña adaptación para cumplir un último deseo de tu ser querido o la familia. Ni hablar: rompe la dinámica e intereses del negocio y entorpece el guion encapsulado del acto. Muy triste.
¿Y para vivir? Tampoco es fácil. ¿Cuántas visitas médicas debes concertar, con cuánto decalaje de tiempo y con qué valor añadido entre una y otra para tener un diagnóstico algo preciso e iniciar un tratamiento antes de que sea demasiado tarde. Meses.
Sí, la vida y la muerte siguen, en la sociedad del consumo, un guion más allá del que dicta la propia naturaleza o la divinidad.
Y lo más penoso de todo ello es que, sean empleados o empresarios públicos o privados, detrás de todo ello hay seres humanos que se enriquecen lícita o ilícitamente de tu vida y tu muerte. GEMMA MANCHION URIBE Barcelona