“El trofeo del Mundial no es nada del otro jueves”

Usted es el escultor de las manos. Debería ser el de las mariposas. ¡Son manos vivas!

¡Gracias! Aunque esculpo otras cosas, con las manos consigo transmitir un mensaje universal, incluso en países árabes, pese a sus limitaciones a la escultura figurativa del cuerpo humano por causas religiosas.

¿Dónde acaba la escultura y dónde comienza la poesía?

Mis esculturas son la interpretación de la poesía. De lo contrario, serían cosas huecas, que no contagiarían emociones.

¿Qué le parece el trofeo de la Copa del Mundo?

Nada del otro jueves, la verdad. Los trofeos de los premios Laureus me gustan mucho más.

¿Era futbolero su padre, el gran Anthony Quinn?

¡Jugó de portero en un equipo de Los Ángeles! Pero lo que más le apasionaba era el tenis.

¿Y a usted?

Yo compito en carreras de enduro extremo.

¡Un escultor arriesgándose a una fractura en las manos!

Eso mismo dice mi mujer. Acaban de quitarme los puntos por una lesión en la clavícula, pero voy en moto desde que era muy niño y prefiero lamentarme por las cosas que no he hecho y no por las que sí he hecho.

Tiene obras en el Hermitage y en ciudades de todo el mundo. ¿Cuándo tendrá una en un estadio de fútbol?

Me han encargado una recientemente. Todavía no le puedo decir para qué club, pero sí en qué país: Inglaterra.