La Generalitat anuncia su voluntad de expulsar del Pirineo al oso Goiat
El ejemplar traído de Eslovenia, a un paso de ser repatriado por su rara conducta
La cuenta atrás ha empezado para el oso Goiat. El titular de la Conselleria de Territori i Sostenibilidad de la Generalitat, Damià Calvet, anunció ayer a representantes de asociaciones ganaderas en una reunión en el Pallars Sobirà y a autoridades del Conselh Generau d’Aran que el Departament que dirige “tiene la voluntad de extraer del medio a este ejemplar”. Con lo que cabe interpretar que la Generalitat no pondrá ningún reparo a la captura y repatriación de Goiat, liberado hace dos años en el Pallars Sobirà, si los técnicos ratifican que nada se puede hacer para cambiar el comportamiento anómalo y agresivo de este ejemplar cuya única misión era acabar con el monopolio sexual de Pyros, padre abuelo y bisabuelo de la cuarentena larga de ejemplares que habitan en los Pirineos.
El conseller Calvet precisó que antes de acordar la captura y expulsión de los Pirineos de Goiat habrá que “cumplir ciertas medidas técnicas y administrativas”. La decisión de repatriar a un oso es tan excepcional –jamás se ha acordado algo así en las dos décadas de historia del programa de reintroducción del oso– que nadie parece tener claro si una orden tan drástica la puede tomar una sola administración. De ahí que Calvet informara ayer que antes de dar este paso “habrá que consultar con otras administraciones implicadas en el programa PyrosLife, como la francesa para acreditar que esta es la mejor solución”.
Goiat sólo podría salvarse de la repatriación, afirma una portavoz de la Conselleria de Territori, si se demuestra en las próximas semanas que el protocolo especial aplicado semanas atrás para corregir su comportamiento da resultados positivos. Los técnicos encargados de seguimiento de osos en los Pirineos han concentrado en los últimos días todos sus esfuerzos para seguir los movimientos de este ejemplar (es el único que lleva un dispositivo GPS) para que no reincida en sus ataques a ganado.
Goiat ha hecho gala desde su liberación de un comportamiento anómalo, que poco o nada tiene que ver con la conducta de la cuarentena de osos que habitan en los Pirineos. El joven oso esloveno ha destilado mucho descaro al acercarse a zonas pobladas y, lo más sorprendente para los técnicos encargados del seguimiento de los plantígrados en esas montañas, una especial predilección por el ganado equino. Este oso ha causado la muerte y devorado yeguas de más de quinientos quilos de peso, cuando lo habitual en entre los ejemplares de esta especie son ataques a ovejas o colmenas.
La Generalitat parece haber entendido que es mejor el “sacrificio” de un ejemplar que poner en peligro todo un programa de reintroducción con dos décadas de experiencia. Lo que hace presumir que el resto de administraciones implicadas en este proyecto de reintroducción no pondrán pegas el día que se firme la captura y expulsión de Goiat de los Pirineos. Otra cosa será decidir el destino de ese oso. Si se devuelve
Territori quiere validar su decisión con todos los implicados en el programa PyrosLife, como Francia
a su lugar de origen, Eslovenia, o le buscan otro hogar, siempre que alguien quiera acogerlo.
Tampoco está claro, en estos momentos, si la expulsión de Goiat servirá para calmar los ánimos en los territorios habitados por los osos. La oposición al programa de reintroducción está hoy más viva que nunca. Y buena parte de culpa del enojo de ganaderos de los Pirineos y también habitantes de esas montañas hay que achacársela al anómalo comportamiento de Goiat.
La protesta celebrada el pasado viernes contra el oso en Castanesa (Ribagorza oscense) es un fiel reflejo del paso atrás dado por este programa de reintroducción en los Pirineos. La foto tomada por un pastor de ese municipio que captó la peor cara del oso (aparece un ejemplar en posición de ataque ante un rebaño de ovejas) ha reavivado un grado de oposición hacia esos animales, sólo comparable a la vivida hace más de una década cuando la osa Hvala atacó a un cazador en Les.
Las administraciones implicadas en el programa PyrosLife (al que sólo le queda un año de vida) son plenamente conscientes del paso atrás dado en el programa de reintroducción por los ataques de Goiat y fotos como las de Castanesa. Lo que explica la toma de medidas inmediatas para recuperar el mensaje de que osos y humanos pueden convivir.