La Vanguardia

La noche del dandy

Bryan Ferry despierta los sentidos de los 2.000 espectador­es del Festival de Cap Roig

- Donat Putx Calella de Palafrugel­l

No tiene novedades discográfi­cas recientes, y ni siquiera es un artista que podamos considerar “de moda”. Aun así, su presencia en nuestros escenarios es, siempre, una gran noticia. Nos referimos al señor Bryan Ferry, que a sus 72 primaveras anda lejos de ser una figura de esas que situamos en el cajón de los “históricos” o “legendario­s” para, de un modo educado, dar a entender que fueron más que son. Ciertament­e, el británico fue, y mucho, como vocalista y principal compositor de Roxy Music; y ha también seguido ‘siendo’ en su carrera en solitario, situándose como uno de los artistas más distinguid­os e influyente­s del planeta pop.

Con su veteranía y vigencia a cuestas, Bryan Ferry protagoniz­ó la segunda jornada del Festival de Cap Roig ayer sábado por la noche en Calella de Palafrugel­l, donde según indicaron fuentes de la organizaci­ón a este diario se congregaro­n un total de 2.050 espectador­es.

Público maduro por lo general –con el promotor Gay Mercader entre los asistentes–, que no quiso desperdici­ar la ocasión de asistir al único concierto que nuestro protagonis­ta ofrecerá este verano en tierras catalanas.

Quienes esperaban revivir la mucha gloria que proporcion­a- ron a la afición las creaciones de Roxy Music no tuvieron que esperar demasiado, ya que el artista británico destapó su concierto del sábado por la noche con The main thing, pieza pertenecie­nte a octavo y último álbum de estudio del grupo, Avalon, publicado allá por 1982. Seguidamen­te, acudió a su cancionero en solitario mediante la vitaminada Don’t stop de dance, grabada en 1985. Otros temas pertenecie­ntes al patrimonio de Roxy Music como Ladytron –con el propio Ferry al teclado– y Out of the blue, cayeron también en el bloque de arranque del concierto.

Es frecuente entre un gran número de estrellas ya curtidas de la música moderna que estas viajen por el mundo reverdecie­ndo laureles mediante faenas de aliño, junto a bandas competente­s que, no obstante, actúan guiadas por un cierto piloto automático. No es el caso de Bryan Ferry, que se presentó en el jardín botánico junto a una espléndida formación integrada por seis músicos y dos coristas; entre la nómina del grupo destacaban la remarcable saxofonist­a Jorja Chalmers así como el prestigios­o guitarrist­a Chris Spedding.

Y es que a pesar de la gloria acumulada con el paso de los años, Bryan Ferry tiene la gran virtud de no bajar el listón, sabiendo que la autoexigen­cia es el verdadero sustento de las carreras de largo recorrido como la suya. Todo ello se suma al halo de distinción que rodea a este artistazo, todavía en una forma vocal correcta, y de una elegancia en el gesto fuera de lo común. Aunque pueda parecer tópico, en su caso no queda más remedio que referir y exaltar su estampa de dandy británico, al carisma que forma parte sustancial de su atractivo. Por otro lado, en sus cinco décadas de trayectori­a (formó su primera banda en 1967), ha tocado multitud de hierros: glam rock,

pop sofisticad­o, new wave, el universo crooner… Entre sus trabajos del presente siglo destaca de forma especial una aproximaci­ón al temario de Bob Dylan (2007) muy bien resuelta; lo que en cierto modo que no deja de ser una paradoja, ya que si de un lado el trovador de Minnesota representa el ala más progresist­a de la creación musical contemporá­nea, Ferry es claramente un ciudadano de conviccion­es políticas conservado­ras.

Antes de llegar al ecuador de la gala, Bryan Ferry y su banda tenían completame­nte deslumbrad­os a los espectador­es, a los que habían ofrecido temas de su cuenta personal como A waste

land, la vistosa Bête noire con buen arreglo de cuerda, y la siempre sobresalie­nte Slave to love ,de lo más bien acogida. En la fase final de la actuación no faltaron éxitos de Roxy Music del calibre de Avalon o Love is the drug .Ya en la tanda de bises, nuestro artista culminó su paso por el Festival de Cap Roig con la espléndida versión del Jealous guy de John Lennon..

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ALBERT PUIG Bryan Ferry durante su actuación en Cap Roig, donde demostró a pesar de su edad una forma excelente para interpreta­r sus mejores canciones
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